sábado, 9 de julio de 2022

Utilización Activa de los Bastones


Aunque pensando con lógica pueda parecer mentira, es un hecho más que probado que, hasta la fecha y de forma general, la mayoría de la gente anda más rápido sin bastones que con ellos. Mientras que la “élite” de nordimarchadores españoles no consigue bajar de los 6’/km en las competiciones oficiales, los marchadores atléticos andan por debajo de los 4’/km y existen registros documentados y avalados por árbitros de la Federación Española de Atletismo de registros bien por debajo de los 5’/km, tanto por Tony Vázquez como por Bernabé Rodriguezy y otros “nordimarchadores” de principios de la década pasada.

Todo esto fue antes de que los “gurús” de nuestro deporte decidieran que lo que estos dos portentos físicos hacían no era marcha nórdica (MN), a pesar de que fuesen andando (es indudable que no corrían) con bastones que seguían en todo momento la acción del pie contrario, y los desposeyeran vergonzantemente de tan meritorios records, pasándose por el arco del triunfo el principio fundamental del derecho relativo a la irretroactividad de las leyes.

No tuve la suerte de ver en acción al señor Vázquez, pero sí que he observado, grabado y analizado profusamente la técnica de D. Bernabé, de quien puedo asegurar que no le he “pillado” nunca con los dos pies en el aire, aunque no pueda decir lo mismo de los bastones. Pero, repito, en aquél momento no había nada escrito sobre este asunto.


También es cierto que marchaba con el centro de gravedad bastante bajo, algo parecido a la forma de andar de Groucho Marx. Esto, que ahora se penaliza en el Reglamento de Competiciones de MN de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), “5.7 - No está permitido bajar el centro de gravedad del cuerpo flexionando ambas piernas”, aunque en ninguna parte el citado Reglamento cuantifique hasta qué punto se pueden flexionar las piernas, o “5.9 – No está permitido … deslizarse…”, aunque tampoco este extremo quede aclarado en forma alguna, sin duda no era penalizable en el momento de sus proezas.

No cabe duda de que esa forma de andar, a lo Groucho, o con paso deslizante, que dicen los franceses (quienes, por cierto, definen claramente hasta dónde se pueden flexionar las piernas), parece poco natural, aunque el hecho de que ambos atletas lo hicieran durante pruebas de mas de 12 horas sin lesiones ni repercusiones musculares negativas, nos hacen, como poco, cuestionarnos la falta de naturalidad de su técnica.

Sea como fuere, dejo aquí constancia, una vez más de lo injustamente que se trató a estos campeones, desposeyéndolos de un montón de records mundiales, y tratándolos poco menos que de tramposos, cuando no existía ningún reglamento que violar, e incluso la Federación Internacional de Marcha Nórdica (INWA) corrió a celebrar sus hazañas, … casi con la misma celeridad que luego corrió a vituperarlas.

Como he reseñado, queda claro que ambos andaban como andaban sin utilizar sus bastones de forma activa, tal como “apunta” el citado Reglamento en el segundo párrafo de su definición de MN, donde aclara que “En la marcha nórdica no se puede correr, se debe mantener en todo momento al menos un pie y un bastón en contacto con el suelo utilizando los bastones activamente, sin arrastrarlos, efectuando la técnica diagonal que consiste en el apoyo en todo momento de cada bastón en acción con el pie contrario.”

En línea con la constante indefinición de los extremos prescritos por este deficiente Reglamento, en ninguna de sus partes define en qué consiste dicha “utilización activa”. De la no menos pobre definición de técnica diagonal que aparece en la explicación que sigue a la prescripción de no arrastrar los bastones, en el párrafo anterior, se podría deducir que el “apoyo en todo momento de cada bastón en acción con el pie contrario” significa que mientras empujamos con un pie, debemos hacer lo propio con el bastón contrario.

Los bastones, en marcha nórdica, deben proporcionarnos en todo momento sostén, equilibrio y apoyo al desplazamiento. En una superficie plana o con ligeras pendientes, esto último se consigue apoyando el bastón por detrás del pie adelantado, de manera que la descomposición de la fuerza aplicada en la dirección del eje del bastón nos proporcione una componente horizontal que ayude, de forma activa, a ese desplazamiento cuyo motor principal es el pie contrario.

Pero ¿cómo puede un árbitro asegurarse de que el competidor está utilizando los bastones activamente? Es decir, ¿cómo podemos asegurar, desde fuera, que el competidor está realmente ejerciendo una fuerza en todo momento en la dirección del eje del bastón inclinado y apoyado por detrás del pie adelantado?

Sólo un dinamómetro que mida esta fuerza y emita algún tipo de señal, visible desde el exterior, podría garantizar el extremo apuntado en el párrafo anterior. Un sistema parecido al que se utiliza, desde hace mucho, en esgrima, para marcar los “tocados”, que conectase ambos bastones de manera que cuando coincida una falta de presión sobre los dos, o dicha presión no supere unos valores mínimos determinado, el árbitro sepa que los bastones no se están utilizando activamente.

Mientras se dispone de dicho sistema (que por otro lado pienso que, con la tecnología actual, no debe ser difícil ni caro), debemos fijarnos en lo único que dice el Reglamento al respecto, en su apartado 5, “5.4 - La fase de impulso: (movimiento del brazo hacia atrás), la mano rebasará la cadera liberando la empuñadura antes de ir hacia delante. 5.5 - La fase de recobro: (movimiento del brazo hacia delante) el codo rebasará el torso antes de ir hacia atrás.“


Estas prevenciones aseguran un movimiento de la empuñadura del bastón atrás y adelante, pero, desafortunadamente, no garantizan que se ejerza fuerza a lo largo del eje del bastón. Esta falta de garantías, junto con el interés competitivo, por encima de la preservación de la técnica, hace que tanto para árbitros como para competidores sea un asunto menor el que se empuje o no activamente el bastón. Así, esto se traduce en un exceso de competidores que realizan un movimiento rápido de los brazos, parecido al de corredores y marchadores atléticos, susceptible de ayudar a la marcha rápida, pero prácticamente inútil para impulsarse con los bastones. El codo casi nunca pasa por delante del torso, y sin embargo, se eleva inútil y exageradamente tras la espalda para conseguir que la mano rebase las caderas, sin empujar los bastones que, para ellos, no son más que un estorbo.

La acción sobre el bastón, que como hemos visto en la técnica diagonal, debe acompañar en todo momento la acción del pie contrario, se ejerce primero clavándolo y tirando de la empuñadura, para continuar después empujando sobre la dragonera, ejerciendo la fuerza en la dirección que marca el eje longitudinal del bastón inclinado entre unos sesenta y cincuenta grados. Este vector de fuerza tiene un componente vertical, que proporciona al nordimarchador soporte y equilibrio, y un componente horizontal, que le proporciona impulso para progresar. Clavar el bastón sin adelantar el codo al torso y, sobre todo, elevar el codo por detrás de la espalda, limita enormemente dicho impulso, impidiendo el uso activo de los bastones y que éstos apoyen “en todo momento la acción del pie contrario” .

Una regla a añadir al Reglamento, que podría ayudar a los árbitros a hacer cumplir la prescripción de utilización activa de los bastones, observable externamente, sería que durante la fase de empuje, el codo no rebase la vertical de la cadera antes que la mano. Y por supuesto, que la mano no esté siempre por encima de la línea imaginaria descrita por las caderas en su desplazamiento.

Y ya vale de técnica por hoy. Ahora, saca los bastones del paragüero y disfruta con ellos y con este deporte que es salud en grado superlativo, sobre todo haciendo una buena técnica.



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