Había
prometido que este verano centraría mis reflexiones técnicas sobre
el tema de marcha nórdica y montaña, y como lo prometido es deuda,
voy a comenzar hoy, hablando de los bastones ideales para este
asunto, no porque este sea o no el preámbulo lógico, sino,
simplemente, porque el otro día tuve un pequeño percance con mis
bastones de marcha nórdica en el monte, y eso me recordó mi
compromiso y puso sobre la mesa un asunto que, a pesar de haberlo
tenido siempre claro, a veces he obviado… con malos resultados.
Aunque sé que no es fácil escarmentar en cabeza ajena, espero que
estas reflexiones os libren de algún accidente parecido.
Siempre
que mis alumnos me preguntan si se puede hacer marcha nórdica en el
monte, mi respuesta es clara y automática: ¡SÍ! Tampoco tengo
dudas con la pregunta siguiente: ¿Cuándo se puede hacer marcha
nórdica en el monte? Respuesta: Siempre que el monte nos lo
permita. Esto, que parece una perogrullada, no lo es tanto cuando
explico la respuesta: Si la amplitud del camino, el suelo, el equipo
que tenemos que transportar y la inclinación del terreno, nos lo
permite, siempre que podamos utilizar la técnica de la marcha
nórdica, será mejor para nuestra progresión y para nuestro cuerpo.
Naturalmente,
la técnica de la marcha nórdica, aprendida y practicada en terreno
llano y superficie regular, tendrá que adaptarse adecuadamente a las
características del terreno; pero esto será motivo y tema para
otras reflexiones. Hoy, como dije al principio, toca hablar de los
bastones.
Los
que me conocen saben que siempre he argumentado (y demostrado
prácticamente en cuantas ocasiones he tenido) que se puede hacer una
perfecta técnica de marcha nórdica con bastones de senderismo.
Esto me ha costado no pocas miradas y comentarios, entre escépticos
y recelosos, de puristas y vendedores de bastones… pero eso es una
constante de mi vida, y mis espaldas son anchas...
Si
la práctica se va a realizar por pistas y caminos sin dificultades,
la utilización de un tipo u otro de bastones puede ser más o menos
aleatoria, o a capricho del usuario. Un aspecto que habrá que tener
en consideración es el peso de los bastones en el más que probable
caso de que tengamos viento lateral en nuestro recorrido por la
montaña. Los bastones de marcha nórdica suelen ser más ligeros
que los de senderismo, y esto, con viento, no es una ventaja, que
digamos.
Siempre
hay que tener en cuenta que la posibilidad de tropiezo y caída
aumenta con la dificultad del terreno. Una caída con unos bastones
estrechamente unidos a la mano por un fiador de marcha nórdica
suponen un riesgo añadido de lesión si la mano se apoya al caer
sobre el bastón, o es retorcida en forma alguna por esta ligadura.
El fiador de bucle de cinta de los bastones de senderismo permiten,
en caso de caída, una separación mano-empuñadura que puede reducir
este peligro.
Si
la caída es por deslizamiento y “sentada”, lo más normal en
bajadas por pendientes pronunciadas, la unión rígida a la mano por
medio del fiador de los bastones de marcha nórdica puede llevar, en
caso de que uno de los bastones quede fijado en el terreno, a una
peligrosa distensión de la extremidad fijada o, como en la
desdichada experiencia personal que cito al principio de esta
reflexión, a la rotura del bastón.
Si
la práctica por montaña transcurre por algún paraje en el que
tenemos que recurrir a las manos para alguna trepadita, los bastones
de marcha nórdica se convertirán en un engorro, y tendremos que
meterlos en la mochila. Pero normalmente, estos bastones no suelen
ser de tres tramos, por lo que su alojamiento en espacios reducidos
se ve, normalmente, dificultado. El fiador de bucle de cinta de los
bastones de senderismo nos permite dejar los bastones colgando de las
muñecas para utilizar las manos en pequeñas trepadas, y su normal
estructura en tres tramos facilita la adaptación al interior o
exterior de las mochilas, si esta situación se prolonga en el
tiempo.
También
en descensos por pendientes inclinadas o escalonadas, los fiadores de
bucle de cinta de los bastones de senderismo, así como el
engrosamiento final de su empuñadura, nos permiten una mayor
versatilidad de movimientos y apoyos y, en suma, una mayor seguridad
en la bajada.
Si
la practica en montaña se realiza en tiempo invernal, en el que
necesitamos utilizar unos guantes gruesos, la elección de bastones
de senderismo resulta forzosa. Además, estos bastones nos
permitirán la colocación de rosetas especiales para nieve, en caso
necesario, algo que los bastones de marcha nórdica normalmente no
admiten.
Resumiendo,
gracias a que podemos hacer marcha nórdica con bastones de
senderismo, podemos escoger este tipo de bastones para ir al monte
sin sacrificar las ventajas que la técnica de la marcha nórdica
proporcionan a quien la practica. Sólo en caso de recorridos
conocidos por pistas y caminos con buen firme y sin grandes
desniveles, se podrían utilizar bastones de marcha nórdica sin
peligro para la integridad física y la comodidad del andarín. En
todos los demás casos, y en cualquier caso de duda, mejor utilizar
los bastones de senderismo… eso sí, sujetos de manera que podamos
aplicar la técnica de la marcha nórdica.
Y
ya sabéis, con unos u otros, en el monte o dando la vuelta a tu
manzana, lo importante es que tus bastones no duerman el sueño de
los justos en el paragüero.
Buenos dias,
ResponderEliminarSiento tu desafortunado percance. Y me agrada por otro lado tus reflexiones en este tema. En mis salidas al monte me acompañan mis otros bastones de empuñadura libre. Y he experimentado lo que tú expresas de forma tan clara.
Un abrazo.