jueves, 6 de agosto de 2020

MARCHA NÓRDICA Y FOCALIZACIÓN

Cuando un deporte es tan completo y equilibrado como la marcha nórdica, sin duda debe estos apelativos a la gran diversidad de grupos musculares que pone en movimiento, y a la no concentración del esfuerzo realizado en unos sobre otros. En esa diversidad y equilibrio, orquestados por una buena técnica, estriba la merecida fama y la cantidad de beneficios que se derivan de la práctica habitual de nuestro deporte favorito.

Sin embargo, las mismas características diferenciales apuntadas en el párrafo anterior también ponen a disposición del practicante múltiples opciones de trabajo individualizado de articulaciones y grupos musculares concretos, focalizando el esfuerzo general realizado durante nuestra práctica habitual de marcha nórdica sobre partes de nuestro cuerpo que queramos trabajar con mayor intensidad.

Conviene que en esta focalización del ejercicio no nos apartemos de la práctica racional de la marcha nórdica como deporte completo (lo trabajamos todo) y equilibrado (no sobrecargamos nada en detrimento de otras partes). Por ello, antes de centrarnos en una zona en concreto conviene realizar un repaso general técnico para asegurarnos de que lo estamos haciendo bien. Para no repetirme, invito al curioso lector a visitar el enlace siguiente Mindfulness y Marcha Nórdica o a participar en alguno de los talleres de Técnica y Ritmo que hacemos en Cartagena un par de veces al año (son gratuitos y se anuncian es este blog con un par de semanas de antelación).

Ya he tratado en entradas anteriores de este blog algunas temas relacionados con la focalización de la marcha nórdica hacia partes concretas de nuestro organismo, hasta ahora siempre en relación con la técnica, tales como El Pie o La Mano, sin contar las innumerables citas realizadas al trabajo de la columna vertebral (64 articulaciones, con sus músculos, tendones y ligamentos), principal soporte de nuestro cuerpo y origen recurrente de problemas y dolores, a causa de defectos posturales de origen laboral o de exceso de horas de “sillón”.

Precisamente en mi preocupación constante por trabajar el "Core" (una palabra inglesa que se utiliza como marco inclusivo de los músculos abdominales, lumbares, de la pelvis, los glúteos y la musculatura profunda de la columna), lo que siempre hemos llamado en español el torso o el tronco, “todo incluido”, es la que me ha traído a la reflexión de hoy.

El trabajo de todos estos músculos, cuya misión principal es mantener y movilizar la columna vertebral dentro de sus parámetros normales, no es tarea fácil ni agradable. De entrada, normalmente exige la adopción de posiciones de tendido (prono y supino) o de tierra inclinada, todas ellas posturas ingratas que nos producen cierto rechazo. Al menos, ese es mi caso, a pesar de que yo haga a diario mis ejercicios específicos de core antes de calentar para salir con mis bastones.

La marcha nórdica, con una buena contra-rotación de hombros y caderas a cada paso, favorecida por una cuidada técnica, puede ser una excelente oportunidad para trabajar el core, sin necesidad, o como complemento, de los ingratos ejercicios en el suelo.

Para ello, una vez asegurados de que estamos realizando una buena técnica, haciendo un alarde de propiocepción, repasando cada uno de los indicadores que nos permiten comprobarla (pies, manos, bastones, coordinación, postura, ..), nos centraremos en focalizar el inicio del paso (bastón clavado, al tiempo que cae el pie contrario, con el codo bien por delante del tronco) como un esfuerzo que parte de nuestros abdominales, que siguen “tirando” de ese brazo, para que tracciones y empuje el bastón, hasta que perdemos de vista su mano, por detrás de nuestra cadera, mientras nuestros dorsales, lumbares y glúteos tiran de la pierna contraria hacia atrás, coordinando ese impulso con el ya referido del brazo contrario. Y vuelta a empezar.

Puede parecer una tontería, pero el realizar la marcha nórdica de forma “automatizada”, perfecta en su técnica, no me deja la misma sensación de trabajo de abdominales, glúteos, dorsales y lumbares que me queda después de realizar el mismo ejercicio focalizando el esfuerzo en los grupos musculares citados. Probadlo durante unos días y me decís qué tal.

La focalización puede venirmos muy bien para centrar el esfuerzo en grupos musculares que necesitemos potenciar, por el motivo que sea (terapéutico o de rendimiento), pero siempre cuidando de que esta focalización no produzca una sobrecarga y una pérdida de la condición ejercicio equilibrado y completo de la marcha nórdica. Olvidar la racionalidad que debe presidir nuestra práctica, puede resultar en la perdida del valor diferencial de la marcha nórdica sobre cualquier otro deporte: la salud que nos reporta.

Así que, focalizando o no, saquemos nuestros bastones del paragüero para practicar el deporte más racional, completo y equilibrado que se ha inventado. ¡Disfrutadlo!


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