Esta semana, huyendo de los calores caniculares de mi ciudad, he tenido la oportunidad de sacar mis bastones a pasear por el nordeste peninsular, y no puedo evitar percibir sensaciones (deformación profesional, dice mi mujer) que quiero compartir con vosotros. Vaya por delante que son apreciaciones completamente subjetivas y, por tanto, otros, andando por los mismo caminos, pueden llegar a conclusiones totalmente diferentes.
De mis dos días bastoneando por todo el frente marítimo de Tarragona, me queda una cierta sensación de tristeza. Tarragona, aparte de una bonita ciudad, ha sido para mi paradigma de promoción de la marcha nórdica. Que yo sepa, fue una de las primeras en organizar competiciones, allá por el 2008, de la mano de Tony y Alessia, dos pioneros de este deporte. Sin embargo, en las cuatro horas que estuve bastoneando por la zona, muy concurrida por corredores y caminantes, tan sólo me crucé con dos personas con bastones, de las que sólo una hacía algo parecido a marcha nórdica. Sinceramente, no me lo esperaba, y no sé qué ha podido pasar.
De Tarragona, tras visitar Port Aventura (algo que desde aquí recomiendo, aunque no durante el verano si el calor os afecta tanto como a mí), pasando por una visita con comida (también muy recomendable) a la espectacular villa de Ainsa, en el pre-Pirineo oscense, dos días nordiqueando por la zona más bonita del Pirineo. El primero, por el valle de Ordesa, hasta las gradas de Soaso, todo un espectáculo que ningún español se debería perder (yo vuelvo cada vez que puedo).
Sensaciones encontradas. Cientos de jóvenes, y menos jóvenes, con bastones. Recuerdo cuando yo empecé a usar dos bastones en la montaña, hace diez años. Era una visión tan poco usual, que continuamente me paraban los montañeros (especie poco cortada para preguntar) para interesarse por tan raro evento. Casi siempre con la misma pregunta: ¿es mejor dos bastones o uno?, a la que yo invariablemente contestaba igual, a la gallega: ¿es mejor dos piernas o una? Supongo que todos lo entendían (o me dejaban por loco), porque no seguían preguntando.
Bueno, a lo que vamos: mucha gente con bastones, pero pocos (¿un 5%?) haciendo algo que se pareciera a marcha nórdica. Cierto que las mochilas no ayudan, pero con todo y con eso, se ve quién sabe lo que hace y quien no tiene ni idea. Una pena que la labor de tantos buenos instructores desperdigados por toda España no se note en estos lugares, y esto me lleva a pensar que hay algo que no estamos haciendo bien.
Yo pensaba que la competición acercaría la marcha nórdica a los más jóvenes. Sin embargo, no veo una apreciable disminución de la media de edad de los practicantes a lo largo de las competiciones de esta temporada. Evidentemente, las claras deficiencias del actual reglamento de la FEDME (ya al plantearse los objetivos de las competiciones, y luego, al establecer las categorías) han tenido algo que ver. Tampoco la programación de largos y caros cursos de iniciación por parte de las federaciones regionales han ayudado mucho. Pero creo que hay algo más.
Pienso que quizá hemos fiado demasiado en la potencialidad de la competición para promocionar este deporte entre la gente joven. Es posible que debamos intentar otros caminos, como la realización de cursos promocionales entre grupos de boyscouts, excursionistas de colegios, etc. Seguramente, entre gente joven, con meninges que funcionan al 100%, un curso de iniciación de un par de horas, muy práctico, debe ser suficiente para que empiecen a utilizar los bastones correctamente en sus salidas, percibiendo desde el principio ese plus que nos aportan y nos engancha. Yo voy a intentarlo.
El segundo día, por las inmediaciones de Broto (un lugar ideal para la práctica de la marcha nórdica en verano), algunos nordimarchadores de los campings del valle, que no me dejaron malas sensaciones.
Y vuelta a mi práctica en Cartagena, bien tempranito, intentando torear estos calores. Pero sacando los bastones del paragüero cada día, como Dios manda (y el cuerpo agradece).
En Extremadura, que yo sepa, no hay instructores y te aseguro que la dehesa extremeña es fantástica para la práctica de la marcha nórdica, especialmente el Parque Natural de Cornalvo junto a Mérida donde yo vivo. Hago muchos kilómetros con bastones pero he sido autodidacta (así la haré, pero bueno) aunque me ha ayudado en su manejo mis años de esquí de fondo.
ResponderEliminarTodavía no me he cruzado con nadie que utilice los bastones de marcha nórdica. Estoy contigo que hace falta que las federaciones, en este caso la extremeña, se impliquen en la promoción de este mágnfico deporte.
Marce, ahora que lo dices, no recuerdo ningún extremeño entre mis conocidos nordimarchadores. Sí que parece que tu federación anda algo dormida. Hasta ahora, todo lo que se ha hecho en España para difundir la marcha nórdica ha sido por las inquietudes y el trabajo de aficionados como tú, que han sabido apreciar las bondades de este deporte y se han convertido en evangelistas del mismo. Desde aquí, te animo a que hagas lo mismo. Yo empezaría por hacer un curso de instructor con cualquiera de las escuelas mayoritarias (FENWA, FITTREK, INWA), para comenzar a difundir la marcha nórdica mediante cursos de iniciación en tu entorno más inmediato (amigos, familia, club, pueblo). Las federaciones no muestran interés hasta que ven algún atisbo de negocio (léase, perspectiva de un incremento apreciable del número de fichas federativas) y creo que en tu caso, eso está aún lejano. ¡Ánimo y adelante! Tienes una bonita oportunidad de ser útil a tu gente haciendo algo que te gusta. Estoy a tu disposición para ayudar en lo que pueda.
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