jueves, 29 de agosto de 2019

EL EJERCICIO DIARIO NO ES ACONSEJABLE … ES NECESARIO


El ejercicio habitual, hoy en día, no es algo aconsejable, sino algo absolutamente necesario. La vida sedentaria, facilitada por los avances sociales y el desarrollo tecnológico, que separan al ser humano de la actividad física cotidiana en el devenir de sus tareas mas usuales, y en las formas normales de trabajo, nos llevan a más y más horas sentados, no siempre en posiciones higiénicamente correctas. Si unimos esto a los períodos de sueño y descanso, observaremos que nuestra vida tiende a ser demasiado sedentaria.

El sedentarismo se traduce en la no utilización de músculos, ligamentos y articulaciones que cumplen muy diversas funciones dentro de la complejidad de nuestro organismo. La bien conocida frase “la función hace el órgano”, es un hecho bien probado, y si no existe un requisito para mover ciertas partes de nuestro cuerpo, es muy probable que, con el tiempo, músculos, tendones y articulaciones, se debiliten y comiencen los dolores fruto de dicho debilitamiento.

El ejercicio diario es una necesidad para compensar la falta de actividad física que en otros tiempos era necesaria en el día a día de cada persona. Debemos desarrollar hábitos de ejercicio que nos hagan mover, cada día, el mayor número de músculos y articulaciones de nuestro cuerpo … y ahí es dónde aparece la marcha nórdica en esta entrada de hoy, puesto que ella, con una técnica correcta, va a ser el vehículo que nos permita mover todo nuestro cuerpo, desde los dedos de las manos a los de los pies, pasando por brazos, piernas y columna.

Y aquí es dónde empieza y acaba todo movimiento: en la columna. La columna vertebral es la gran olvidada del ejercicio físico común, y es la fuente de mayores disgustos a nivel de salud y dolores, a partir de una edad. Todos los defectos del sedentarismo se ceban en este conjunto de 67 articulaciones, sujetado y movido por músculos de gran tamaño, nada fáciles de ejercitar.

Nuestra columna vertebral es una adaptación, yo creo que no muy bien evolucionada, de una columna de cuadrúpedo, a nuestra situación de bipedestación actual. La marcha nórdica es prácticamente el único ejercicio que nos ayuda a seguirla trabajando en su diseño original para cuadrúpedos, ya que el uso de bastones para el desplazamiento nos permite impulsarnos con brazos y piernas. La natación también es un buen ejercicio en este sentido, aunque tiene el inconveniente de requerir un medio especial, no siempre disponible, ni el habitual en que nos movemos.

Sin embargo, mi experiencia personal es que conviene complementar la marcha nórdica con algunos ejercicios específicos de abdominales y dorsales (lo que ahora se llama “core”) para mejorar el tono de los grandes músculos que sostienen ese frágil prodigio de ingeniería que es nuestra columna vertebral.

Mis diez minutos diarios dedicados a este asunto, van seguidos de otros diez de calentamiento, para poner mi cuerpo en condiciones de realizar un ejercicio de cierta intensidad que, además, aprovecho para incidir con mayor insistencia en aquellas articulaciones que creo más débiles, en las que haya sentido alguna molestia en sesiones anteriores, o que por cualquier razón piense que trabajo menos.

De la hora y media diaria de marcha nórdica no hablo, pues ya creo que lo he dicho casi todo (digo casi porque voy continuamente encontrando nuevas variaciones durante mis reflexiones peripatéticas). Esto es una obligación diaria que, cuando dejo de observarla durante unos días, como me ha sucedido en los diez que he estado en Galicia (no dejéis de visitar este precioso rincón de nuestra España), noto los efectos negativos de mi descuido, en forma de dolores y plagas que normalmente no tengo.

Los diez minutos posteriores, de estiramientos, completan las dos horas de ejercicio físico que para mí son imprescindibles, sustituto (o al menos minimizador) de quejas, dolores, médicos, analgésicos, antiinflamatorios, y un largo etcétera, que gracias a estas rutinas, casi no existen en mi vida cotidiana. Pero para valorar bien lo que tienes, no hay nada como perderlo … gracias a Dios, sólo por un tiempo.

Y otra cosa: si dejáis de hacer ejercicio y empezáis a notar plagas y dolores, no tengáis duda de que es por vuestra dejadez, y procurad retomar la actividad física cuanto antes. La recuperación se produce mejor y más rápida haciendo ejercicio, y además, evitamos que aparezcan nuevos problemas a consecuencia de la inactividad prolongada. La marcha nórdica nos va a permitir atemperar la intensidad del ejercicio y repartirlo por partes de nuestro cuerpo no afectadas … otra de las muchas bondades de nuestro deporte.

Así que ya sabéis: core, calentamiento, marcha nórdica y estiramiento … todos los días.

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