He
estado dudando si escribir algo sobre el primer campeonato de España
de marcha nórdica. Siento que al hacerlo pueda herir alguna
susceptibilidad, y lo último que quiero es molestar, sobre todo a
personas a las que respeto y aprecio. Y sé positivamente que no todo
lo que diga va a ser bien entendido y apreciado. Podría “sanitizar”
lo escrito, hasta dejarlo en una masa amorfa e inocua, fácil de
aceptar para todos … menos para mí. También podría, simplemente,
no decir nada del asunto, pero, este blog es sobre marcha nórdica y
sería poco respetuoso con mis principios, y los pocos lectores que
me siguen, si no dijese lo que pienso de este campeonato. Espero que
todos entendáis que lo hago con la única intención de que esto
pueda mejorar, y nunca con ningún fin oculto o dañino, que,
simplemente, no va con mi forma de ser. Si a alguien, en algo,
ofendo, vayan por delante mis disculpas.
Con
este “introito”, parece que todo ha sido malo y que voy a dar
“leña” a diestro y siniestro. Nada más lejos de la realidad,
pero sé por experiencia que tendemos a quedarnos con lo negativo,
como si lo positivo careciese de importancia (good news is no news) y
por eso intento curarme en salud. Por otro lado, he leído multitud
de elogios, todos justos, hacia la organización, a los que uno los
míos, sin reservas. Creo que pasado el momento del agradecimiento y
la alegría del objetivo superado, cumple hacer un juicio frío de lo
acaecido, si queremos que esto siga creciendo.
La
sierra de Aracena tiene dos fenómenos difícilmente igualables,
mención aparte de su espectacular paisaje y pluviometría. Uno es,
sin duda, su increíble jamón, y el otro es el alcalde de Santa Ana
la Real, José Antonio Ramos. Este amante de la marcha nórdica (ya
solo por esto merece mi respeto y cariño) ha sido capaz de impulsar
este deporte en toda Andalucía, poniendo un pequeño pueblo de medio
millar de habitantes a la cabeza de los municipios españoles que
apuestan por la marcha nórdica y el senderismo con bastones, y
haciéndose un nombre en la dimensión internacional de este deporte.
Su labor de años en este campo ha sido clave para que su pueblo
haya sido elegido como escenario del Primer Campeonato de España de
Marcha Nórdica.
José
Antonio asistió a la Nordicartagena 2016, tanto como competidor,
como participando activamente como ponente en el seminario del día
anterior de la competición. Se ve que la experiencia le gustó y ha
sido para mí una gran satisfacción comprobar que para este
campeonato han optado por un formato similar, y un honor que contasen
conmigo para la mesa redonda con que se cerró el seminario. La
oportunidad que una competición de nivel nacional brinda para reunir
y confrontar experiencias y opiniones de la flor y nata de la marcha
nórdica patria no debe ser desaprovechada, y animo desde aquí a
todos los organizadores a que continúen con esta iniciativa. El
contenido del seminario, incluyendo la presentación el día anterior
por el Dr. Brotons, fue variado y muy interesante y tuvimos además
la inmensa fortuna de contar con una selecta y nutrida representación
italiana, encabezada por Fabio Moretti, director técnico de la
Scuola Italiana Nordic Walking, y una autoridad internacional en
nuestro deporte.
El
esfuerzo organizativo se merece un sobresaliente, tanto en los
aspectos lectivos como de marcado y señalización del circuito, por
no hablar de lo lúdico-gastronómico, amparados por la riqueza de
los productos de la zona (y no tan de la zona, porque hasta las
gambas de Huelva estuvieron presentes). Por poner un pero, la
entrega de dorsales pudo haberse organizado en un lugar más amplio
que acortase el tiempo de “cola” y la dilación de la hora del
briefing, que terminó disuadiendo a parte de los participantes.
El
día de la competición todo estaba listo a su hora, incluidos los
aparcamientos, algo nada sencillo para una localidad de esas
características. También los servicios, aunque no tuve necesidad
de utilizar duchas y vestuarios, creo que fueron adecuados y
suficientes. El control de entrada a la zona de salida fue correcto,
aunque se podrían haber habilitado más pasillos. No tengo
elementos de juicio para calificar la eficacia de la comprobación de
material y dorsales. Se organizó un cajón separado para los que
tenían puntos FEDME por haber participado en la competición de La
Coruña, pero la organización de la zona de salida pudo haberse
completado con una colocación de dorsales por tiempo estimado de
progresión, que habría evitado en parte la confusión y el peligro
de accidente del primer kilómetro. El Ángel de la Guarda de Santa
Ana la Real, y el buen juicio de la mayoría de los competidores
contribuyeron a que no hubiese que lamentar ningún altercado en los
primeros metros por las estrechas calles empedradas del casco urbano.
Bonita
y aplaudida iniciativa la de dar salida a los chavales cinco minutos
antes de la salida general. La FEDME debería tomar nota de la la
necesidad de incluir, con un formato u otro, a las categorías
inferiores en estas competiciones, aunque en principio algunas queden
desiertas. La competición es el principal atractivo que la marcha
nórdica tiene para los más jóvenes. No creo que cueste tanto
entenderlo.
El
recorrido del campeonato consistió en tres vueltas a un circuito de
6 km, con una parte urbana, sobre firme empedrado, en el que
difícilmente agarraban los bastones (quizá hubiese sido una buena
oportunidad para practicar la colocación y remoción de tacos sobre
la marcha, en una zona marcada, a la entrada y salida del pueblo, que
habría disminuido el número de “pifias” que, en conversaciones
con otros competidores, valoramos en una por cada cuatro o cinco
apoyos; una barbaridad, tendiendo en cuenta que en asfalto no pasan
normalmente de una cada doscientos apoyos). La mayor parte del
circuito discurría por camino, parcialmente cubierto de un antiguo
empedrado carretero, con tramos deteriorados, peligrosos para la
práctica de la marcha nórdica de competición (todos los
competidores con los que cambié impresiones tuvieron varios
tropezones y enganches de los bastones en la grietas entre piedras, y
hubo alguna caída, gracias a Dios sin mayores consecuencias, creo).
El circuito incluía varios tramos en los que el desnivel se
aproximaba o rebasaba el 10%, en los que la ejecución de la técnica
diagonal de la marcha nórdica resultaba “difícil”, por decirlo
con suavidad, tanto en las subidas, para entrar de talón, como en
las bajadas, para evitar que pies y bastones “volasen”.
La
amplitud del recorrido, en su mayor parte, tenía una anchura
suficiente para la competición, de no ser por la circulación en
paralelo de grupos de competidores que bloqueaban el paso de otros
más rápidos. Creo que los árbitros deberían haber sido mucho más
expeditivos en la sanción de estas actitudes que, como la de cruzar
los brazos delante del cuerpo, con el consiguiente clavado en los
laterales, dificultan la progresión de otros marchadores y ponen en
serio peligro su seguridad y el normal desarrollo de la competición.
La
distancia total, dentro de lo especificado por la FEDME, me parece
excesiva, sobre todo teniendo en cuenta que participaban en la misma
competición marchadores de más de 70 años, de ambos sexos. La
marcha nórdica competitiva, a diferencia de otras pruebas, exige la
ejecución de una técnica que no es fácil de mantener en cualquier
escenario, y por tiempo excesivamente prolongado.
El
punto de avituallamiento, aunque yo no lo utilicé, me pareció bien
situado, provisto y atendido. No vi la ambulancia (mi campo de visión
se limitaba a dos o tres metros por delante de mis pies), pero me
consta que estaba, y sí que vi al médico, que además de su labor
específica, era un gran animador de los participantes.
Aparte
de lo ya dicho sobre las normas básicas de seguridad, no entro a
enjuiciar la labor de los árbitros. Con la poca experiencia que
tenemos y la pobre herramienta que el actual reglamento proporciona,
creo que bastante hicieron. El competidor siempre tiene una visión
muy parcial de su actuación, y debe centrarse en la correcta
ejecución de su técnica, más que en cómo lo hacen los demás, si
no quieres “requemarte” innecesariamente. Sin embargo, pienso
que ayudaría mucho a una correcta ejecución de su trabajo (el de
los árbitros) el que hayan sido “cocineros antes que frailes”.
La visión de la competición, desde dentro, es siempre interesante a
la hora de enjuiciar desde fuera, y debería ser tenida muy en cuenta
a la hora de revisar los reglamentos de competición. La
experiencia como competidores debería ser exigida en los currículos
de los aspirantes a árbitros en futuros cursos de formación.
Finalmente, la inclusión de árbitros “corredores” entre los
competidores, posiblemente añadiría un plus de justicia a las
decisiones del conjunto arbitral.
No
sé si la prueba se grabó en diversos puntos del recorrido, o
incluso con una cámara portátil colocada sobre algunos de los
competidores. Si no se hizo, se perdió una gran oportunidad de
poder evaluar, a posteriori, sin la premura de la decisión
inmediata, la labor de los jueces, mejorando así sus actuaciones
futuras. Nunca he aprendido tanto sobre técnica y enjuiciamiento
técnico como visionando las horas de grabaciones tomadas en las
competiciones de Aranjuez y Cartagena. Los cursos de arbitraje
preparados sobre este material creo que han tenido un valor formativo
especial, muy apreciado por los alumnos. La posibilidad de
ralentizar, detener , volver a visionar, y apreciar actitudes y
reiteraciones que conducen a faltas difícilmente apreciables a
simple vista, tiene un valor inigualable en la formación de
instructores, entrenadores y árbitros de marcha nórdica.
La
entrega de trofeos, complicada por la concurrencia de dos campeonatos
en la misma prueba, la cantidad de categorías y la presencia de
competidores extranjeros, se desarrolló bastante bien, aunque
siempre será un desafío para la paciencia de los no premiados y el
público en general. Los regalos complementarios, bien; los sorteos,
para mi gusto, sobran y alargan el acto innecesariamente, pero es
posible que si me hubiera tocado algo, no los vería tan mal. Los
trofeos, bonitos. Las medallas del campeonato de España, con una cinta sin los colores de la bandera nacional (!?), por contra de las
del campeonato de Andalucía, con los colores de su enseña regional.
Seguro que la FEDME tiene una buena explicación para esto, pero me extrañó.
Resumiendo,
muchas cosas positivas de este primer campeonato de España: el
formato (seminario + campeonato + confraternización), la
organización (Santa Ana la Real, Club Trepamundo), los compañeros
de siempre y la oportunidad de conocer a otros, la satisfacción de
ver por fin en el podio gente joven y caras nuevas (algunos alumnos
míos). Y algunas cosas que necesitan revisión o más trabajo,
fundamentalmente relacionadas con el actual reglamento, que enumero a
continuación, en la esperanza de que alguna de ellas se tenga en
cuenta en la próxima revisión (que espero que no tarde):
-
Finalidad de la marcha nórdica competitiva: fomentar la práctica de la marcha nórdica en general. Fundamental, la atención a las categorías inferiores.
-
Itinerario de competición: Circuito de 2 a 4 km, sobre tierra compactada o asfalto, sin desniveles por encima del 5%.
-
Árbitros: exigencia de historial competitivo, formación continuada, a base de cursos on-line sobre grabaciones de competiciones.
-
Faltas reglamentadas: más atención a las relacionadas con la seguridad (bloqueo de itinerario, uso peligroso de los bastones por cruzar las manos o por apoyarlos retrasados), normas fijadas sobre aspectos observables y mesurables (si se prohibe algo hay que dejar claro a los árbitros qué es exactamente, y a partir de dónde es sancionable) y, sobre todo, hay que ser conscientes de las limitaciones de los jueces para observar ciertas cosas “a simple vista”. En consecuencia con esto último, no se deben sancionar las dos primeras tarjetas amarillas y la descalificación, a la tercera, debe implicar al menos a dos árbitros diferentes.
-
Continuar investigando para mejorar el enjuiciamiento técnico de las competiciones: posibilidad de árbitro “corredor”, infiltrado entre los participantes, grabación con cámaras, posibilidad de contactos eléctricos en bastones,… este deporte está empezando bien entrado el siglo XXI, y debemos aprovechar la tecnología a mano.
En
lo personal, la participación en esta competición, que no me podía
perder, y en la que me alegro de haber participado, ha supuesto un
sacrificio. Para preparala, visto el empecinamiento en la
persecución “reglamentaria” de la marcha atlética, he tenido
que variar mi técnica de competición, abandonando la alegría de la
marcha por la, para mi, más aburrida y tediosa técnica de la
caminata nórdica. Tampoco el haber tenido que acostumbrarme a
prescindir de la música en mis sesiones diarias a contribuido a
compensar la pérdida de “alegría” aludida en la frase anterior.
Sinceramente, creo que es un error castigar a los marchadores. La
regla debe ser la de mantener siempre un pie y un bastón en el
suelo, independientemente del “aire” que el competidor lleve, ya
sea con el centro de gravedad ligeramente adelantado (como en la
marcha atlética) y ligeramente retrasado (como al caminar). La
regla es mesurable, la apreciación del “aire” no es más que
eso, una apreciación, que no debe incluirse en una cosa tan seria
como un reglamento. Creo yo.
Ayer
participé en el primer campeonato de marcha nórdica de la Comunidad
de Valencia, organizado en Elche por otro par de amantes de este
deporte, Peli y Andrés. Otro sobresaliente al esfuerzo y la
organización. Esta vez el recorrido, tanto en distancia total (12km) y firme (tierra compactada) como en anchura
y desniveles, mucho más adecuado a una competición de marcha
nórdica, a lo largo del río Vinalopó, aunque el circuito (6 km)
podría haber estado mejor cubierto por el mismo número de árbitros
si hubiese sido algo más reducido (3 o 4 km). La competición, creo que un
poco precipitada: se deberían haber realizado algunas pruebas, antes
de hacer un campeonato regional, con la finalidad de formar
previamente una “masa crítica” de competidores valencianos
experimentados y con una técnica adecuada. El número de
participantes en el campeonato y el nivel técnico del mismo se
vieron compensados por la afluencia de competidores de otras
regiones, sobre todo de la de Murcia, tan cercana a Elche en la
distancia y el corazón.
En
fin, he conseguido completar estas dos competiciones sin sanciones,
un poco a medias entre mi esfuerzo por caminar en lugar de marchar y
la benevolencia de los árbitros, aunque estoy seguro de que ésta no
fue sólo conmigo y, además, es lo que cumple dado el escenario de
las competiciones y la fase inicial de este aspecto de la marcha
nórdica en que todavía nos encontramos. Ahora vuelvo a mi relajada
práctica diaria, con mi música y mi eventual participación en
carreras populares dónde pueda hacer marcha nórdica sin la
zanahoria de un podio ni la sombra amenazadora de una tarjeta sobre
mi cabeza.
Animo
desde aquí a todos los practicantes de marcha nórdica a que prueben
la competición, pero nunca antes de haber desarrollado una buena
técnica. El consejo de su instructor puede ser decisivo para
asegurar que dicha prueba no se convierta en un fracaso, una
descalificación y una experiencia negativa que le lleve a abjurar de
la practica habitual de la marcha nórdica, que es precisamente lo
que debe tratar de fomentar la marcha nórdica competitiva.
Y la
FEDME, lo dicho, a mejorar ese “reglamento”, que hay tela dónde
cortar.
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