martes, 25 de febrero de 2020

MI VISIÓN DE LA MARCHA NÓRDICA (I)


0 - INTRODUCCIÓN

Va ya para 15 años que empecé a utilizar los bastones en mis caminatas. Desde aquellos primeros pasos vacilantes, hasta hoy, ha transcurrido un largo camino en el que he ido ajustando (no me atrevo a decir “perfeccionando”) técnica e ideas a las necesidades y conveniencias de mi ejercicio físico, siempre con el objetivo de obtener el máximo beneficio de esa “simbiosis” entre hombre y bastones.

En todos estos años, he ido evolucionando en técnica y convicción, aprendiendo de otros más experimentados que yo pero, sobre todo, realizando un permanente y concienzudo esfuerzo de observación, propiocepción, reflexión y extrapolación, basado en mi experiencia como deportista y mis conocimientos de educación física y anatomía, tratando de ser en todo momento lo más racional posible.

Experiencia y racionalidad son, en mi modesta opinión, las luminarias que deben alumbrar cualquier avance de humana evolución para que ésta sea positiva, es decir, que suponga una mejora para nuestra especie, para las condiciones en las que nos movemos por este mundo.

Nunca me he considerado un ser especial. Siempre he creído que lo que yo pienso, siento y experimento no es exclusivamente mío, y que la mayoría, o al menos parte de mis congéneres, es posible que piensen, sientan y experimenten algo parecido. Consecuentemente, siempre he creído que las conclusiones a las que he llegado, basadas en mi experiencia y racionalidad, puedan ser extrapolables a otras personas que, así, se puedan beneficiar de alguna forma de mi esfuerzo o, en el peor de los casos, que al menos puedan tener un punto de vista diferente al suyo, lo que siempre resultará enriquecedor.

Con este trabajo que hoy comienzo me propongo volcar mi punto de vista sobre el (para mí) confuso y controvertido mundo de la marcha nórdica en España, en la esperanza de que sirva al lector interesado por este tema para progresar en él, bien por concurrencia o por disensión con mis ideas.

No parto para ello de un bien formado esquema. Aunque tengo cierto esquema en mi mente, no quiero que una idea preconcebida limite mis posibilidades. Quiero dejar que mis pensamientos fluyan (me encanta esta palabra) y de alguna manera reflejen esa evolución que al principio mencionaba. Me he planteado este trabajo como una reflexión personal sobre un tema que me apasiona, dentro de la más pura técnica “folletinesca” de siglos anteriores, “por entregas”, de las que hoy recibís la primera, mientras que ando trabajando en la tercera. Tampoco tengo previsto un “ritmo” de publicación. Simplemente, procuraré que sea medido y suficientemente espaciado, para no agobiar al lector.

La mayor parte de lo que aquí voy a escribir ya ha sido publicado en este blog, pero siento la necesidad de revisitar todos esos retazos de reflexión sobre este deporte que tanto me ha dado y, sobre todo, que tanto me permite dar. Por eso, a lo largo del trabajo incluiré numerosas referencias a entradas anteriores de este blog, siempre que crea que pueden contribuir a explicar mejor lo que trato de comunicar, o que de alguna manera complementa lo que aquí y ahora escribo.

Gracias a todos por vuestra paciencia conmigo y por vuestra devoción por este deporte, que espero que os de tanta salud y satisfacción como me da a mí.

1 - ORÍGENES Y SÍNTESIS HISTÓRICA DE LA MARCHA NÓRDICA

La mal denominada marcha nórdica (volveré sobre esto) tiene unos claros orígenes en la necesidad del hombre de mejorar su capacidad de desplazamiento por todo tipo de terreno, apoyando el esfuerzo de sus piernas (principales medios de locomoción) con las extremidades superiores, sin perder su postura erecta, a la que tantos milenios le costó llegar. Naturalmente, esta necesidad se va haciendo más perentoria con la edad, cuando las piernas van perdiendo vigor y el equilibrio se torna más inestable.

Desde esta perspectiva, es fácil suponer que el hombre ha estado utilizando bastones para ayudar su desplazamiento desde que bajó de los árboles. Sin embargo, de las tres formas de ayuda que proporciona el bastón (apoyo, equilibrio y propulsión), históricamente la utilización de los bastones ha buscado principalmente las dos primeras, y para eso sólo tenemos que ver la definición que nuestra Real Academia de la Lengua da de la voz “bastón” , como vara … que sirve para apoyarse al andar.

Entre gente sin merma física, e incluyendo la ayuda de los bastones como elementos propulsores, éstos se han utilizado desde hace siglos en los países nórdicos para desplazarse sobre esquíes. Hay historiadores que dicen que el pueblo Sami ya se movía así sobre la nieve hace 6000 años. Pero parece ser a mediados del siglo XIX cuando se empieza a practicar el esquí de fondo como deporte, de forma parecida a la actualidad, aunque la primera descripción de un esquiador con dos bastones se remonta a mediados del siglo XVIII, en Laponia, coincidiendo con el registro de las primeras unidades de esquiadores en los ejércitos de los países nórdicos.

A lo largo de todo el siglo pasado abundan los documentos gráficos que muestran finlandeses andando con bastones de esquí, y hay diversos nombres de profesionales de las ciencias del deporte y la salud ligados al estudio de esta práctica, reivindicados por diferentes federaciones y escuelas de marcha nórdica. De todo esto, lo único claro es que una empresa finlandesa de material de esquí, EXEL, fabrica en 1997 los primeros bastones de “nordic walking”, nombre con el que se conocerá esta actividad física en todo el mundo, un término inglés que se tradujo a nuestro idioma como “marcha nórdica”, denominación que ha llegado hasta nuestros días.

El nordic walking cruza el báltico hasta Alemania con el cambio de siglo, y es en este país dónde se extiende como la pólvora, pasando de cero a cinco millones de practicantes habituales en los cinco primeros años de nuestro siglo, asombrados por la potencialidad saludable de este completo y equilibrado ejercicio. Y es también en Alemania dónde parece surgir el primer intento serio por estructurar y desarrollar normas para el desarrollo de esa potencialidad, definiendo y estructurando su técnica y metodología, en pos de obtener los máximos beneficios de su práctica habitual.

Curiosamente, y aparentemente sin conexión alguna, también en Estados Unidos tiene lugar un nacimiento de nordic walking, de la mano de antiguos competidores de esquí de fondo, que acaba cuajando en un denominado FITTREK (de fitness y trekking), con técnica y metodología muy similares a las definidas en nuestro continente.

El nórdic walking llega a España inmediatamente de la mano de los alemanes afincados en nuestro país, por lo que se empieza a expandir a partir de sus principales centros de residencia (Alicante y Baleares), formándose diversas federaciones y escuelas que reivindican su “autenticidad” y conexión con diferentes asociaciones internacionales y con los antecedentes finlandeses citados anteriormente, en un afán a veces exclusivista y desprestigiador del resto, que deja un pobre “tufillo crematístico”.

Con la segunda década de este siglo se organizan los primeros “campeonatos” oficiosos de nordic walking en España, de la mano de iniciativas privadas por parte de practicantes de este nuevo deporte, pensando en su posible expansión entre una población más joven, mientras que las principales escuelas defienden el carácter “no competitivo” de esta práctica deportiva.

Ignorada por la Federación Española de Atletismo, la marcha nórdica es reconocida como modalidad deportiva por la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada en el 2015, organizándose los primeros campeonatos oficiales de España dos años más tarde.

2 - DESAMBIAGUACIÓN TERMINOLÓGICA

Como mencioné anteriormente, la traducción de “nordic walking” como “marcha nórdica” no ha sido muy afortunada, por lo que explico a continuación.

En inglés, el término “walking” incluye tanto el caminar como el marchar; de hecho, la marcha atlética, en aquél idioma se denomina race walking. Sin embargo, en español, todos diferenciamos entre caminar y marchar, a pesar de que nuestro diccionario los trate genéricamente como sinónimos y de que ambas modalidades se diferencien de correr en que en aquellas siempre hay al menos un pie en contacto con el suelo.

Así, el propio diccionario de la RAE recoge la acepción de marcha, en atletismo, como la carrera que consiste en caminar rápido con uno de los pies siempre en contacto con el suelo. Y ya que el nordic walking no tiene mucho que ver con la rapidez, la traducción más precisa parece que debería haber sido la de caminata nórdica.

Este pequeño fallo en la traducción ha llevado, por ejemplo, a la paradoja de que el reglamento de competiciones de “marcha” nórdica, haya incluido durante años la marcha atlética como una falta sancionable, y aún hoy, después de haber corregido esta incongruencia, los árbitros siguen sancionando al competidor que marcha en lugar de andar, sin que se haya variado la denominación de “marcha” nórdica.

En fin, aclarado este punto, y mientras la FEDME no corrija el entuerto, seguiremos denominando genéricamente a este deporte como marcha nórdica, a pesar de que en la mayoría de las ocasiones, nos estemos refiriendo más bien a caminata nórdica. En el enlace http://nordicartagena.blogspot.com/2019/11/ejercicio-nordico-nordic-fitness.html trato más en profundidad la desambiguación del término, así como la diferencia entre andar y marchar, y una clasificación de los distintos deportes que se derivan del esquí de fondo en lo que, genéricamente, podríamos denominar “ejercicio nórdico” (nordic fitness).

En los apartados siguientes nos referiremos especialmente a la caminata nórdica, por ser la aproximación más sencilla a la iniciación en esta familia de deportes. Siendo la técnica similar para todos ellos, su introducción y aprendizaje resulta más fácil de comprender y asimilar realizados sobre un ejercicio tan común y sencillo como es el caminar.

Próxima entrega MI VISIÓN DE LA MARCHA NÓRDICA (II). DEFINICIÓN Y TÉCNICA

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