viernes, 21 de julio de 2023

La eficiencia en la marcha nórdica.

 

El éxito de la espectacular expansión inicial de la marcha nórdica, cuando con el inicio del siglo consiguió pasar en Alemania de cero a cinco millones de practicantes habituales en tan sólo un lustro se debió, sin duda, a su potencial como deporte completo y saludable, basado en un ejercicio tan simple y difundido como el caminar, muy recomendado como actividad física, sobre todo para la población cada vez más envejecida de nuestro entorno.

Cuando, hace un siglo o más, los esquiadores nórdicos empezaron a utilizar sus bastones para caminar, en los meses en que se quedaban sin nieve, adaptaron su técnica alternativa para minimizar los efectos de la falta de deslizamiento, unos (los competidores) buscando mantener la mayor velocidad posible, y otros (los saludables) en pos de mantener la amplitud de movimientos que tenían en la nieve.

En los últimos tiempos, parece que todas las elucubraciones técnicas sobre marcha nórdica en las redes sociales de nuestro país van encaminadas a buscar la técnica más propicia para conseguir una mayor velocidad, pensando tan sólo en la dimensión competitiva de este deporte, olvidando que lo que realmente lo hace único es su carácter de deporte completo, equilibrado y saludable (el que más) entre toda la panoplia de disciplinas deportivas actuales.

Sin duda, la mejor técnica para andar rápido con bastones, la que nos va a permitir alcanzar mayores velocidades, es la que consiste, precisamente, en no utilizar los bastones. Nunca conseguirá un nordimarchador igualar las marcas de los marchadores atléticos porque, simplemente, los bastones son un handicap para andar rápido. Si el marchador se somete a una carrera de velocidad en la que tiene que utilizar unos bastones, tratará, por todos los medios, de hacer lo justo para que los jueces crean que los está usando, y éstos, a simple vista, y con el actual reglamento de competiciones de marcha nórdica, es muy difícil, por no decir imposible, que puedan detectar el engaño y penalizarlo. Así, aunque el reglamento preconiza el uso activo de los bastones, los jueces permiten sin sanción (no lo recoge el reglamento) el denominado “serrucho” con el que los competidores imitan el gesto de los marchadores atléticos, evidentemente, simulando el “obligatorio” uso activo de los bastones.


Recurriendo una vez más a mi definición de marcha nórdica, “andar de forma natural y dedicada, utilizando dos bastones con una técnica que nos permita obtener los mayores beneficios de su uso, tanto desde el punto de vista físico-saludable, como desde el punto de vista de la eficiencia en el desplazamiento”, ampliamente tratada, entre otras, en mi reciente entrada de este blog
LA ARMONÍA EN LA MARCHA NÓRDICA (16 de junio), hoy me voy a centrar en los referente a la eficiencia, definida en su acepción 2 de nuestro Diccionario, como "Capacidad de lograr los resultados deseados con e mínimo posible de recursos".

Supongo que aquellos esquiadores nórdicos no competitivos que seguían utilizando sus bastones para andar sin nieve era eso lo que buscaban, poder seguir haciendo su ejercicio habitual, o simplemente, desplazarse de un punto a otro, con la mayor economía posible de recursos, es decir, con el menor esfuerzo.

Uno de los efectos más notables para los que comienzan a practicar la marcha nórdica es la sensación de que, habiendo realizado un ejercicio completo, moviendo la practica totalidad de músculos y articulaciones de nuestro cuerpo, tenemos la sensación de que estamos mucho menos cansado que andando sin bastones (o sin la técnica adecuada). Esto es normal, puesto que estamos aprovechando la cualidad de ejercicio equilibrado y completo (el que más) de este deporte. Y ahí reside precisamente la eficiencia en el desplazamiento, consiguiendo ir de un lugar a otro con la mayor economía posible, repartiendo el esfuerzo coordinadamente entre los cuatro miembros motores, y realizando, además, un ejercicio de contra-rotación entre la cintura pélvica y la escapular que procura a todos los músculos y articulaciones de nuestra columna vertebral el mejor ejercicio posible, aportándole tono y capacidad de sujeción a aquellos, y movilidad a estas.

Cuando en lugar de un desplazamiento eficiente, con movimientos amplios, buscamos en la marcha nórdica velocidad, necesariamente limitamos la amplitud de dichos movimientos y, por tanto, los beneficios físicos y de salud que podemos obtener de nuestro ejercicio, incluidos los de la contra-rotación, que tan necesaria es para el buen mantenimiento de nuestra columna vertebral, tan difícil de trabajar, soporte principal de nuestro cuerpo y nuestra postura que, con el paso de los años y la falta de movimiento, se convierte en fuente de problemas y dolores que un buen ejercicio, tal como la marcha nórdica, puede paliar o prevenir.

Y cuando a ese ejercicio eficiente y sano, le añadimos el goce de practicarlo sin las tensiones de la competición, disfrutando del entorno y de una buena música que nos ayude a mantener y variar el ritmo, perfeccionando esa técnica que es la base de todas sus bondades, conseguimos la mejor practica deportiva habitual posible. De manera que, saca tus bastones del paragüero y ¡al ejercicio!