viernes, 26 de octubre de 2018

Evolución de la técnica de competición de MN en España


Observando vídeos de competiciones recientes de marcha nórdica en España me he puesto a reflexionar sobre la evolución que ha sufrido la técnica de los marchadores en competición desde aquellos días, ¡hace menos de dos años!, en que la FEDME extendió su “manto protector” sobre nuestro deporte.

En aquella época, y en los 10 años anteriores (me limitaré aquí a hablar de lo que personalmente he vivido), los escasos y poco curtidos competidores que peregrinábamos por España, huérfanos de competiciones, no nos preocupábamos demasiado por la inexistente reglamentación. Aunque ésta se reinventaba para cada competición (debo decir que básicamente no difería mucho de la actual), pero la falta de árbitros, o su calidad de “amigo” o “consejero”, más que de juez implacable, coadyuvaba a la “despreocupación” que mencionaba más arriba.

Lo cierto es que los nordimarchadores que nos atrevíamos a incursionar en este mundo desconocido de la competición estábamos más preocupados por la técnica que por la velocidad, dos factores que no suelen llevarse nada bien. En aquella época, la mayor parte de los iniciados en este deporte veníamos buscando la tan anunciada (y ansiada) salud, que sólo se nos garantizaba realizando una buena técnica con los bastones.



Durante estos años, pero sobre todo a raíz de la aparición del reglamento de la FEDME y la “oficialización” de las competiciones, cuando éstas brotaron como setas por todo el territorio nacional, se fue incorporando a las mismas una nueva clase de competidor, uno casi profesional, proveniente de otras disciplinas menos saludables, como el running y el trail, en las que la velocidad prima sobre la técnica. Aunque esta especie también llegaba a la marcha nórdica por problemas de salud (normalmente, lesiones graves o recurrentes, propias del mundo competitivo), o por un limitado porvenir en su “superpoblado” deporte de origen, sin embargo, llegaba “picada” por el malvado bichito de la competición y así, se lanzó a la de nuestro deporte de forma un tanto precipitada, con escasos fundamentos técnicos.

Debo hacer aquí un inciso para resaltar y alabar las extraordinarias facultades físicas de estos deportistas, algunos de ellos bien capaces de andar 10km en poco más de 40 minutos. Como en el caso del ibicenco Bernabé Rodriguez, que a comienzos de esta década llegó a ostentar una decena de records mundiales de marcha nórdica, en muy diversas distancias y firmes. Bernabé, uno de los atletas más completos que he conocido en mi vida, andaba como un demonio, con un centro de gravedad muy bajo y, aunque el uso de los bastones no fuese muy escolástico para los cánones actuales, en aquellos momentos nadie, en todo el mundo, tuvo nada que decir al respecto. Sin embargo, con la aparición de la reglamentación oficial y el atisbo de un posible monopolio en el incipiente y prometedor negocio de la marcha nórdica, los talibanes/mafiosos de este deporte (que como todos, también los tiene), lo desposeyeron ignominiosamente de sus bien trabajados y ganados laureles. Esos mismos talibanes que, poco antes, habían aclamado sus hazañas, cuando ésto todavía no prometía negocio y, por tanto, no resultaba tan atractivo para las mafias. http://www.noudiari.es/2013/08/dos-nuevos-records-mundiales-en-marcha-nordica-para-el-incombustible-bernabe-rodriguez/

Todos estos campeones, que lo son sin duda andando sin bastones, han de cumplir ahora, para poder destacar en esta nueva disciplina, con las prescripciones del reglamento de competiciones de marcha nórdica de la FEDME en lo que respecta al uso activo de los bastones. Mientras no se dote a los mismos de dinamómetros contrastados que “canten” cuando un nordicompetidor ejerce una tracción-empuje sobre sus bastones por debajo de unos valores que nos indiquen la falta de ese uso activo, los jueces de marcha nórdica no disponen de otra vara de medir que lo que escuetamente dice el reglamento al respecto:

5.4 - La fase de impulso: (movimiento del brazo hacia atrás), la mano rebasará la cadera liberando la empuñadura antes de ir hacia delante.

5.5 - La fase de recobro: (movimiento del brazo hacia delante) el codo rebasará el torso antes de ir hacia atrás.

Interesa, pues, instruir a los árbitros correctamente sobre estos aspectos, ya que van a resultar fundamentales para la preservación de la técnica, elemento esencial y diferencial de la marcha nórdica:
  • Por un lado, la cadera, según nuestro diccionario de la RAE, es cada una de las dos partes salientes formadas a los lados del cuerpo por los huesos superiores de la pelvis. No se trata, por tanto, de una zona amplia, sino de un punto bien definido, bajo la parte antero-lateral de la cintura. Según el artículo 5.4. del reglamento, la mano no tiene por qué ir más allá de este punto; ni más arriba, ni más atrás. Consecuentemente, la mano no tiene por qué verse por detrás de los glúteos, cuando miramos al nordicompetidor de perfil.

  • Por otra parte, ese mismo diccionario, que para los españoles debería ser como la Biblia a la hora de entendernos o de interpretar lo que otros dicen, explica que el torso es el tronco del cuerpo humano, es decir, un espacio que visto lateralmente es amplio y de contornos bien definidos. Por tanto, el codo debe verse claramente por delante del tronco cuando miramos al nordimarchador de perfil.
Los árbitros actuales tienen, necesariamente, poca experiencia como competidores (sólo hace año y medio que tenemos competiciones oficiales), y nula o casi, como jueces. Los formadores que han tenido, tampoco tienen, obviamente, una experiencia mayor. Sin embargo, lo que dice el reglamento ahora mismo está meridianamente claro, por lo que no se entiende la falta evidente de criterio al aplicarlo en las competiciones, o al explicarlo en los cursos de formación.

Con todo esto, los competidores con grandes facultades físicas para la marcha que se preocupan más por hacer podio que por realizar una técnica correcta, que no poseen, procuran darle a los árbitros lo que creen que ellos esperan: poca o nula preocupación por que el codo pase por delante del torso y más por que la mano se vea por detrás de los glúteos, sin que importe a qué altura. Que se empuje o no activamente sobre el bastón es indiferente. Para unos y otros.Lo anterior se traduce en un exceso de competidores que realizan un movimiento rápido de los brazos, parecido al de los corredores, susceptible de ayudar a la marcha rápida, pero prácticamente inútil para impulsarse con los bastones. El codo casi nunca pasa por delante del torso, y sin embargo, se eleva inútil y exageradamente tras la espalda para conseguir que la mano rebase los glúteos, sin empujar los bastones que,, para ellos, sólo son un estorbo.

La acción sobre el bastón, que en la técnica diagonal debe acompañar en todo momento la acción del pie contrario, se ejerce primero clavando y tirando de la empuñadura, para continuar después empujando sobre la dragonera, ejerciendo la fuerza en la dirección que marca el eje longitudinal del bastón inclinado entre unos sesenta y cincuenta grados. Este vector de fuerza tiene un componente vertical, que proporciona al nordimarchador apoyo y equilibrio, y un componente horizontal, que le proporciona impulso para progresar. Clavar el bastón sin adelantar el codo al torso y, sobre todo, elevar el codo por detrás de la espalda, limita enormemente dicho impulso, impidiendo el uso activo de los bastones y que éstos apoyen “en todo momento la acción del pie contrario” (definición de técnica diagonal en el reglamento, obligatoria en las competiciones).

El uso activo de los bastones supone un movimiento continuo de la mano adelante y atrás, y sólo adelante y atrás. El movimiento de la mano adentro y afuera (algo que también debería estar penalizado por el reglamento por el peligro que supone para otros competidores) y, sobre todo, el movimiento de la mano arriba y abajo, no ayudan en modo alguno a la progresión del nordimarchador, y deberían estar prohibidos expresamente en el reglamento. La elevación de las manos por encima del plano horizontal definido por nuestras caderas debería estar expresamente vetada por el reglamento (por supuesto, en un recorrido normal de competición, no de montaña).

Debo aclarar, en justicia, que una mayoría de los competidores observados realizan, a mi pobre entender, una técnica correcta, aunque sea una pena que éstos no suelan copar los puestos de podio. Es, por otra parte, altamente esperanzadora, si bien dolorosamente escasa, la participación de juniors y promesas que he visto compitiendo con una muy buena técnica. Estoy seguro que ellos acabarán por obtener la máxima eficacia de una técnica perfecta que, unida a su desarrollo físico y deportivo, les llevará a lo más alto, dando a nuestro deporte el esplendor que se merece. Desde aquí les animo a perseverar en el camino del perfeccionamiento técnico, sin dejarse deslumbrar por un podio fácil, más inmediato y asequible por otros medios.

Resumiendo, cuando competimos, todos falseamos la técnica en beneficio de la velocidad, de manera más o menos consciente. El reglamento de competiciones debe establecer los mínimos exigibles para que la marcha nórdica no pierda su característica diferencial: el uso de los bastones con el máximo beneficio, tanto para nuestra salud, como para nuestra progresión. Los árbitros deben formarse para aplicar el reglamento, de forma taxativa, sin inventar ni excusar nada.

Y cada nordimarchador debe disfrutar de sus bastones, con una práctica deportiva, que no le dañe. En competición, o fuera de ella, lo importante es sacar los bastones del paragüero cada día y usarlos teniendo presentes las premisas anteriores. Recuerda, tu marcha nórdica debe ser LSD (lúdica, sana y deportiva).


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