miércoles, 15 de julio de 2020

MARCHA NÓRDICA. VOLVIENDO A LOS ORÍGENES


La marcha nórdica nace definitivamente a finales del siglo XX para permitir a los habitantes de los países nórdicos extender la práctica de un sano y completo deporte, el esquí de fondo, más allá de la práctica invernal, sobre nieve, tradicional de aquellas latitudes.

Un deporte tan sano y completo, barato, accesible a cualquier nivel y edad, practicable en cualquier lugar y momento, no tardó en atraer la atención de sus vecinos germanos que, inmediatamente, perfeccionaron la técnica para convertirlo en el deporte más sano y completo de cuantos se conocen.

Y ellos, los alemanes, lo trajeron a sus lugares de residencia en nuestro país, hace ya tres lustros, coincidiendo con mi primer contacto con un par de bastones, en mi práctica de senderismo que, en aquella época, preparaba la realización de un sueño largamente perseguido: la travesía del Pirineo, de costa a costa.

Mi técnica, autodidacta, con dos bastones (una verdadera rareza para los senderistas de la época, que a menudo me paraban para preguntarme qué hacía), no difería apreciablemente de la desarrollada por los alemanes para la marcha nórdica, como descubriría pocos años despúes, al hacer mi primer curso de instructor. Lo que viene a añadir otra característica a las muchas ya mencionadas: la racionalidad de este deporte.

Ya enamorado de él, con mucho tiempo libre, y ganas de emplearlo en hacer algo por los demás, y con una vocación innata hacia la enseñanza, descubrí en la marcha nórdica una oportunidad de poner a trabajar pasión y vocaciones, dedicando una parte importante de mi actividad a la difusión y promoción de este deporte.

En aquellos primeros años pensaba yo, como tantos, que esa difusión y promoción se verían impulsadas de forma importante, sobre todo entre sectores jóvenes de población, con la organización de competiciones y quedadas. Y me puse a ello con todas mis energías: hasta cuatro competiciones llegué a organizar, hasta que comprendí que la marcha nórdica es un deporte no competitivo, algo que muchos habían dicho antes y que yo había desoído.

La marcha nórdica es un deporte sano, completo, equilibrado, racional, adaptable para todos, barato, que se puede practicar en cualquier momento, entorno y época del año. Pero la marcha nórdica, para que sea todo esto, nace de la ejecución de una técnica que, sin ser complicada, exige una atención incompatible con un ambiente de competición e incluso con una actividad en grupo.

Y ello no quiere decir que la marcha nórdica sea aburrida. ¡Todo lo contrario! La atención a la técnica permite un disfrute inmediato del ejercicio que estamos realizando, sin otra distracción que su adecuación (o no) al ritmo de la música que llevemos de fondo.

Esta maldita pandemia, tan mal gestionada por unos responsables (!?) faltos de conocimientos históricos (pestes, gripe española, etc), sentido común (nunca sabremos cuántos contagios y muertes se habrían evitado tapándonos nariz y boca desde el minuto uno) y racionalidad (tampoco sabremos los efectos negativos causados por prohibir la práctica deportiva individual al aire libre) – perdonad por esta disgresión, pero me la pedía el cuerpo - … esta pandemia, como decía, también nos ha dejado alguna cosa buena. A mí, aunque renqueante, me ha permitido volver a mis orígenes con la marcha nórdica, en su más puro y gratificante estado, lejos de otras distracciones. Y si quiero competir, me apunto a una carrera por montaña …. y si quiero hacer senderismo, pues quedo con familia y amigos para disfrutar de la naturaleza, comer, charlar y hacer fotos. Pero mi práctica diaria de marcha nórdica ha vuelto a ser tan LSD (lúdica, sana y deportiva) como siempre, apoyada en mi técnica y amenizada por mi viejo MP3, dónde lo mismo suena un rock, que una cha cha cha o un pasodoble.

A mi me pasa con la marcha nórdica algo parecido a lo que le sucedía a Don León Felipe con la poesía, magistralmente expresado en aquel conocido verso:

Deshaced ese verso.
Quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso
será la poesía.


Cuando la técnica está tan asimilada que la olvidas, sin dejar por ello de perfeccionarla; cuando el ritmo está tan interiorizado que no oyes la música, sino que te lleva en volandas; cuando te olvidas de dónde estás, de la gente que tienes alrededor, incluso de tus bastones, pero … disfrutas como un enano con ellos … eso será marcha nórdica.

Sistema, poeta, sistema.
Empieza por contar las piedras,
luego contarás las estrellas.


Empieza por sacar tus bastones, todos los días ..  y aprende a disfrutar con ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si estás registrado en este blog, tus comentarios son más que bienvenidos. La moderación de comentarios, por mi parte, se limita a evitar los que falten al respeto mínimo debido a otras personas, y nunca a censurar opiniones contrarias a las mías.