Pero creo que existe una gran confusión al hablar de ambas disciplinas. Por un lado, el afán de las Federaciones de Montaña por homogeneizar cursos de los distintos deportes que las integran, y puede que también la necesidad de llenar un número de horas mínimo para justificar títulos y precios, les ha llevado a incluir en sus cursos de MN una importante carga lectiva y práctica de senderismo. Por otro, no es difícil leer en las redes a profesionales de la MN que escriben verdaderas atrocidades a la hora de diferenciar ambos deportes. Creo que estas dos tendencias contribuyen de forma importante a la confusión general existente. Mi intención hoy es examinar los puntos de que acercan y separan a estas dos disciplinas, que yo practico y recomiendo, pero “sin mezclar churras con merinas”.
Creo sinceramente que ambos son deportes sanos y muy recomendables, practicables en plena naturaleza. Sin embargo, la MN busca la salud añadiendo a la caminata habitual la utilización de dos bastones con una técnica adecuada, mientras que el senderismo busca el contacto con la naturaleza, por lo que pocas personas lo hacen a diario, siendo más normal su práctica en fines de semana o, como mucho, un par de veces por semana, debido al tiempo que demanda su realización que, normalmente, exige un desplazamiento previo y posterior. La MN, en cambio, se puede practicar a diario, en cualquier entorno, tanto urbano como natural, comenzando desde la puerta de tu casa.
El senderismo no exige la utilización de bastones y, cuando se usan, no demanda un número determinado de bastones, ni unos bastones específicos, ni una técnica concreta para utilizarlos. Me quedé con los ojos a cuadros cuando leí, no hace mucho, a una reputada colega que afirmaba, para diferenciarlo de la MN, que en senderismo los bastones de apoyan por delante de los pies. Por supuesto que la utilización de dos bastones, con la técnica alternativa o simultánea de la MN mejora enormemente las expectativas de ejercicio y desplazamiento del senderista, pero, como he dicho, no es imprescindible para su práctica. Item más, la utilización de dos bastones en senderismo muchas veces dificulta la realización de otras actividades que suelen irle unidas (fotografía, compañía de mascotas, observación de flora y fauna, etc).
La MN normalmente se hace con zapatillas y ropa deportiva ligera, “para sudar”, suelo decir yo. Los bastones y, como mucho, una faltriquera dónde llevar mi teléfono con la música (para mí imprescindible), el DNI y las llaves, es todo lo que necesito. El senderismo, en cambio, suele exigir calzado, ropa y equipo que nos proteja del entorno y las condiciones atmosféricas, elementos de situación y orientación, una mochila con comida, bebida, botiquín y, en función del tiempo y la distancia, incluso equipo para pernoctar.
La diferencia entre el senderismo y la MN no está en la utilización de un tipo determinado de bastones, como algunos profesionales apuntan alegremente. Como he repetido en múltiples ocasiones, los bastones de senderismo (con fiador de bucle de cinta) son tan adecuados para la MN como los denominados “específicos de MN” (con fiador de guantelete). Yo prácticamente sólo utilizo los primeros, que recomiendo encarecidamente para la MN por dos razones principales: evitar lesiones metacarpianas en caso de caída, y alejar la posibilidad de llevar siempre el bastón sin agarrar (otra fuente importante de accidentes). Además, aconsejo a los profesionales de la MN que observen los fiadores que utilizan actualmente los esquiadores de fondo, montaña, travesía, etc, de los que se deriva nuestro deporte. No seamos más papistas que el Papa, ¿o es que hay algún interés oculto en promocionar un determinado tipo de fiador para los bastones de marcha nórdica?
La MN exige atención en su práctica, para prevenir accidentes y asegurar una técnica que nos permita obtener los resultados perseguidos, por lo que no es muy recomendable hacerla en grupo. El senderismo, en cambio, mucho menos exigente en cuanto a objetivos de salud, suele ser una práctica gregaria, mucho más apta para la conversación y el entretenimiento en general.
La MN suele tener muy pocas lesiones, a no ser que nos dediquemos a competir o a hacer ultras y otras barbaridades por el estilo. Las lesiones en la MN se ven venir de lejos y, normalmente, al ir pendientes de lo que hacemos, propulsándonos con cuatro miembros, nos da tiempo a corregir acciones o defectos antes de que se produzca un daño definitivo en alguno de ellos. En el senderismo, al ir distraídos con la compañía y el entorno, es más fácil que no notemos el daño hasta que este ya se ha producido. Si no llevamos bastones, o no los utilizamos correctamente, las extremidades inferiores soportan todo el estrés del desplazamiento y el peso extra. Si los llevamos, al ir distraídos, los bastones se pueden convertir en una fuente añadida de lesiones.
Resumiendo, tanto la MN como el senderismo, son actividades muy recomendables. La MN es el mejor ejercicio para una práctica diaria individual, con un dividendo asegurado de salud que no conseguiremos con ningún otro deporte. El senderismo es una complemento ideal para fines de semana en contacto con la naturaleza y el grupo, en el que una buena técnica en el uso de los bastones, junto a la experiencia en su utilización correcta, nos puede ayudar a conseguir un mayor disfrute y mejores beneficios físicos.
En cualquier caso, lo importante es levantarse del sillón cada día, sacar los bastones del paragüero y disfrutar con ellos … siempre con cabeza.
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