jueves, 16 de noviembre de 2017

El hecho diferencial de la marcha nórdica

Según el reglamento de competiciones de la FEDME, “La Marcha Nórdica consiste en andar con unos bastones especialmente diseñados para el desarrollo de esta actividad física, con el objetivo de optimizar el esfuerzo físico realizado en el movimiento biomecánico de nuestro cuerpo al andar”. Francamente, no entiendo muy bien esta definición. Si partimos del principio de que la definición no debe incluir lo definido, leyendo con detenimiento la anterior, nos dice que la marcha nórdica consisten en andar con unos bastones especialmente diseñados para el desarrollo de la marcha nórdica. Pues vale. La segunda parte de la definición tampoco tiene desperdicio, pues dice que su objetivo es optimizar el esfuerzo físico, o sea, ¿que el esfuerzo sea lo más grande posible? ¿No se referirán al rendimiento del esfuerzo? Si es así, deberían decirlo ¿no? Lo del movimiento biomecánico de nuestro cuerpo al andar, siendo yo profesor de educación física, me llega al alma y me devuelve a mis ya lejanos tiempos de alumno, por lo que no deja de gustarme. No sé como dejará al lector que sea más lego en estas lides. En fin, una definición sin desperdicio.

Pero no trato aquí de analizar una definición más o menos defectuosa, sino de llegar a la esencia de la marcha nórdica; al hecho diferencial de la marcha nórdica; a lo que nos define si lo que estamos practicando es marcha nórdica o no. Y es que parece ser que lo que piensan los autores de este reglamento que realmente define la marcha nórdica es la utilización de bastones especiales de marcha nórdica. Yo discrepo … totalmente. Yo creo que lo que define y diferencia la marcha nórdica es la forma de utilizar unos bastones, sean especialmente diseñados, o sean los de senderismo de toda la vida.

Yo prefiero decir que la marcha nórdica consiste en andar de forma natural, utilizando unos bastones con una técnica que nos permita obtener el máximo rendimiento de su uso, tanto desde el punto de vista del ejercicio físico como de la progresión. Y esto se puede hacer perfectamente con unos bastones de senderismo, como muestro en todos mis cursos de iniciación, y estoy listo a demostrar a quién esté dispuesto a razonar sobre el asunto, porque la clave es la forma en que utilizamos los bastones, no los bastones en sí.

No sé si la insistencia en incluir la necesidad de bastones específicos de marcha nórdica en estas definiciones, así como en el material obligatorio para las competiciones, está motivada por una evidente falta de reflexión sobre el asunto, o por el afán de vender estos bastones, normalmente más caros que los de senderismo y, por tanto, con mayor margen de beneficio para intermediarios y comisionistas.

Yo, que he trabajado bastante el asunto, y que no negocio con los bastones de marcha nórdica, siempre recomiendo a mis alumnos que si tienen bastones de senderismo, hagan marcha nórdica con ellos, y que luego, cuando estén convencidos de que éste es su deporte, si quieren, y les sobra el dinero, se compren unos “especialmente diseñados”, como reza la definición de marras, sobre todo, si quieren participar en competiciones en las que sus reglamentos lo exijan. Los bastones de senderismo valen para hacer marcha nórdica en espacios naturales y urbanos. Los específicos de marcha nórdica, representan un peligro añadido para la articulación cúbito-carpiana en caso de caída, por lo que no recomiendo su uso en “terrenos complicados” dónde se incrementan sensiblemente las posibilidades de accidente. Y esta es la razón por la que para la prueba piloto de marcha nórdica no competitiva que hemos incluido este año en la XI CTTrail, es obligatorio el uso de bastones de senderismo.

De todas formas, volviendo a la definición inicial, habría que aclarar en qué consisten unos “bastones especialmente diseñados para el desarrollo de esta actividad física”. Para entender lo que quiero decir, basta con buscar en Google “imágenes de bastones de marcha nórdica” y asombrarse ante la diversidad de los modelos mostrados, con muchos de los cuales me temo que no nos dejarían participar en una competición “oficial”, mientras que algunos alumnos me han venido a los cursos de iniciación con otros, quizá aceptables como específicos de marcha nórdica para jueces de competición, que yo les he recomendado que tiren a la basura a la mayor urgencia.

En fin, creo que no es el hábito el que hace al monje. No son los bastones, sino la técnica con que los usemos, lo que nos va a decir si hacemos marcha nórdica u otra cosa. Al menos a mí.


Pero con unos u otros, con mejor o peor técnica, lo realmente importante es que los saquemos todos los días del paragüero.

2 comentarios:

  1. Piri, buenas tardes, Rafael desde Jaen. Leído con atención tus reflexiones sobre los bastones y sabiendo que tus comentarios nunca son fruto de la """frugalidad""" y que están concienzudamente estudiados, pero en mi modesta opinión los de treking hay que ajustar excesivamente la dragonera para que no se te caigan en la apertura, que puede resultar muy incómodo, además de no dejar espacio para cerrar la mano totalmente.
    Saludos MIL.

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    1. Rafael, gracias por tu comentario. Quizá sea porque llevo "toda una vida" utilizándolos para hacer marcha nórdica, me siento tan cómodo con ellos que muchos de mis cursos de iniciación los doy con estos bastones, y a mis alumnos les recomiendo que si no quieren gastarse mucho dinero, opten por bastones de trekking en lugar de los específicos de marcha nórdica. Les servirán para todos los escenarios y en nada menoscaban la técnica. Prueba a sujetarlos como recomiendo en esta entrada. De todas formas, para gustos están los colores. Saludos.

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