La
tercera edición de la competición de Aranjuez me ha dejado un sabor
agridulce...
Creo
que todo en la vida tiene aspectos positivos y negativos. Nada es
blanco o negro … siempre hay diferentes matices de grises, claros y
oscuros. En esta competición ha habido aspectos muy positivos, como
el número de participantes inscritos (138, de los que 107
completaron los 14.580 metros del recorrido), o la cantidad y calidad
de los árbitros de la competición (10, que realizaron un curso
específico de preparación on-line a lo largo de casi un mes, entre
los que había 4 árbitros FEDME, 3 de los cuales eran también
árbitros de la Federación de Montañismo de la Región de Murcia,
de cuyo reglamento de marcha nórdica competitiva emanaba el
reglamento de la competición de Aranjuez).
Sin
embargo, creo que en los juicios críticos, si queremos que realmente
sirvan para mejorar, tenemos que centrarnos en los aspectos
negativos, los fallos; identificarlos, tratar de encontrar las causas
y ver la forma de prevenirlos en el futuro. Cumple, además, tratar
de hacer esto lo más rápido posible tras el evento (hot wash-up, o
lavado en caliente, lo llamábamos en la OTAN), antes de que se
olviden o de que la benéfica acción del tiempo los dulcifique y
enmascare.
El
reglamento de la carrera, esa espinita... En su
artículo 9, este reglamento, que se encontraba en la misma pestaña
de la inscripción para esta prueba, leía textualmente: “Cada
participante, mediante la inscripción en la carrera, acepta este
reglamento.“
Suponer que todo el que se inscribe en una competición se lee el
reglamento de la misma antes de inscribirse, aunque parezca lógico,
demuestra en la práctica ser una suposición bastante alejada de la
realidad. Y lo peor es que yo lo sé…
Para
la Nordicartagena 2016, una llamada en el mismo formulario de
inscripción recordaba a los aspirantes la obligatoriedad de conocer
el reglamento antes de inscribirse. Después, en varias ocasiones
entre la inscripción y la competición, reiteré a todos los
inscritos este extremo...y creo que ese esfuerzo dio su fruto. La
gente acudió el día de la competición sabiendo a lo que iba.
Sin
embargo, en Aranjuez, al estar imbricada la prueba de marcha nórdica
en el marco de una media maratón, cuya organización no me
correspondía, descuidé este aspecto de “machaqueo” del
participante para que se leyese el reglamento, aparte de que el
reglamento tenía que incluir, forzosamente, aspectos de la
competición general que en poco o nada se relacionaban con el
específico de la marcha nórdica.
La
evidente no lectura del reglamento debe ser la causa de que la mitad
de los competidores no cumpliera con lo especificado en el artículo
20 del mismo “Los
nordimarchadores deberán encontrarse en su cajón de salida a las
10.30, para control de material y equipo y asistir a la Reunión
Informativa que tendrá lugar a esa hora.”
Esto,
aparte
de abundar en su desconocimiento del reglamento, supuso que no se
integrasen en su correspondiente “cajón” por velocidad promedio
esperada, contribuyendo de esa manera a aumentar el peligro inherente
a la proximidad entre competidores durante la salida, el momento más
crítico de toda carrera en lo que a seguridad se refiere. Sin duda,
la no presentación a la hora de la convocatoria previa deberá ser
causa de eliminación en futuras competiciones.
Seguro
que tampoco leyeron el reglamento (artículo 21
sobre normas a observar por los marchadores “A-
Utilizar dos bastones que le permitan realizar correctamente la
técnica diagonal de marcha nórdica”
los
cinco
inscritos que
se
presentaron a la competición con un sólo bastón … y fueron
eliminados de la competición. Estos inscritos (no me atrevo a
llamarlos competidores, y mucho menos nordicompetidores, ya que
evidentemente no tenían ni la menor idea de lo que es la marcha
nórdica) hicieron todo el recorrido, a pesar de la advertencia de
los árbitros de que estaban eliminados, pero habían pagado su
inscripción y los árbitros no tenemos capacidad real (y no creo que
legal) para sacarlos de la competición. Tampoco sé si las fuerzas
de orden público, si hubiesen estado a mano, habrían podido ser
requeridas para colaborar en este caso. Este es un asunto que nunca
tratamos en nuestros cursos de arbitraje y que, desde aquí, elevo a
consideración
y consulta.
Otros
casos, como los de algún competidor que llegó
sin conteras de goma, a pesar de su obligatoriedad para la salida
(artículo 21
H) pudieron ser remediados gracias a la colaboración de otros
competidores y árbitros. También
la sesión de perfeccionamiento técnico del día anterior sirvió
para que algunos competidores que asistieron no llegasen a la prueba
con ropa antirreglamentaria.
Tampoco
creo que leyese el reglamento, al menos no con atención, el
competidor que fue eliminado por tres amonestaciones, de dos jueces
distintos, por “clavar” el bastón con la mano completamente
abierta (en realidad, no agarraba la empuñadura en ningún momento).
Según el artículo 21 G del reglamento, los marchadores deben
“sujetar
con fuerza el bastón en el momento de “clavar” para evitar
rebotes y cruces que puedan provocar accidentes.”
Sentí
especialmente esta descalificación por mi aprecio personal hacia el
descalificado, a quién busqué tras la competición para
hablar del tema, desgraciadamente sin éxito...gajes del “oficio”.
Seguro
que tampoco
leyeron el reglamento, al menos no con la atención requerida y,
desde luego, no hasta el punto de corregir hábitos expresamente
prohibidos por el mismo, la mayoría de los que recibieron la
treintena larga de amonestaciones realizadas por los árbitros de la
competición, ni los cientos de advertencias verbales realizadas sin
sanción. Aquí tengo que agradecer la paciente labor “educativa”
de los árbitros durante esta fase inicial de la marcha nórdica
competitiva, labor muchas veces reconocida con el agradecimiento del
propio competidor en el momento de ser advertido, pero siempre útil,
a mi modesto entender. Algo,
que también habrá de ir desapareciendo en el futuro.
Gran
parte de esas amonestaciones tenían que ver con la seguridad (no
mantener distancia al competidor que les precedía, o marchar en
paralelo o por el centro de las calles, dificultando la progresión
de otros competidores), pero también las hubo técnicas (mano que no
llega a la cadera, bastones apoyados tras el pie retrasado), e
incluso alguna por tener los dos bastones en el aire, a pesar de lo
difícil que es observar esto a simple vista. Que yo sepa, ninguna
por tener
los dos pies en el aire,
a pesar de la alegría con que algunos
osados
dicen que tal o cual corre, o
trota.
En
este sentido, tengo que reflejar aquí los comentarios de algunos
competidores en relación con cierto
altercado, sin duda lejos de la presencia de un árbitro, en el que
algún participante increpó a otro por alguna supuesta falta
técnica. Tengo que advertir desde aquí, y pedir a los que se
presten a la difícil e ingrata tarea del arbitraje, que se castigue
con la máxima severidad estas conductas, totalmente contrarias a la
más simple expresión del espíritu deportivo requerido entre
competidores. Si hay una conducta que se merezca una tarjeta roja
directa, para mí, es ésta.
Pero
el problema es que, a pesar del número y preparación de los
árbitros de esta competición, la realidad es que no se pueden hacer
competiciones de marcha nórdica en línea, con un mínimo de
garantías. Es por eso que insto a quienes organicen esta bonita
competición en próximas ediciones, a que la organicen en un
circuito, lo
que
sin duda es fácil en el precioso entorno de los jardines y sotos de
Aranjuez. Un circuito entre 2 y 4 km, al que los competidores den
entre 4 y 6 vueltas, podría ser mucho mejor vigilado por la misma
cantidad de árbitros, los marchadores observarían la técnica con
más cuidado y la competición se desarrollaría con bastantes menos
incidentes. Yo noté la diferencia entre las competiciones del año
pasado en Aranjuez (recorrido en línea) y Cartagena (recorrido en
circuito). Y no es mi apreciación, sino las conclusiones de las
horas de visualización y análisis de la técnica de competidores
que participaron en ambas pruebas.
El
organizar competiciones de marcha nórdica dentro de otras pruebas,
como la media maratón de Aranjuez, comporta desafíos desde el punto
de vista del enjuiciamiento técnico, muy difíciles de superar,
mientras la labor de los árbitros tenga que depender del juicio “a
simple vista”. Pero no quiero decir con esto que no puedan
participar nordimarchadores en estas pruebas y otras de corte
“popular”. Todo lo contrario. Cualquier nordimarchador puede (y
yo desde aquí lo animo a que lo haga, como yo mismo lo hago)
aprovechar estas ocasiones para participar en un ambiente
competitivo, exigiéndose a sí mismo la
observación de las
normas básicas
de
una competición de marcha nórdica. Naturalmente, llegará con los
últimos corredores (obsérvese que digo “con” y no “tras”),
y no tendrá trofeos al uso, pero disfrutará de la carrera y será
un buen entrenamiento de “ritmo competición”, y el premio que
obtenga
de
su lucha con su marca personal, o la satisfacción de la meta
alcanzada.
En
fin, escribo todo esto en la esperanza de que pueda servir para
quienes andan inmersos en este complicado mundo de la organización y
arbitraje de competiciones de marcha nórdica, y de los interesados,
en cualquier forma, por estos asuntos que a mi (hay gente “pa to”,
decía El
Gallo)
me apasionan. … pero como no quiero acabar estas líneas con la
parte agria de mis sensaciones tras esta experiencia de Aranjuez, las
termino haciendo referencia a ese podium de féminas sub-dieciocho,
ocupado por tres campeonas de 12, 13 y 14 años, y
una de 17 como tercera absoluta, que
sin duda compensa, con creces cualquier otro aspecto, manifiestamente
mejorable, de esta bonita competición, y es un aliciente para todos
los que amamos este deporte y una llamada de atención para que la
FEDME revise las categorías (entre otras muchas cosas) contempladas
en su reglamento actual para competiciones de marcha nórdica.