La marcha nórdica es un deporte equilibrado y completo, posiblemente
el más equilibrado y completo, junto con el esquí de fondo, con la
ventaja sobre éste de poder ser practicado en todo momento y lugar,
y por cualquier persona, sea cuál sea su condición física y edad,
con muy diferentes objetivos, desde una terapia recuperadora hasta un
entrenamiento para atletas de élite, pasando por el mantenimiento y
la práctica deportiva habitual.
Tanto en mis cursos de iniciación, como en mis conversaciones con
compañeros instructores, como tuve la oportunidad de hacer durante
el reciente Seminario Nordicartagena 2016, siempre intento remarcar
este carácter polivalente y universal de este extraordinario
deporte.
Precisamente porque no quiero renunciar a (ni privar mis alumnos de)
ninguna de las múltiples posibilidades de la marcha nórdica, es por
lo que me resisto y opongo al etiquetamiento de nuestro deporte por
una sola de ellas. La marcha nórdica no es un deporte para gente
mayor o con problemas físicos, aunque me encanta que nosotros
también podamos practicarla. No es un deporte para senderistas,
aunque su técnica sea un verdadero regalo para los que caminamos con
bastones en la naturaleza; ni para corredores por montaña, aunque
también haya dado cursos específicos para este sector, muy
agradecidos por sus practicantes. Como repito continuamente, la
marcha nórdica es un deporte para todos, y para todo.
Cuando
las federaciones de montaña empezaron a interesarse por este
deporte, a muchos nos asustó la idea de que se restringiera su
practica al ámbito del monte, o de la naturaleza en general. A
pesar de todo, algunos pensamos que el encuadramiento en una
federación bien experimentada, ayudaría al desarrollo de la marcha
nórdica en todo su potencial: un deporte de masas.
Siendo federado en montaña desde hace años, senderista, amante de
la naturaleza y de la marcha nórdica, con esa idea contribuí a la
constitución del Comité de Marcha Nórdica (CMN) de la Federación
de Montañismo de la Región de Murcia (FMRM). Desde él, he tratado
desde el primer momento de preservar el carácter polifacético de
este deporte, intentando que no se redujera a un simple “caminar
con bastones por el monte”, o una forma no muy bien diferenciada de
“senderismo”. Tengo que confesar que a pesar de lo que hay
escrito en nuestros estatutos, no siempre he tenido éxito en que mis
compañeros compartieran plenamente esta idea, o al menos esa es mi
impresión, ni que los directivos de la Federación comprendiesen la
extraordinaria particularidad de la marcha nórdica.
Ahora, cuando la Federación Española de Deportes de Montaña y
Escalada (FEDME) ha reconocido la marcha nórdica como una de sus
actividades, y el Consejo Superior de Deportes le ha conferido el
marchamo de deporte federado, la FEDME acaba de publicar un borrador
de reglamento para sus competiciones y convoca a los clubes de toda
España para que oferten pruebas para el campeonato y la copa del año
próximo, a mí me vuelven las dudas sobre lo adecuado del camino
emprendido. Me explicaré.
En
lo que se refiere al borrador de reglamento de la FEDME, hasta
dónde yo sé, en el momento de su redacción había en España tres
reglamentos de competiciones de marcha nórdica aprobados a nivel
regional, de las federaciones balear, andaluza y murciana. El
nuestro, por no sé qué razón, no se utilizó como referencia, ni
fuimos invitados a participar en la redacción del borrador nacional.
Si no hubiera sido así, probablemente el borrador de la FEDME
diría, como el nuestro, que la finalidad de las competiciones de
marcha nórdica es fomentar la práctica de la marcha nórdica en
general, sobre todo entre los sectores de edad más jóvenes, en
lugar de todos los lugares comunes, insustanciales, que menciona en
dicho apartado.
No voy a entrar en asuntos manidos y muy tratados en este blog, como
el tema del “trote” o el de la incomprensible inquina hacia la
marcha atlética, de cuyas competiciones y experiencia deberíamos
aprender, en lugar de ignorar o denostar. Increíble que esto se
siga reflejando en reglamentos serios.
Sin embargo, no tengo más remedio que mencionar el problema del
enjuiciamiento técnico de estas competiciones. En la actualidad no
hay en España árbitros con una mínima experiencia en
competiciones. Las celebradas hasta el momento con un cierto
carácter (no oficial) nacional, o pan-regional, o no han tenido
árbitros, o éstos se han formado (en el mejor de los casos)
específica y expeditamente para el control de esa competición
concreta. Las regionales, se ha controlado por árbitros “formados”
con la mejor voluntad por otros compañeros, sin demasiada (por decir
algo) experiencia, ni siquiera como competidores.
Estos árbitros, casi todos con una venerable edad, según el
borrador de la FEDME, habrán de subirse en una bicicleta, con mayor
o menor habilidad y reflejos, para, sorteando baches y competidores,
observar, a simple vista, si un marchador tiene simultaneamente los
dos pies, o los dos bastones, en el aire, o si su mano pasa
completamente o no de la cadera, y decidir, sobre la marcha (y la
bicicleta), si deben ser sancionados o no.
Lo anterior, ya parece de por sí una osadía extrema. Pero la cosa
no acaba ahí. En la marcha atlética, esa que lleva cien años de
competiciones y de la que no queremos aprender, un marchador puede
ser amonestado (tarjeta amarilla) dos veces, sin penalización alguna
(quizá porque son conscientes de los errores que sus árbitros
pueden cometer al tener que enjuiciar a bote pronto y “a simple
vista”, a pesar de no ir en bicicleta y de haber sido, normalmente,
competidores experimentados antes de formarse como jueces). Tras
tres amonestaciones, al menos de dos árbitros diferentes, el posible
infractor puede ser descalificado. Según el borrador de reglamento
de la FEDME, la primera tarjeta amarilla conlleva una penalización
de 2 minutos, y la segunda, 4 minutos. Cualquiera que haya
competido, intentando hacer podium o batir su propia marca, sabe de
sobra lo que eso significa.
Al margen de lo anterior, que considero gravísimo, yo invitaría a
los redactores del citado borrador a revisitar ciertas
inconsistencias, o falta de claridad, en los puntos 4 (simplemente,
no lo entiendo), 6 (si las tarjetas blancas no se comunican por
radio, ¿cómo sabe un árbitro que se ha advertido a un marchador
más de dos veces por el mismo motivo?) En los apartados siguientes
volvemos diferenciar entre trotar (tarjeta amarilla) y correr
(tarjeta roja). Necesito que alguien me lo explique. Ambas palabras
suponen un tiempo de suspensión entre paso y paso, que es lo que
debe estar prohibido, y no conceptos que no se aclaran e inducen a
crear confusión. Pero claro, con la definición del apartado 5.1,
no me extraña leer estas cosas. Y vuelta a la marcha atlética
(esto es ya una fijación). 6.2 (no entiendo que los organizadores
de una competición tengan que controlar el seguro deportivo
contratado por la FEDME para sus federados. Digo yo que eso vendrá
garantizado por la propia tarjeta federativa). 7.1 (volvemos a
hacerle el negocio a los vendedores de bastones, pero esa es una
batalla que doy por perdida). 7.2 (que alguien busque en el DRAE qué
es una dragonera... y que me lo cuente). 7.3 y 7.4, son generalidades
que no me aclaran qué está permitido y qué no. En 9.6 se han
olvidado del público. En 10, se amonesta al competidor que lleva
auriculares, sin que se haya prohibido en el reglamento. Según
14.7, la Nordicartagena 2016 ha sido una competición ¿en medio
natural? ¿en medio urbano? Francamente, ¿importa mucho? Me parece
una restricción innecesaria el asociar estas competiciones a la
naturaleza del firme y, sobre todo, calificarlas en función de
porcentajes del mismo. Finalmente, el punto 18.6, tal como está
redactado, invita a violar otros artículos del reglamento.
En general, se nota un excesivo favoritismo por los recorridos en
línea, contra los circuitos, mucho más fáciles de arbitrar, sin
necesidad de exponer a jueces y participantes al peligro de las
bicicletas. En mi opinión, esto denota una falta de experiencia en
la organización y control de competiciones, por no mencionar la
posible necesidad de evacuación de un accidentado. Se ha copiado
demasiado del reglamento de carreras por montaña, sin tener en
cuenta que para la marcha nórdica no valen los mismos escenarios.
Por otro lado, incomprensiblemente, el borrador de la FEDME no hace
nada por ampliar el espectro de las competiciones de marcha nórdica
a escenarios de la naturaleza que en alguno de sus tramos no permitan
la práctica de la marcha nórdica diagonal, cosa que el reglamento
de la FMRM trata, con mayor o menor fortuna, pero como corresponde al
ámbito de su redacción, al menos lo intenta.
He compartido todos estos comentarios e inquietudes con compañeros y
directivos de la federación murciana, sin que hayan merecido el
apoyo suficiente para ser puestos en conocimiento de los redactores
del citado borrador de manera oficial. Si hoy los publico en mi
blog es por una necesidad de compartirlos con otros
que puedan tener la mismas inquietudes, en cualquier parte de España,
y con la tenue esperanza de que lleguen a quienes puedan tenerlos en
cuenta en posibles revisiones del borrador.
En lo que se refiere a la convocatoria de ofertas de pruebas a
incluir en el calendario de la FEDME para el año que viene, que
nos llega con menos de un mes para contestar, hay dos aspectos que me
retienen a la hora de incluir en ese calendario la Nordicartagena
2017. El primero es mi frontal desacuerdo con el actual borrador de
reglamento por el que se tendrían que regir estas competiciones,
sobre todo en lo referente al sistema de arbitraje y amonestaciones.
Tampoco las calificaciones y restricciones de las pruebas en lo que
se refiere al medio natural o urbano me animan en ese sentido. El
segundo aspecto conflictivo es la restricción de la participación
de personas no federadas. La marcha nórdica, hoy por hoy, mueve a
una mayoría de no federados, a los que de alguna manera se veta la
participación en competiciones si no pasan por el aro de la tarjeta
federativa. Yo llevo muchos años federado en montaña, pero sigo
sin entender que se vete o se cobre un plus que exceda el mero seguro
de la competición a los no federados, o que se trate de alcanzar un
acuerdo para que otras federaciones (atletismo, por ejemplo) cubran
la participación de sus federados en estos eventos. La restricción
actual supondrá un beneficio (económico) para la federación, pero
sin duda perjudica la promoción de la marcha nórdica.
En conclusión, con harto dolor de mi corazón, porque tenía grandes
esperanzas (y las sigo teniendo) de que la marcha nórdica ganaría
en el seno de la federación, creo que el año que viene, si vuelvo a
organizar la Nordicartagena, no estará en el calendario de la FEDME.
Insisto, nadie lo siente más que yo.
Similares consideraciones son de aplicación a la competición de
Aranjuez para el año próximo, suponiendo que los organizadores de
la media maratón de Aranjuez, en cuyo seno se desarrolla esta
prueba, me pidieran que, como en los dos años anteriores, me
encargase de su preparación y control. Si son otros los encargados, a ellos competerá la decisión, y yo me limitaré a o que realmente me gusta de la competición: participar.
En cualquier caso, mis reticencias a aceptar el actual borrador de
reglamento se restringen al terreno organizativo: moralmente no puedo
imponer a los participantes en una prueba que yo organice un
reglamento que considero ilógico. En ningún caso de trata de un
boicot: a nivel personal me plantearé la aceptación del reglamento
de cada competición para decidir si participo en ella o no, y no
descarto a priori la participación en pruebas del calendario FEDME.
De
todas formas, con FEDME o sin ella, compitiendo o no, no dejéis de
darle marcha a vuestros bastones. Disfrutad con ellos.