viernes, 1 de febrero de 2019

MARCHA NÓRDICA Y MONTAÑA: LA HISTORIA DE UNA FALTA DE ENTENDIMIENTO


Hace unos días, uno de los alumnos de uno de mis cursos de iniciación, me preguntaba, un tanto extrañado, si no sería lógico que la marcha nórdica (MN) estuviera en la federación de atletismo, en lugar de en la de montaña. Le expliqué rápidamente que las cosas no siempre están como deberían, o mejor, como creemos que deberían estar. En atención a él, y a otros que puedan hacerse esta misma pregunta, escribo la historia de hoy, la crónica de lo que para mí ha sido una penosa falta de entendimiento de nuestro deporte por parte de las federaciones españolas de montaña. Una historia que comienza en los países nórdicos, hace un cuarto de siglo, y que se sigue escribiendo, a día de hoy, en nuestra tierra.

Los países nórdicos siempre han estado en cabeza en lo que a actividad física saludable se refiere. Los que tenemos una edad hemos experimentado aquellas clases de de educación física, de pocos medios y “tenis” en la cartera, en las que la gimnasia sueca era la estrella. Todos hemos admirado la constitución física de los nórdicos (y nórdicas, por remedar a algunos de nuestros políticos más ridículos) que visitaban nuestro país, fruto, sin duda, no sólo de la presencia de determinados genes, sino también de una práctica deportiva constante y sana. El esquí de fondo, quizá el deporte individual más popular en todos estos países, ha sido hasta hace un par de décadas la actividad física más completa, equilibrada y sana que se conocía, con el inconveniente de la necesidad de un elemento estacional, la nieve, del que estos países sólo carecían unos pocos meses al año. Y esos meses no dejaban por eso de hacer deporte, sino que seguían saliendo a andar con sus bastones de esquí, a pesar de lo inadecuado de su tamaño. Hasta que un fabricante finlandés de material de esquí vio una oportunidad de negocio en el desarrollo de unos bastones específicos para andar con ellos, con una técnica similar a la del esquí de fondo, y bautizó este “nuevo” deporte como “nordic walking”, lo que nosotros hemos traducido como marcha nórdica.

Los alemanes que, entre otras virtudes, siempre han sentido una especial atracción hacia el culto a la salud y al cuerpo, comprendieron inmediatamente la potencialidad de este deporte, fácilmente importable y exportable, susceptible de ser universalizado, una vez desembarazado de su inicial dependencia de la nieve. Así, en Alemania se pasó de cero practicantes en el año 2000, a cinco millones de practicantes, en el 2005, al parecer, con una importante apuesta de la seguridad social por esta oportunidad de mejorar la salud de su población, disminuyendo gastos de asistencia médica y farmacéutica. Y ellos fueron los principales motores del desarrollo de la Técnica ALFA, para sacar de los bastones el máximo beneficio físico posible para el usuario. Y fue de la mano de alemanes afincados en España, como llegó este deporte a nuestro país, durante la primera década de este siglo.


Durante algunos años, los primeros que nos interesamos por esta ilusionante actividad física, anduvimos practicándola como pudimos, aunque ahora, a toro pasado, he de decir que no lo hicimos nada mal. Y es que la técnica de la marcha nórdica es tan natural, simple y racional, que cualquiera puede llegar a dominarla sin necesidad de maestros ni libros de texto, aunque es cierto que ambos ayudan a acelerar y completar el proceso. E incluso empezamos a organizar nuestras primeras competiciones, como Dios nos dio a entender, con mucho esfuerzo y buena voluntad por parte de todos.

Pero nuestro incipiente deporte estaba huérfano de federación. Eramos cuatro y el de la gaita. El consejo superior de deportes no está por la creación de nuevas federaciones; ya tiene bastantes movidas con las que hay. Las federaciones con posibilidad de acoger la MN como una de sus actividades no veían “negocio” en este nuevo deporte, de práctica minoritaria, con competiciones sin muchas perspectivas de superar el centenar y medio de participantes, y con pocas lesiones que, a la postre, es lo que te anuncia el número de licencias federativas que vas a poder vender.

Por fin, cuando después de tibios y fracasados intentos de acercamiento a la federaciones de atletismo, algunas federaciones autonómicas de montaña (balear, andaluza, murciana) fueron “acogiendo” la MN como una de sus actividades físicas, a muchos nos pareció que empezábamos a salir del limbo en el que habíamos vivido, aunque la mayoría no estábamos seguros de que estas federaciones reconociesen la verdadera importancia y, sobre todo, la potencialidad de este deporte.

Para no quedarse al margen de estas iniciativas autonómicas, la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), a nivel nacional, reconoció en junio de 2015 la MN como una de sus actividades. La Federación de Montañismo de la Región de Murcia (FMRM), ya había decidido, en octubre del 2014 la inclusión de la MN en sus estatutos, iniciando la implementación de dicha decisión con la creación del Comité de MN, el 28 de octubre del 2015, “con la finalidad de promocionar y desarrollar la Marcha Nórdica (Nordic Walking) por todo el territorio murciano”.

Como miembro fundador de dicho Comité, propuse el siguiente texto, a modo de declaración de principios: “La técnica de la MN es una herramienta de gran utilidad para el practicante de senderismo, montañismo y carreras de montaña. Sin embargo, el valor principal de la MN reside en su potencialidad como deporte específico, completo, saludable, apto para todos, económico y practicable en cualquier entorno y condición“. El texto fue aceptado y aprobado por todos los miembros del Comité, y todavía figura hoy en su sitio web, a pesar de que estoy convencido de que ningún miembro de la FMRM comprendió entonces, ni ahora, el calado de este párrafo.

Sinceramente creo que ni la FMRM, ni la FEDME, han entendido nunca la grandeza y la potencialidad de este maravilloso deporte, ni han reconocido, implícita o explícitamente, la finalidad descrita dos párrafos más arriba, de “promocionar y desarrollar la MN” dentro de su jurisdicción territorial, ni en su aspecto de práctica deportiva, ni en el competitivo.

Como práctica deportiva, las federaciones de montaña siempre han confundido la MN con el senderismo. Sin menoscabo de esta actividad, que me enorgullezco de practicar, la MN es un deporte individual, como correr o nadar, que procura enormes beneficios a quién la practica de forma habitual (corrige la postura y ayuda a prevenir/corregir problemas de columna, articulares, aumenta la oxigenación general, mejora la circulación y la producción de endorfinas, quema grasas, aumenta la autoestima … apto para toda edad y condición física, desde niños y gente con movilidad reducida hasta deportistas de élite, que se puede practicar en cualquier lugar y momento). Para hacer MN no se necesitan conocimientos especiales de orientación y movimiento en montaña, algo muy adecuado para un senderista; ni el instructor de MN necesita conocimientos para llevar un grupo por la montaña. Yo hago marcha nórdica todos los días, sin ir a la montaña. Es más, cuando hago senderismo de montaña, son pocas las ocasiones en las que puedo aplicar la técnica de la MN, a pesar de mi interés.

En cuanto a las competiciones de MN, las federaciones de montaña las siguen confundiendo con carreras por montaña, con recorridos en línea o circuitos tan largos que en nada ayudan a la eficaz actuación de los árbitros durante la competición que, en este disciplina, a diferencia de las carreras por montaña, es esencial. Un reglamento que nisiquiera contempla como finalidad de las competiciones la citada de “promoción y desarrollo” de la MN, ni determina las características mínimas que debe reunir un circuito de competición para permitir el desarrollo de una técnica correcta, algo difícil de conseguir en un entorno de montaña. Un reglamento utiliza en su articulado vaguedades tales como “mucho” o “excesivo”, no es serio, pero sobre todo, un reglamento que no reconoce la dificultad de apreciar a simple vista la realización correcta de la técnica de la MN, permitiendo que un sólo árbitro pueda decidir la descalificación de un competidor, es una demostración palpable de la falta de comprensión de la esencia de este deporte por parte de las federaciones de montaña.

La verdad es que la MN no necesita una federación. Como no se necesita una federación para correr. La MN sólo necesita una persona consciente de la necesidad de practicar un deporte barato, sano y sencillo, el más completo y equilibrado de los conocidos, que trabaja activamente más del 90% de los músculos y articulaciones de nuestro cuerpo … y un par de bastones. Ahora, si decidimos que debe haber competiciones de MN (algo de lo que yo estoy bastante desengañado), sigo pensando, como al principio, que las federaciones de atletismo, teniendo la experiencia de la marcha atlética, están mucho más preparadas que las de montaña para entender y atender las necesidades organizativas, reglamentarias y de arbitraje de este deporte.

Sigo convencido de que, aunque sólo sea por pura ambición, como ya sucedió en las carreras de montaña, el día que se vean 300 pares de bastones en la línea de salida de una competición de MN, las federaciones de atletismo saltarán a la arena para reclamar la MN como una actividad propia. Y es posible que los nordicompetidores prefieran entonces una federación que cuenta con más de cien años de experiencia y evolución en intentar enjuiciar con mesura y justicia la técnica de sus marchadores. Si las federaciones de montaña siguen interesadas en este deporte, más les vale que empiecen a ponerse las pilas. ¡Ya están tardando!

Y tú, pasa de federaciones, competiciones y otras vainas, y saca tus bastones del paragüero … ¡todos los días!

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