domingo, 7 de mayo de 2023

Lo que no me gusta de ALFA 247

El otro día estuve observando en internet un vídeo de un instructor de ALFA 247, y he vuelto a reflexionar sobre ciertos aspectos de esta técnica y de su metodología de aprendizaje que no acaban de convencerme. Y eso que, en términos generales, siempre he pensado que esta técnica fue desarrollada con la finalidad clara de conseguir los mejores beneficios físicos para quien la practica de forma habitual, pero …

En lo que se refiere a la técnica, la exagerada flexión dorsal de la mano durante la fase de impulsión sobre el bastón me ocasionó una epicondilitis (codo de tenista), seguida de una epitrocleítis (codo de golfista), cuando empecé a perfeccionar esta técnica. No es de extrañar. El estrés producido por una postura tan poco natural sobre las inserciones en las apófisis distales del húmero de los músculos extensores de los dedos, pronadores y palmares, tiene todas las papeletas para producir estas indeseables consecuencias en una articulación, como la del codo, normalmente tan poco musculada y de difícil calentamiento y estiramiento.

La insistencia sobre estos dos aspectos (calentamiento y estiramiento de los codos), junto con la utilización de bastones con amortiguadores (shock-absorvers), manguitos de presión en los brazos, masajes y tratamiento criogénico y de magnetoterapia, me ayudaron a superar estas patologías que, por cierto, no son muy fáciles curar. Todo eso y, por supuesto, el abandono de este gesto exagerado que, si bien facilita el impulso con el brazo largo (sin doblar por el codo), no es, ni mucho menos, imprescindible para conseguir dicha impulsión.

Y es que, como siempre repito en mis cursos de iniciación y perfeccionamiento, la marcha nórdica consiste en “andar de forma natural y deportiva, utilizando dos bastones de manera que obtengamos la mayor eficacia de su uso, tanto para nuestro beneficio físico, como para la eficiencia del desplazamiento”. Si nos fijamos en la primera parte de la definición, la posición de la mano a la que nos referimos hoy tiene muy, pero que muy poco que ver con un “andar de forma natural”.

Y en lo tocante a la metodología del aprendizaje de la técnica, siempre he pensado que es un gran error intentar enseñar a los alumnos a abrir y cerrar las manos nada más comenzar la iniciación.

A lo largo de mis más de cien cursos de iniciación y perfeccionamiento, me he encontrado con alumnos que venían “malvados” por este afán de abrir y cerrar desde el minuto uno, algo que, normalmente, les llevaba a un marcado descontrol de esta dinámica, apoyando el bastón en el suelo con la mano abierta, y cerrándola cuando necesitaban abrirla para poder impulsar por detrás de la cadera.

El exagerado número de participantes en competiciones de marcha nórdica que aparecen en los videos apoyando los bastones en el suelo con las manos abiertas, es un buen ejemplo de lo que digo, y un verdadero peligro de caída y lesión.

Yo insisto a mis alumnos en que “agarren fuerte para clavar”, lo que, lógicamente, les llevará a una relajación de esa mano una vez que el bastón a quedado fijado al suelo, mientras agarran fuerte para clavar con la otra. La relajación de la mano que apretó fuerte les permitirá prolongar el impulso sobre la dragonera por detrás de la cadera.


Por otro lado, no parece muy racional una metodología que comienza por lo más difícil de la utilización de los bastones, antes de procurar que el alumno perfeccione su forma de andar, con un trabajo activo del pie (talón, planta, metatarso, dedos) y un braceo amplio y coordinado. Si no son capaces de andar bien sin bastones, difícilmente conseguiremos que trasladen la naturalidad de una buena marcha cuando empiecen a utilizar los bastones.

El análisis de los distintos tiempos de cada paso les permitirá apreciar mejor cómo la correcta utilización de los bastones va a mejorar su eficiencia en el desplazamiento, el mejor reparto del esfuerzo y la mayor estabilidad del equilibrio.

Cuando observo la insistencia de los instructores en mantener la ortodoxia de la técnica por encima de la seguridad de los practicantes y de la racionalidad de la metodología siempre me pregunto si seré yo el único que vé estos defectos de una técnica que, tal como he dicho al principio de esta entrada, creo sinceramente que está bastante bien desarrollada, en general.

En cualquier caso, no dejéis que los bastones se aburran en el paragüero, porfa.

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