Hace unos días, uno de los alumnos de
uno de mis cursos de iniciación, me preguntaba, un tanto extrañado,
si no sería lógico que la marcha nórdica (MN) estuviera en la
federación de atletismo, en lugar de en la de montaña. Le expliqué
rápidamente que las cosas no siempre están como deberían, o mejor,
como creemos que deberían estar. En atención a él, y a otros que
puedan hacerse esta misma pregunta, escribo la historia de hoy, la
crónica de lo que para mí ha sido una penosa falta de entendimiento
de nuestro deporte por parte de las federaciones españolas de
montaña. Una historia que comienza en los países nórdicos, hace
un cuarto de siglo, y que se sigue escribiendo, a día de hoy, en
nuestra tierra.
Los países nórdicos siempre han
estado en cabeza en lo que a actividad física saludable se refiere.
Los que tenemos una edad hemos experimentado aquellas clases de de
educación física, de pocos medios y “tenis” en la cartera, en
las que la gimnasia sueca era la estrella. Todos hemos admirado la
constitución física de los nórdicos (y nórdicas, por remedar a
algunos de nuestros políticos más ridículos) que visitaban nuestro
país, fruto, sin duda, no sólo de la presencia de determinados
genes, sino también de una práctica deportiva constante y sana. El
esquí de fondo, quizá el deporte individual más popular en todos
estos países, ha sido hasta hace un par de décadas la actividad
física más completa, equilibrada y sana que se conocía, con el
inconveniente de la necesidad de un elemento estacional, la nieve,
del que estos países sólo carecían unos pocos meses al año. Y
esos meses no dejaban por eso de hacer deporte, sino que seguían
saliendo a andar con sus bastones de esquí, a pesar de lo inadecuado
de su tamaño. Hasta que un fabricante finlandés de material de
esquí vio una oportunidad de negocio en el desarrollo de unos
bastones específicos para andar con ellos, con una técnica similar
a la del esquí de fondo, y bautizó este “nuevo” deporte como
“nordic walking”, lo que nosotros hemos traducido como marcha
nórdica.
Los alemanes que, entre otras
virtudes, siempre han sentido una especial atracción hacia el culto
a la salud y al cuerpo, comprendieron inmediatamente la potencialidad
de este deporte, fácilmente importable y exportable, susceptible de
ser universalizado, una vez desembarazado de su inicial dependencia
de la nieve. Así, en Alemania se pasó de cero practicantes en el
año 2000, a cinco millones de practicantes, en el 2005, al parecer,
con una importante apuesta de la seguridad social por esta
oportunidad de mejorar la salud de su población, disminuyendo gastos
de asistencia médica y farmacéutica. Y ellos fueron los
principales motores del desarrollo de la Técnica ALFA, para sacar de
los bastones el máximo beneficio físico posible para el usuario. Y
fue de la mano de alemanes afincados en España, como llegó este
deporte a nuestro país, durante la primera década de este siglo.
Durante algunos años, los primeros
que nos interesamos por esta ilusionante actividad física, anduvimos
practicándola como pudimos, aunque ahora, a toro pasado, he de decir
que no lo hicimos nada mal. Y es que la técnica de la marcha
nórdica es tan natural, simple y racional, que cualquiera puede
llegar a dominarla sin necesidad de maestros ni libros de texto,
aunque es cierto que ambos ayudan a acelerar y completar el proceso.
E incluso empezamos a organizar nuestras primeras competiciones, como
Dios nos dio a entender, con mucho esfuerzo y buena voluntad por
parte de todos.
Pero nuestro incipiente deporte estaba
huérfano de federación. Eramos cuatro y el de la gaita. El
consejo superior de deportes no está por la creación de nuevas
federaciones; ya tiene bastantes movidas con las que hay. Las
federaciones con posibilidad de acoger la MN como una de sus
actividades no veían “negocio” en este nuevo deporte, de
práctica minoritaria, con competiciones sin muchas perspectivas de
superar el centenar y medio de participantes, y con pocas lesiones
que, a la postre, es lo que te anuncia el número de licencias
federativas que vas a poder vender.
Por fin, cuando después de tibios y
fracasados intentos de acercamiento a la federaciones de atletismo,
algunas federaciones autonómicas de montaña (balear, andaluza,
murciana) fueron “acogiendo” la MN como una de sus actividades
físicas, a muchos nos pareció que empezábamos a salir del limbo en
el que habíamos vivido, aunque la mayoría no estábamos seguros de
que estas federaciones reconociesen la verdadera importancia y, sobre
todo, la potencialidad de este deporte.
Para
no quedarse al margen de estas iniciativas autonómicas,
la
Federación
Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME),
a nivel nacional, reconoció en junio de 2015 la MN como una de sus
actividades. La Federación
de Montañismo de la Región de Murcia (FMRM),
ya había decidido, en octubre del 2014 la inclusión de la MN en sus
estatutos, iniciando la implementación de dicha decisión con la
creación del Comité de MN, el 28 de octubre del 2015, “con la
finalidad de promocionar y desarrollar la Marcha Nórdica (Nordic
Walking) por todo el territorio murciano”.
Como
miembro fundador de dicho Comité, propuse el siguiente texto, a
modo de declaración de principios:
“La técnica de la MN es una herramienta de gran utilidad para el
practicante de senderismo, montañismo y carreras de montaña. Sin
embargo, el valor principal de la MN reside en su potencialidad como
deporte específico, completo, saludable, apto para todos, económico
y practicable en cualquier entorno y condición“. El
texto fue
aceptado
y aprobado por todos los miembros del Comité, y todavía figura hoy
en
su sitio web, a pesar de que estoy
convencido de que ningún
miembro de la FMRM
comprendió entonces, ni ahora, el calado de este párrafo.
Sinceramente
creo que ni la FMRM, ni la FEDME, han entendido nunca la grandeza y
la potencialidad de este maravilloso deporte, ni han reconocido,
implícita o explícitamente, la finalidad descrita dos párrafos más
arriba, de “promocionar y desarrollar la MN” dentro de su
jurisdicción territorial, ni en su aspecto de práctica deportiva,
ni en el competitivo.
Como
práctica deportiva, las federaciones de montaña siempre han
confundido la MN
con
el senderismo.
Sin menoscabo de esta actividad, que me enorgullezco de practicar,
la MN es
un deporte individual, como correr o nadar, que procura enormes
beneficios a quién la practica de forma habitual (corrige
la postura y ayuda a prevenir/corregir problemas de columna,
articulares, aumenta la oxigenación general, mejora la circulación
y la producción de endorfinas, quema grasas, aumenta la autoestima …
apto para toda edad y condición física, desde niños y gente con
movilidad reducida hasta deportistas de élite, que se puede
practicar en cualquier
lugar
y momento). Para hacer MN no se necesitan conocimientos especiales
de orientación y movimiento en montaña, algo muy adecuado para un
senderista; ni
el instructor de MN necesita conocimientos para llevar un grupo por
la montaña.
Yo hago marcha nórdica todos los días, sin ir a la montaña. Es
más, cuando hago senderismo de montaña, son pocas las ocasiones en
las que puedo aplicar la técnica de la MN, a pesar de mi interés.
En
cuanto a las competiciones de MN, las federaciones de montaña las
siguen confundiendo con carreras por montaña,
con recorridos en línea o circuitos tan largos que en nada ayudan a
la eficaz actuación de los árbitros durante
la competición que,
en este disciplina, a diferencia de las carreras por montaña, es
esencial. Un
reglamento que nisiquiera contempla como finalidad de las
competiciones la citada de “promoción y desarrollo” de la MN, ni
determina las características mínimas que debe reunir un circuito
de competición para permitir el desarrollo de una técnica correcta,
algo
difícil de conseguir en un entorno de montaña. Un
reglamento utiliza
en su articulado vaguedades tales
como
“mucho”
o “excesivo”, no es serio, pero sobre todo, un reglamento que
no reconoce la dificultad de apreciar a simple vista la realización
correcta
de la
técnica de
la MN,
permitiendo
que
un sólo árbitro pueda
decidir
la descalificación de un competidor, es
una demostración palpable de la falta de comprensión de la esencia
de este deporte por parte de las federaciones de montaña.
La verdad es que la MN no necesita una
federación. Como no se necesita una federación para correr. La MN
sólo necesita una persona consciente de la necesidad de practicar un
deporte barato, sano y sencillo, el más
completo y equilibrado de los conocidos, que trabaja activamente más
del 90% de los músculos y articulaciones de nuestro cuerpo … y un
par de bastones. Ahora,
si decidimos que debe haber competiciones de MN (algo de lo que yo
estoy bastante desengañado), sigo pensando, como al principio, que
las federaciones de atletismo, teniendo la experiencia de la marcha
atlética, están mucho más preparadas que las de montaña para
entender y atender las necesidades organizativas, reglamentarias y de
arbitraje de este deporte.
Sigo convencido de que, aunque sólo
sea por pura ambición, como ya sucedió en las carreras de montaña,
el día que se vean 300 pares de bastones en la línea de salida de
una competición de MN, las federaciones de atletismo saltarán a la
arena para reclamar la MN como una actividad propia. Y es posible
que los nordicompetidores prefieran entonces una federación que
cuenta con más de cien años de experiencia y evolución en intentar
enjuiciar con mesura y justicia la técnica de sus marchadores. Si
las federaciones de montaña siguen interesadas en este deporte, más
les vale que empiecen a ponerse las pilas. ¡Ya están tardando!
Y tú, pasa de federaciones,
competiciones y otras vainas, y saca tus bastones del paragüero …
¡todos los días!
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