La caminata nórdica, para mí, consiste en andar de forma natural (sin hacer nada diferente de lo que hacemos al caminar), pero dedicada (como ejercicio, no como paseo o medio para otra cosa), utilizando dos bastones con una técnica que nos permita obtener el máximo beneficio de su uso (tanto desde el punto de vista de los beneficios psico-físicos que conseguimos, como en lo que se refiere a la eficiencia de nuestro movimiento).
En mis cursos de iniciación siempre insisto a mis alumnos sobre el hecho de que los bastones (bien utilizados, de acuerdo con la técnica alternativa y en perfecta coordinación con la pierna contraria) siempre nos deben proporcionar tres aportes fundamentales a nuestro movimiento:
Mejor sostenibilidad. Evitando que todo el peso de nuestro cuerpo recaiga exclusivamente sobre columna vertebral y articulaciones de las extremidades inferiores, disminuyendo así el peligro de agotamiento y lesiones.
Mejor equilibrio. Pasando de un apoyo simple sobre un pie a tener en todo momento, al menos, un pie y un bastón apoyados, ampliando sensiblemente la base de sustentación, añadiendo así mayor estabilidad a nuestro desplazamiento y disminuyendo, consecuentemente, el peligro de caídas.
Apoyo al desplazamiento. Mediante un impulso adicional, al apoyar el bastón inclinado adelante, clavado por detrás del pie adelantado, en llano, subidas y bajadas suaves ... o una ayuda a la retención, inclinado atrás, clavado por delante del pie adelantado, en bajadas fuertes.
Todo esto por cuanto se refiere a la contribución inmediata de los bastones al movimiento del nordicaminante. Pero los bastones realizan, además, una contribución esencial a la calidad del ejercicio realizado en su papel como “aparatos deportivos” que nos ayudan a poner en marcha casi todos los músculos y articulaciones de nuestro cuerpo:
Columna. Favoreciendo la contra-rotación y el movimiento relativo, progresivo y equilibrado de todos los músculos del tronco que sostienen y accionan todas las articulaciones de la columna vertebral, algo que pocos deportes consiguen.
Extremidades superiores. Incluidos todos los músculos y articulaciones de hombro, brazo, antebrazo, muñeca, carpo, metacarpo y dedos.
Extremidades inferiores. Incluidos cadera, rodilla, tobillos, tarso, metatarso y dedos.
Es decir, la práctica totalidad de las articulaciones móviles (diartrósis) y semimóviles (anfiartrósis) de nuestro organismo, cuya falta de ejercitación, con el paso de los años, facilita el desarrollo de la artrosis, el dolor y la pérdida de movilidad articular. Recuerda que lo que hoy puedas mover y no muevas, puede que mañana no seas ya capaz de moverlo, y que, además, te duela.
Pero para utilizar eficientemente estos “aparatos deportivos” que son los bastones, es necesario trabajar una técnica correcta de la caminata nórdica, que exige concentración (mind fulness), coordinación y amplitud en el braceo, sujetando fuere para clavar y prolongando la acción sobre el fiador del bastón por detrás de la cadera. Si a cada paso te ves el codo por delante del tronco y, a continuación, dejas de ver la mano por detrás de la cadera, antes de perder de vista el codo, ya vas bien.
La técnica es esencial para hacer un buen ejercicio con los bastones, pero no permitas que la obsesión por la técnica te impida o amargue tu práctica de caminata nórdica. Los bastones, aunque utilizados con una técnica incompleta, siempre te proporcionan un plus en tu desplazamiento que te ayuda y anima a mantener una práctica deportiva habitual, sana y entretenida. Pero no olvides intentar mejorar tu técnica durante un corto espacio de cada sesión, con un rato de técnica simultánea (doble bastón) o concentrado durante unos minutos en un sólo miembro superior. Merece la pena.
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