domingo, 26 de julio de 2020

ZAPATILLAS DE MARCHA NÓRDICA


En 1984 tuve el privilegio de asistir a un curso de seis meses en EEUU. Allí fue dónde compre mis primeras zapatillas Saucony, y dónde mis pies aprendieron la diferencia entre unas zapatillas y unas buenas zapatillas … y yo comprendí que si el deporte (en aquella época corría fondo) forma parte importante de tu vida, la inversión en zapatillas está siempre justificada.

A pesar de la excelente impresión que me causaron, la suela se desgastó demasiado pronto. Recuerdo que las zapatillas venían con un resolado gratuíto si la suela no aguantaba el año, pero yo, desgraciadamente, tuve que regresar a España antes de ese plazo.

Quizá fue por eso que no volví a utilizar esta marca hasta hace cuatro años cuando, buscando unas zapatillas que tuviesen la puntera reforzada (por ahí es por donde primero se me iban en la marcha nórdica, como se ve en la foto) dí con unas Saucony Xodus ISO 2 en una tienda de deportes (nunca compréis una zapatilla que no hayáis usado antes sin haberla probado).

La experiencia fue tan positiva, que no he dejado de usarlas desde entonces, pasando el año pasado al modelo siguiente de esta línea (Xodus ISO 3), y habiendo comprado este año las ISO 10 que, según el fabricante, son la continuación de las ISO 3.

Efectivamente, tras probarlas (ahora mismo llevo un modelo en cada pie, para la prueba “in-doors” que siempre hago cuando las compro on-line, por si las zapatillas no me van y tengo que devolverlas) puedo confirmar que no noto ninguna diferencia entre ellas, a pesar de que las ISO 3 (en negro y amarillo)  ya llevan cerca de 1000 km.

A falta de confirmarlo en el campo, me atrevo a asegurar que los dos modelos tienen la misma excelente comodidad y agarre, tanto para asfalto como trail. Las suelas de los dos modelos son bastante similares, excepto en el talón, dónde la forma recogida, más agresiva para terrenos de montaña, que le daba a la ISO 3 el único “pero” por una cierta inestabilidad, ha vuelto a la línea de la ISO 2, de “pestaña” amplia, que seguramente corrige esta característica que yo, padeciendo una vieja osteocondritis disecante en el astrágalo del pie derecho, valoro positivamente. Esta pestaña trasera (se puede apreciar en la zapatilla negra de la primera foto) también favorece la rápida transición desde la toma de contacto con el talón al apoyo completo del pie, típico de la marcha nórdica.

El nuevo modelo mantiene la protección de los dedos, tan conveniente para todo terreno, el ajuste interno central, que proporciona una excelente sujeción del pie, y el conjunto de media suela interna y plantilla anatómica que completa esa sensación y añade un plus de comodidad que no es fácil encontrar en zapatillas de trail en las que la necesaria dureza y forma de la suela les da un grado de rigidez que no suelen tener las zapatillas de asfalto.

El nuevo modelo también prescinde de la prolongación del ajuste interno central (parte amarilla de la primera foto) por encima del borde superior de la zapatilla que, aunque ciertamente dificulta la penetración de piedrecitas, supone un cierto engorro a la hora de ponérselas y quitárselas. El sellado de la embocadura de la zapatilla para impedir la entrada de elementos extraños se consigue más fácil y cómodamente usando una sencilla polaina corta de tela.

La puntera parece algo menos gruesa que la de la ISO 3, pero a cambio ha mejorado su “dibujo” para conseguir un mejor agarre, lo que seguramente permitirá prolongar la tracción en el final de la fase de impulso.

El precio se mantiene en los 160€, aunque siempre se pueden encontrar en internet por la mitad, si no te importa demasiado el color, y no tienes prisa y puedes esperar a las ofertas.

En conclusión, creo que mis nuevas zapatillas tienen buena pinta, y que no me arrepentiré de continuar con las Saucony para mi práctica diaria de marcha nórdica. Seguiré utilizando las ISO 3, a las que espero hacerles como mínimo 2000 km más, alternándolas alguna vez con las nuevas ISO 10, para ir evaluando la diferencia (ya os contaré), y usando mis Assics Fuji Trabuco GRX, en las raras ocasiones en las que llueve por estos lares … aunque este verano no me puedo quejar.

Pero no olvidéis que, con estas o con las zapatillas que sean, lo importante es que saquéis los bastones del paragüero, todos los días … y no olvidéis cubriros la boca y la nariz, al menos con una braga de cuello.




miércoles, 15 de julio de 2020

MARCHA NÓRDICA. VOLVIENDO A LOS ORÍGENES


La marcha nórdica nace definitivamente a finales del siglo XX para permitir a los habitantes de los países nórdicos extender la práctica de un sano y completo deporte, el esquí de fondo, más allá de la práctica invernal, sobre nieve, tradicional de aquellas latitudes.

Un deporte tan sano y completo, barato, accesible a cualquier nivel y edad, practicable en cualquier lugar y momento, no tardó en atraer la atención de sus vecinos germanos que, inmediatamente, perfeccionaron la técnica para convertirlo en el deporte más sano y completo de cuantos se conocen.

Y ellos, los alemanes, lo trajeron a sus lugares de residencia en nuestro país, hace ya tres lustros, coincidiendo con mi primer contacto con un par de bastones, en mi práctica de senderismo que, en aquella época, preparaba la realización de un sueño largamente perseguido: la travesía del Pirineo, de costa a costa.

Mi técnica, autodidacta, con dos bastones (una verdadera rareza para los senderistas de la época, que a menudo me paraban para preguntarme qué hacía), no difería apreciablemente de la desarrollada por los alemanes para la marcha nórdica, como descubriría pocos años despúes, al hacer mi primer curso de instructor. Lo que viene a añadir otra característica a las muchas ya mencionadas: la racionalidad de este deporte.

Ya enamorado de él, con mucho tiempo libre, y ganas de emplearlo en hacer algo por los demás, y con una vocación innata hacia la enseñanza, descubrí en la marcha nórdica una oportunidad de poner a trabajar pasión y vocaciones, dedicando una parte importante de mi actividad a la difusión y promoción de este deporte.

En aquellos primeros años pensaba yo, como tantos, que esa difusión y promoción se verían impulsadas de forma importante, sobre todo entre sectores jóvenes de población, con la organización de competiciones y quedadas. Y me puse a ello con todas mis energías: hasta cuatro competiciones llegué a organizar, hasta que comprendí que la marcha nórdica es un deporte no competitivo, algo que muchos habían dicho antes y que yo había desoído.

La marcha nórdica es un deporte sano, completo, equilibrado, racional, adaptable para todos, barato, que se puede practicar en cualquier momento, entorno y época del año. Pero la marcha nórdica, para que sea todo esto, nace de la ejecución de una técnica que, sin ser complicada, exige una atención incompatible con un ambiente de competición e incluso con una actividad en grupo.

Y ello no quiere decir que la marcha nórdica sea aburrida. ¡Todo lo contrario! La atención a la técnica permite un disfrute inmediato del ejercicio que estamos realizando, sin otra distracción que su adecuación (o no) al ritmo de la música que llevemos de fondo.

Esta maldita pandemia, tan mal gestionada por unos responsables (!?) faltos de conocimientos históricos (pestes, gripe española, etc), sentido común (nunca sabremos cuántos contagios y muertes se habrían evitado tapándonos nariz y boca desde el minuto uno) y racionalidad (tampoco sabremos los efectos negativos causados por prohibir la práctica deportiva individual al aire libre) – perdonad por esta disgresión, pero me la pedía el cuerpo - … esta pandemia, como decía, también nos ha dejado alguna cosa buena. A mí, aunque renqueante, me ha permitido volver a mis orígenes con la marcha nórdica, en su más puro y gratificante estado, lejos de otras distracciones. Y si quiero competir, me apunto a una carrera por montaña …. y si quiero hacer senderismo, pues quedo con familia y amigos para disfrutar de la naturaleza, comer, charlar y hacer fotos. Pero mi práctica diaria de marcha nórdica ha vuelto a ser tan LSD (lúdica, sana y deportiva) como siempre, apoyada en mi técnica y amenizada por mi viejo MP3, dónde lo mismo suena un rock, que una cha cha cha o un pasodoble.

A mi me pasa con la marcha nórdica algo parecido a lo que le sucedía a Don León Felipe con la poesía, magistralmente expresado en aquel conocido verso:

Deshaced ese verso.
Quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso
será la poesía.


Cuando la técnica está tan asimilada que la olvidas, sin dejar por ello de perfeccionarla; cuando el ritmo está tan interiorizado que no oyes la música, sino que te lleva en volandas; cuando te olvidas de dónde estás, de la gente que tienes alrededor, incluso de tus bastones, pero … disfrutas como un enano con ellos … eso será marcha nórdica.

Sistema, poeta, sistema.
Empieza por contar las piedras,
luego contarás las estrellas.


Empieza por sacar tus bastones, todos los días ..  y aprende a disfrutar con ellos.