martes, 16 de junio de 2020

Las caídas en la marcha nórdica


Todos los animales que se desplazan sobre pies sufren caídas alguna que otra vez. Si a veces no encontramos un escarabajo, u otro bichejo de seis o más patas, panza arriba, como no nos vamos a caer los que sólo tenemos dos … o cuatro, si les añadimos un par de bastones, utilizados con una buena técnica.

Yo he corrido toda mi vida, y de vez en cuando, una vez cada dos o tres años, me he caído corriendo. Y con el paso de los años, la merma de equilibrio y de reflejos me llevó a aumentar el número de caídas paulatinamente, hasta que, hace ocho años, cuando ya me caía dos veces al mes, decidí pasarme a la marcha nórdica, en exclusividad, tratando de prevenir lesiones, cada vez más difíciles de recuperar. Desde entonces (toco madera), no me he vuelto a caer.

Una de las cosas buenas que tiene la marcha nórdica (¡otra!) es el aumento de la estabilidad gracias a la correcta utilización de los bastones. Las caídas son normalmente consecuencia de un tropezón que nos hace perder el equilibrio y, si no lo recuperamos a tiempo, por medio de unos buenos reflejos o de unos bastones bien utilizados, acabamos en el suelo.

El tropiezo se puede producir con un obstáculo del terreno (piedra, tronco, raíz, losa mal nivelada, etc), o incluso con nuestros propios bastones. Tanto en un caso como en el otro, la mayoría de las caídas son debidas a falta de atención en lo que vamos haciendo. Las distracciones producidas por la falta de concentración o la dispersión mental propia de las competiciones y de las salidas en grupo, están entre las principales causas de estos accidentes.

También la elección de un material poco apropiado puede facilitar el no deseado desenlace. Los bastones demasiado livianos y con fiadores que facilitan su manejo sin necesidad de agarrarlos son un peligro cierto (aparte de más caros), sobre todo en entornos de montaña y con viento.

Pero también una buena técnica nos puede ayudar a minimizar la posibilidad de una caída fortuita. Fundamentalmente, la regla básica de la técnica alternativa (diagonal) de “tener siempre apoyados, al menos un pie y un bastón” es un seguro anti-caídas, ya que al tropezar y perder el equilibrio, el bastón que está en el suelo se convertirá en el soporte reflejo que nos ayudará a recuperarlo.

A mi parecer, estas pueden ser los principales errores técnicos que pueden acabar dando con nuestro cuerpo por tierra:

  1. Apoyo demasiado atrasado del bastón, a la altura o por detrás del pie retrasado. Si se produce el tropiezo en ese momento, difícilmente vamos a encontrar en ese bastón, tan retrasado, un apoyo útil para recuperar el equilibrio.
  2. No agarrar con firmeza la empuñadura para recuperar y clavar el bastón. En este caso, la mano va a la altura del pie contrario, pero el bastón, suelto, se recupera muy horizontal, y se clavará bastante después de que el pie contrario tome contacto con el suelo. Si ese contacto es un tropiezo, el bastón, suelto y prácticamente horizontal, difícilmente nos va a servir de ayuda para recuperar el equilibrio perdido.
  3. Elevación excesiva de la mano que recupera el bastón. Normalmente acompañada de una flexión excesiva del codo de ese lado. Como en el error anterior, la punta del bastón caerá al suelo después que el pie contrario. Si éste tropieza, aquél no estará disponible para ayudar.
  4. Falta de coordinación entre cada bastón y el pie contrario. El bastón debe caer al suelo coincidiendo con la toma de contacto del talón del pie contrario, y permanece allí hasta que dicho pie complete su impulsión y abandone el suelo. Aparte del incremento de equilibrio que supone, este doblete es necesario para conseguir los mayores beneficios físicos y de eficacia en el desplazamiento que caracterizan a la marcha nórdica.

Normalmente observo una concatenación de estos errores. Es decir, quien clava demasiado atrás, no suele agarrar para recuperar, suele elevar la mano que recupera por encima de la cadera y, por tanto, no coordina los bastones con los pies, … en definitiva, no cumple la regla básica citada anteriormente. A pesar de todo ¿sigue siendo marcha nórdica?

En fin, como decía mi madre, dónde está el cuerpo está el peligro. Todos nos podemos caer, en cualquier momento, a pesar del cuidado que pongamos. Si vamos pendientes de estos detalles técnicos, y de lo que vamos haciendo, es posible que nos caigamos menos.

Sacad los bastones del paragüero … y usadlos bien, y pendientes de lo que hacéis. La marcha nórdica es sana … procuremos mantenerla así.


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