Mi padre me dejó (con la mejor de sus intenciones, ¡Dios lo
bendiga!), entre otras muchas, una tara que me ha perseguido toda la
vida: sólo hay dos formas de hacer las cosas, bien o bien. Desde mi
incapacidad para cambiar, la experiencia me ha demostrado que esto no
es cierto; las cosas se pueden hacer bien, regular, “faena de
aliño” o mal. El reglamento de marcha nórdica de la FEDME, para
mí, está entre “faena de aliño” y mal, y los que leéis mis
reflexiones nórdicas (¡Dios os bendiga a vosotros también, por
vuestra benevolencia y paciencia!) sabéis de sobra las muchas
razones por las que pienso así, y que no toca hoy repetir; si
alguien tiene curiosidad, solo tiene que darse “una vuelta” por
las entradas de este blog.
Pero
me guste o no, el reglamento es la única referencia oficial que
tienen los árbitros para intentar que lo que se ve en cualquier
competición, se parezca lo más posible a lo que entendemos por
marcha nórdica y, en cualquier caso, de la aplicación justa y
generalizada de dicho reglamento, se sigue la satisfacción y
continuidad de los que, desoyendo mis repetidas llamadas a la
sensatez, se internan, con una edad, en el peligroso y tortuoso mundo
de la competición en este deporte.
En
cualquier caso, en la definición de marcha nórdica de dicho
reglamento, se establece el requisito de utilizar activamente los
bastones en pos de la optimización del esfuerzo físico
realizado. Sin embargo, vengo observando, cuando llegan a mis manos
imágenes de competiciones, y tengo el tiempo y el humor para
estudiarlas con espíritu crítico (siempre constructivo), una
extraña propensión a tirar de los codos hacia arriba, algo que, a
simple vista resta indudablemente eficacia al uso activo de los
bastones, ya que quién así procede, no empuja sobre el eje
longitudinal del bastón, lo que a la postre se debería traducir en
apoyo, equilibrio (componente vertical) y, sobre todo, ya que estamos
compitiendo, impulso
(componente horizontal).
Ya
en marzo pasado, en la entrada del enlace siguiente
las-competiciones-no-hacen-la-marcha-nórdica,
denunciaba este asunto e incluía unas imágenes que lo ilustraban.
Hoy, vista la mayor incidencia de este “postureo” en las
competiciones, ante el que los árbitros parecen no reaccionar, me
propongo añadir nuevas ilustraciones, con comentarios explicativos
que pueden ayudar a la identificación de la infracción que, desde
mi punto de vista, daña en gran medida la correcta aplicación de la
técnica y, en definitiva, la marcha nórdica.
En
la secuencia de la izquierda, en la primera imagen se puede observar
como el competidor apoya el bastón derecho poco inclinado y a la
altura del talón del pie contrario. Lo primero es un indicador
claro de que no piensa impulsarse sobre el bastón ya que si esa
fuese su intención, buscaría mayor inclinación para conseguir una
componente horizontal mayor en la consiguiente descomposición de
fuerzas. Lo segundo es una violación del punto 5.3 del reglamento,
que especifica que “el bastón debe clavarse en el espacio
comprendido entre los dos pies” (aunque esta sea una de las malas
definiciones que le achaco). En la segunda imagen se observa cómo
el codo de la mano que sujeta el bastón derecho se eleva en un
movimiento de oscilación del brazo (flecha amarilla) que poco o nada
puede influir en la fuerza ejercida sobre el eje longitudinal del
bastón. El competidor trata de pasar la mano por detrás de la
cadera (punto 5.4 del reglamento), sin rebasar nunca la vertical del
codo, y sin utilizar activamente el bastón. La mano derecha (flecha
roja) se mantiene en todo momento por encima de la cadera (línea de
puntos), excepto en la tercera imagen, que ya corresponde a la fase
de recuperación.
En
la siguiente secuencia, de la misma competición, se observa idéntica
dinámca en otro competidor: clava el bastón poco inclinado y
cercano al talón, seguido de una elevación continua del codo, en
poca o nula acción sobre el bastón, manteniendo la mano siempre por
encima de la cadera. Para mí resulta evidente que no está
utilizando el bastón de forma activa, aunque trata de hacer creer a
los árbitros que no es así, llevando la mano inútilmente atrás,
hasta sobrepasar la cadera, pero sin rebasar en ningún momento la
vertical del codo.
Las
competidoras no parecen ajenas a esta desafortunada tendencia. En la
secuencia de la izquierda se observa de nuevo la clavada demasiado
adelantada del bastón, muy poco inclinado (¿para qué molestarnos
si no lo vamos a usar?), y un esfuerzo inútil por rebasar la cadera
con la mano a base de elevar el codo hasta una altura increíble. La
mano permanece siempre por encima de la cadera, excepto en la imagen
4, que corresponde ya a la fase de recuperación del bastón. De
nuevo, “postureo” de cara a árbitros poco expertos que se
encuentran con la difícil labor de tener que apoyarse en un
reglamento bastante defectuoso.
En
las pocas imágenes que tengo de esta competición, dispongo de
abundante evidencia de que no se trata de casos aislados,
desgraciadamente, entre quienes hacen podio, lo cual resulta
desalentador para los que hacen una técnica correcta de marcha
nórdica, como el que aparece en la secuencia de la izquierda. La
diferencia es más que obvia: apoya el bastón correctamente,
suficientemente inclinado para poderse impulsar sobre él (uso activo
– componente horizontal de la descomposición de fuerzas citada),
con la mano siempre por debajo de la línea de las caderas, y el codo
siguiendo una línea ligeramente ascendente, con la mano que rebasa
la cadera, más allá de la vertical del codo. Ignoro si este
nordicompetidor logró hacer podio, pero está claro que hizo
marcha nórdica.
Como
consecuencia de todo esto (vamos a la parte constructiva de la
crítica), mi consejo para los árbitros es que se fijen y sancionen
el apoyo de los bastones fuera de la zona permitida por el
reglamento, ya que esto es todo lo que por ahora pueden hacer, y para
los responsables de la FEDME, que incluyan en el reglamento la
obligación de mantener las manos por debajo de la horizontal de las
caderas y de que el codo no rebase la vertical de las caderas antes
que la mano del mismo lado.
El
uso activo de los bastones no se podrá comprobar de forma segura
hasta que se dote a los bastones de competición de un potenciómetro
que indique a los árbitros, de alguna manera, que la fuerza ejercida
a lo largo de su eje longitudinal no supera el mínimo que se
establezca. Esto no es ciencia ficción; se hace en otros deportes,
como la esgrima. Ni me parece que pueda ser muy costoso su
desarrollo y comercialización. Seguro que la FEDME tiene medios
para esto (el interés, se le supone). Mientras tanto, no dejemos a
los árbitros incapacitados por un reglamento defectuoso, a los
competidores indefensos ante el postureo de aprovechados, y a la
marcha nórdica dañada por una competición que produce lesiones
entre una mayoría de competidores mayores y da falsas imágenes de
una técnica que en nada se parece a la que debería ser … a la que
tú y yo hacemos cuando sacamos nuestros bastones del paragüero,
cada día.
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