El senderismo no es
una forma de preparación física en sí mismo, aunque, sin duda,
reporta una interminable lista de obvios beneficios psicofísicos al
que lo practica con asiduidad. El disfrute de la naturaleza, la
libertad del campo abierto, lejos del aire viciado de nuestros
entornos habituales, la belleza del paisaje nuevo, la recompensa del
esfuerzo y el alcanzar la meta propuesta son probablemente el primer
objetivo del andarín, aunque algunas veces esta actividad se inicie
por “prescripción facultativa” debido a sus repercusiones
positivas sobre el propio organismo.
También, como
cualquier otra actividad física, el senderismo puede producir
algunas consecuencias no deseadas. Una actividad física
desproporcionada para nuestra edad y, sobre todo, para nuestra
condición física o de salud, puede agravar insuficiencias
funcionales preexistentes. La intensidad o duración del esfuerzo,
el peso acarreado, así como el perfil del recorrido y la naturaleza
del suelo, pueden causar lesiones a largo o corto plazo, dependiendo
siempre de la proporción entre nuestras posibilidades reales y lo
que nos exigimos.
Hay dos factores
que influyen, cada vez más sobre la actividad física realizada
mediante el senderismo. Por un lado, el sedentarismo propio de la
sociedad de bienestar en que vivimos nos ha llevado a mantener,
durante la mayor parte de nuestra vida, grados de actividad y
posturas en las que nuestros principales grupos musculares, incluido
el corazón, están fuera de tono, o con una actividad mínima. Por
otra parte, la sensación de placer y libertad que experimentamos en
contacto con la naturaleza, tan ajena a nuestra vida cotidiana, y el
poco tiempo que nuestras obligaciones nos permiten disfrutarla, nos
lleva con frecuencia a “descontrolarnos” cuando salimos al campo
o la montaña, sin medir demasiado las consecuencias de esos excesos
semanales, en el mejor de los casos, o incluso meramente
vacacionales.
En un sucinto trabajo, "Andar Sano", publicado en Bubok, propongo al andarín una serie de consejos básicos que
le permitan un mayor disfrute de sus oportunidades de contacto con la
naturaleza, asegurándole unos mayores beneficios físicos
del esfuerzo realizado, minimizando sus efectos negativos. Para
mayor facilidad de consulta y estructuración del contenido, el citado trabajo está
dividido en cuatro partes. La primera, antes
de la marcha,
trata sobre el acondicionamiento del organismo para un ejercicio que
supera nuestra actividad física cotidiana. La segunda parte se
propone el aprovechamiento de la actividad física realizada,
complementada mediante la ejercitación de los principales grupos
musculares, para proporcionar mejoras físicas más perdurables, así
como la readaptación del cuerpo a una actividad física menor,
mediante una serie de ejercicios realizados después
de la marcha.
La tercera parte incluye una serie de actividades aconsejables
durante la realización del recorrido, dirigidas tanto a la
relajación de los grupos musculares más cargados, como a la
realización de actividades complementarias durante
la marcha,
que hagan más completo el ejercicio realizado durante la jornada
completa. A continuación, he incluido un apartado de consejos
prácticos
que, por su simplicidad, puede ser fácil tener presentes a modo de
decálogo para nuestras excursiones. Finalmente, convencido de los
beneficios físicos que reportan al andarín la utilización habitual
de bastones y a la vista de las dudas sobre su utilización, me he
decidido a incluir un apartado sobre marcha
con bastones. Este último apartado puede resultar especialmente atractivo y útil para los que sientan curiosidad por la marcha nórdica, así como para los que habiéndose iniciado en esta beneficiosa actividad necesiten repasar los fundamentos de la técnica ALFA.
Este trabajo va
dirigido a andarines en general, sin necesidad de que tengan
conocimientos especiales de anatomía o educación física. Por esa
razón, he huido de terminología técnica, utilizando en su lugar
expresiones simples que puedan ayudar al lector a una mejor
interpretación de ejercicios y sensaciones. Por último, quiero
añadir que los ejercicios presentados son sólo una base de partida
para no iniciados. Realizados en su totalidad, una vez mecanizados,
no deben llevarnos más de 6-7 minutos antes de la marcha, 3-5 en los
descansos, ni 10-15 al finalizar. La experiencia personal aconsejará
a cada uno la sustitución de unos ejercicios por otros, ... su
prolongación o acortamiento.
Que lo disfrutéis….
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