Siempre
digo a mis alumnos que para practicar marcha nórdica no se necesita
un calzado especial. En principio, cualquier zapatilla de running,
con una buena talonera y una suela flexible es suficiente para
empezar con este deporte.
Sin
embargo, cuando prolongamos nuestro tiempo de ejercicio,
principalmente porque lo equilibrado y racional de este deporte nos
permiten practicarlo más allá de lo que otros deportes nos tenían
acostumbrados, y cuando añadimos exigencias especiales procedentes
del campo de la competición, es cuando empezamos a percibir la
necesidad/conveniencia de que nuestras zapatillas de marcha nórdica
tengan algunas características específicas que antes no habíamos
echado de menos.
En
una zapatilla normal de running, la parte esencial es la zona del
metatarso, dónde se produce la principal acción del pie en la
carrera. La talonera y la puntera sólo tienen una importancia
relativa para los relativamente escasos y poco premiados corredores
que siguen practicando la poco eficaz técnica de “talón-planta”.
Para
un marchador, la toma de contacto con el suelo se produce
coincidiendo con una hiperextensión de la pierna de ataque, haciendo
que, en la práctica, la talonera de la zapatilla sea la única
amortiguación en ese traumático momento, sin flexiones en tobillo,
rodilla y cadera que faciliten la absorción del impacto. Cumple,
por tanto, que la zapatilla que elijamos tenga una buena altura,
densidad y capacidad de amortiguación en esta zona. También la
suela de esta parte de la zapatilla deberá tener una resistencia
especial a la abrasión y un perfil que facilite la adherencia al
suelo, a cualquier tipo de suelo.
Tras
la toma de contacto con el suelo, el marchador cargará todo el peso
de su cuerpo sobre la parte exterior del arco plantar, continuando
esta fase de carga con otra de equilibrio en la que, ya compartiendo
la presión con la zona metatarsiana, el pie de apoyo soporta todo el
cuerpo mientras la pierna contraria realiza su transición adelante,
en el aire, para iniciar otro paso. Interesa, así, que toda la
suela del arco plantar y el metatarso proporcionen al marchador un
buen soporte y estabilidad del pie, compensado posibles defectos de
apoyos y progresión, y con una capa exterior ancha, que proporcione
máxima adherencia, estabilidad y capacidad de expulsión de agua en zonas
mojadas, para asegurar una mínima pérdida de impulso.
Tras
la carga y el equilibro, el trabajo activo del pie continúa sobre la
zona de los dedos, un área que las zaptillas de running no descuidan
y, en general, resulta suficientemente válida para los marchadores,
aunque exigiría un perfil más “agresivo” en estos últimos,
para aprovechar mejor la continuidad del impulso sobre esta zona.
Aquí
acaba normalmente la actividad del pie del corredor, sometido a una
fuerte inercia que le obliga a una pronta pérdida de apoyo sobre el
terreno, para iniciar su fase de vuelo … pero no así para el
marchador, que ha de suplir su menor inercia con un empuje prolongado
al máximo, en el tiempo y en su superficie de apoyo sobre el suelo.
Si nos fijamos en la la capa externa de la suela de la zapatilla,
observaremos que esta vuelve hacia arriba al final de los dedos,
envolviendo su puntera, la mayoría de las veces con una simple
finalidad de adorno (zapatillas de asfalto) o de protección
(zapatillas de trail). Pero en una zapatilla de marcha nórdica,
esta zona sigue proporcionando una oportunidad de prolongar el
impulso tractor, como podemos apreciar por el desgaste que producimos en
estas zonas (ver la primera figura). Sólo necesitamos que esta región esté adecuadamente
terminada, con la resistencia a la abrasión y la capacidad de
adherencia necesaria para que podamos “seguir empujando” hasta
conseguir la máxima amplitud de nuestra zancada, compatible con
nuestro ritmo sostenible.
Los
corredores sufren con frecuencia la desagradable entrada de chinas y
pequeños cuerpos extraños en el interior de sus zapatillas. En los
marchadores, esto sucede con mucha mayor frecuencia, debido a la
proximidad de los pies al rebasarse mutuamente en cada paso, y a la
mayor elevación de microelementos del suelo por el prolongado tiempo
de contacto y tracción del pie sobre el mismo. Este pequeño, pero
molesto, contratiempo se puede soslayar con la simple adición de una
ligera, barata y transpirable polaina de tela que, ajustada al
tobillo, cierre la embocadura de la zapatilla a estos “intrusos”.
El aprovechamiento del final de unas mallas largas viejas, o de unas
baratas para niños, colocadas con la parte más ancha hacia abajo,
puede ser una buena solución, aunque no es difícil diseñar y coser
unas, del color que queramos, tal como hicimos en la bolsa del
nordicompetidor de la Nordicartagena 2016. Unas pequeñas tiras de
velcro en zapatillas y final de polainas pueden perfeccionar el
“invento” y asegurar un cierre más hermético.
La
plantilla interior de la zapatilla de marcha nórdica es fundamental,
mucho más que para un corredor. Ella es la que nos va a asegurar un
perfecto acoplamiento del pie a la zapatilla, corrigiendo posibles
defectos de apoyos y progresión, asegurando un buen soporte y
sujeción, y complementando la forma y grosor de la suela en las
zonas requeridas. En ocasiones, tendremos que suplementar algunas
partes de la superficie inferior de las plantillas para conseguir una
mejor adaptación a la especial morfología de nuestros pies (no hay
dos iguales, ni siquiera en el mismo marchador). Las pequeñas cuñas
taloneras que venden en Mercadona me han dado mucho juego, para
ayudar a corregir una ligera pronación, una falta de soporte en el
arco plantar, un defecto de grosor en la talonera o un exceso de
elevación en la parte trasera de las zapatillas, frecuente origen de
rozaduras.
Seguimos
sin tener (al menos yo no las he encontrado aún) una buenas
zapatillas para la marcha nórdica. El mejor intento que he
experimentado, las NewFeel Nordic Walking 900 de Decathlon, dejan
todavía bastante que desear. Aunque el perfil de la suela es
bastante prometedor, el material de la misma resulta demasiado duro,
favoreciendo los resbalones sobre superficies mojadas. La superficie
exterior de la suela, ligeramente abombada a la altura del metatarso,
dificulta la estabilidad del pie, sobre todo en terrenos movidos. La
plantilla interior es absolutamente inútil para una zapatilla de
marcha nórdica y, de acuerdo con los testimonios de varios lectores
de este blog, puede favorecer la aparición de fascitis plantar.
Finalmente, el botín interior incorporado para prevenir la entrada
de chinas, si bien es relativamente eficaz para dicho extremo, es un
verdadero incordio a la hora de introducir el pie en las zapatillas.
Vender las zapatillas, sin este botín, junto con unas polainas de
las descritas anteriormente habría sido una solución mucho más
práctica y barata. Otras zapatillas de esta gama de Decathlon, más
baratas, parecen presentar una suela más blanda y son más fáciles
de poner. Yo las uso, aunque con una plantilla anatómica en lugar
de la que traen.
Pero
vuelvo al primer párrafo: para empezar, cualquier zapatilla vale.
Lo importante es comenzar: sacar los bastones del paragüero y darles
marcha. Luego, prestar atención a las sensaciones y mensajes que
recibimos de nuestro cuerpo, para ir mejorando técnica y equipo. De
manera que ¡andando, que es gerundio!
Hola,
ResponderEliminar¿Sabes de algún lugar donde se puedan comprar las polainas que describes? Las he estado buscando y no las he encontrado.
Gracias,
Ángel
Ángel, es curioso que algo tan sencillo no haya sido todavía comercializado por nadie. Nosotros fabricamos artesanalmente 100 pares para las bolsas del competidor de la Nordicartagena 2016, pero las dimos todas. Sigue mi "brico-consejo" de utilización de finales de mallas largas viejas (o baratas de niño). Dan muy buen resultado. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias Piri
EliminarDesde Jaen
ResponderEliminarPolainas Salomón, dan muy buen resultado.
Sobre las zapatillas que comentas mejor ni nombrarlas para que no haya tentaciones de probarlas.
Conozco tres personas (yo una de ellas), del modelo caro que si no han ido a la basura, se están utilizando para cuando hay que hacer trabajos domésticos.
Hasta los cordones y digo CORDONES vienen cortos, no dan de largo para hacer el bucle final para evitar el deslizamiento del pie hacia adelante.
Saludos.
Las estoy viendo y tienen muy buena pinta.
EliminarMuchas gracias,
Ángel