A
veces, en el idioma, se nos cuelan, como de rondón, de la mano de nuevas
actividades o inventos, palabras extrañas que “españolizamos, sin saber que
existen en nuestra rica lengua palabras ya inventadas y bien usadas con ese
mismo significado.
El
mundo de la marcha nórdica, con ser relativamente nuevo y venirnos de fuera, no
es extraño a esta extendida práctica.
Así sucede con la palabra “dragonera” , que como veis, el diccionario de
Word, valiente paladín que vela por nuestra lengua desde nuestros ordenadores,
se ocupa con certera inmediatez en subrayar con esa ondulación roja que delata
su falta de patente.
No
sé si otros instructores de marcha nórdica, ajenos al mundo de la milicia, han
sido capaces de explicar, como yo lo he hecho, el origen de este palabro, (palabra
mal dicha o rara). Sin embargo, toca hoy
llamar a las cosas por su nombre y colaborar humildemente con nuestra RAE en
aquello de limpiar, pulir y dar esplendor a nuestra lengua.
Con
antecedentes en los “dimacos” macedonios de la antigüedad clásica, a partir del
siglo XVI comienza a desarrollarse en Francia un tipo de Caballería que a veces
echa pie a tierra para combatir, especialmente en la defensiva. No se sabe con certeza si a causa de las
figuras de sus primeros estandartes o por el mosquete utilizado, este tipo de
caballería comenzó a conocerse como Dragones.
A principios del siglo XVII
Gustavo Adolfo de Suecia desarrolló plenamente estas tropas, siendo imitado por
casi todos los ejércitos europeos.
Según la Wikipedia francesa, una “dragonne” es una cincha
pasada alrededor del cuello o de la muñeca y unida a un objeto, destinada a
evitar que se pierda si se suelta, y añade, el nombre viene de las unidades de
Caballería de Dragones, en las que sus miembros combatían principalmente con
carabinas o pistolas, y accesoriamente, con el sable. Para poder hacer fuego manteniendo el sable
desenvainado, lo tenían unido a la muñeca por una correa.
Esta “dragona” (que no dragonera) es sin duda
el origen de la intrusión idiomática que hoy nos ocupa, ampliamente extendida
en nuestro país de la mano de la marcha nórdica.
Sin embargo, tanto en el Ejército como fuera de
él, se ha utilizado siempre, en España, la palabra fiador, en lugar de dragona o dragonera. Así, la acepción 3ª del diccionario de la RAE para fiador, reza: Cordón que llevan algunos objetos para impedir que se
caigan o pierdan al usarlos; p.j.,…; el que lleva
el sable en su empuñadura para rodearlo a la mano y a la muñeca… Tan sólo hay un lugar del citado diccionario dónde
aparece la voz “dragona” (no dragonera), que en su 11ª acepción dice: en Chile, fiador de la espada.
Luego,
queridos amigos del mundo de la marcha nórdica, aclarado queda el asunto. Queda, asimismo, a vuestro entero albedrío el
utilizar o no el referido palabro, pero en la sabiduría de lo que es correcto y
por qué.
Una
vez más, lo importante no es todo esto, sino que saquéis vuestros bastones de
ese horrible paragüero dónde los habéis confinado, para disfrutar con ellos.
¡Sus y a ellos!
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