viernes, 22 de marzo de 2019

MARCHA NÓRDICA Y ESCLEROSIS MÚLTIPLE


Nordicartagena ha tenido dos lemas oficiales desde su concepción: Marcha Nórdica, Salud con Bastones, y Marcha Nórdica, Para Todos y Para Todo. Haciendo honor a estos títulos, y en mi interés por hacerme útil a los demás, he realizado diversos cursos de iniciación a la marcha nórdica para colectivos cuya deambulación viene afectada por razones de edad avanzada o alguna enfermedad incapacitante.

El uso apropiado de bastones, para estos grupos de población, supone un valor añadido sobre la utilización de los mismos por parte quienes no tienen problemas en sus desplazamientos, ya que puede suponer para aquellos una terapia recuperadora, posibilitadora o retardadora de la progresión de la incapacidad, y una importante ayuda o alternativa a la medicación permanente … en definitiva, un respiro, un rayo de luz, una nueva esperanza, para un colectivo muy necesitado de todo ello.

La marcha nórdica, en su modalidad menos “agresiva” de paseo nórdico, apta para todos, consiste en andar de forma natural y completa, ayudados por dos bastones utilizados con una técnica que nos permita sacarles el mejor partido.

La Esclerosis Múltiple es una enfermedad degenerativa y crónica del sistema nervioso deorigen autoinmune, que afecta al cerebro y la médula espinal. En ella, el sistema inmunológico ataca a la mielina, que es la sustancia que envuelve las fibras nerviosas o neuronas. La mielina se deteriora y presenta cicatrices, conocidas como esclerosis, y los impulsos nerviosos que circulan por las neuronas se ven entonces entorpecidos o directamente interrumpidos, con los consiguientes efectos negativos para el organismo que, dependiendo de la localización, la extensión, la gravedad y el número de las lesiones, son diferentes para cada persona, siendo los síntomas más habituales de tipo motor, sensorial, fatiga y dolor.



Estoy muy lejos de ser un experto en esta enfermedad, sin conocimientos médicos de ningún tipo y sólo con las nociones básicas de anatomía y motricidad de mi ya muy antigua formación como profesor de educación física, sólo mantenidas por mi afición y mi preocupación por este asunto. Lo que sigue, por tanto, no es más que fruto de mi experiencia en la enseñanza de la marcha nórdica y, más concretamente, de mi gratificante, aunque insatisfactorio (siempre me quedo con la sensación de que no les he ayudado lo suficiente) trabajo con afectados por estas alteraciones funcionales.

De la definición de paseo nórdico dada tres párrafos más arriba, nos surge una meta, la de andar de forma natural y completa, que no siempre está al alcance de estos alumnos, pero que debe ser el faro que alumbre todo nuestro esfuerzo. Lo que para una persona en pleno uso de sus facultades psicofísicas es un punto de partida para la práctica de la marcha nórdica, para una persona con esas facultades afectadas, se convierte en un preciado objetivo, accesible gracias a una racional utilización de los bastones mediante la técnica adecuada.

De la somera descripción de la enfermedad, se deduce la gran diferencia de capacidades de los asistentes a estos cursos, lo que obligará a una personalización de la enseñanza, nada fácil en una sesión colectiva, por lo que, más que a conseguir un determinado nivel, el esfuerzo del instructor debe dirigirse a buscar y mostrar pautas que permitan la progresión individual posterior, en función de las posibilidades y el esfuerzo de cada alumno, en pos de la meta final señalada en el párrafo anterior.

Así pues, suelo comenzar el curso con una demostración rápida del “andar de forma natural y completa”, diferenciando las cuatro fases del paso (lanzamiento-toma de contacto con el suelo, carga, equilibrio e impulso), para que puedan ver, posteriormente, cómo los bastones nos pueden ayudar en cada una de ellas.

De los tres efectos que suelo diferenciar en la utilización correcta de los bastones: soporte, equilibrio y propulsión, una persona que tenga disminuidas sus capacidades motoras o sensoriales, dependiendo del grado de afectación, dependerá normalmente más de los dos primeros (soporte y equilibrio), en tanto que un alumno sano o poco afectado buscará y valorará más los efectos de propulsión que proporciona al practicante una buena técnica de marcha nórdica.

En el caso que nos ocupa, lo perfecto es enemigo de lo bueno. Lo primero que debe percibir cada alumno es la utilidad de los bastones. Para algunos esa utilidad vendrá dada por la simple capacidad para mantenerse en pie (soporte). Para la mayoría, será la seguridad que proporciona el aumento la base de sustentación (equilibrio). Y para otros, los menos afectados, los bastones supondrán una invitación al incremento de su ejercicio diario al mejorar su propulsión, algo que en la práctica supone una mayor producción de endorfinas, esa droga que generamos con el ejercicio y que puede suplementar, o incluso, sustituir, la utilización de fármacos que, casi siempre, tienen efectos colaterales no deseados.

Por tanto, tras una demostración de cómo los bastones, utilizados correctamente, tanto en la técnica diagonal como en la de doble bastón, ayudan en cada fase del paso, en nuestro objetivo de andar de forma natural y completa, el resto de la sesión de iniciación será una personalización de la técnica para adecuar el uso de los bastones a cada necesidad, siempre manteniendo ese objetivo como meta.

En esta adecuación práctica para cada alumno, la cooperación de los más capacitados es fundamental: ellos, como afectados, conocen de primera mano las necesidades y problemas de los demás y, estando más cerca del objetivo final, suelen ser capaces de aconsejar y animar a los que más lo necesitan. Por otro lado, la normal integración de todos ellos en un colectivo de afectados es un seguro de continuidad en el tiempo de esta ayuda para progresión de los alumnos tras el curso.

La explicación de los beneficios psico-físicos de la marcha nórdica a lo largo de la sesión, aunque parezcan lejanos para las posibilidades de algunos de los alumnos, es también un buen acicate para animar a la constancia a los más afectados, así como para motivar a amigos o familiares, que son muy bienvenidos al curso, a la práctica conjunta con ellos, en un objetivo común de mejora de la salud.

Pero la principal labor del instructor debe ser la de proporcionar a cada alumno, amigos y familiares, durante la práctica individual, los consejos y las pautas que han de permitirles progresar en la dirección apuntada, subrayando la utilidad y la necesidad de la perseverancia en su esfuerzo físico y en su concentración para alcanzar sus objetivos.

La marcha nórdica nos ofrece unas posibilidades extraordinarias de mejorar nuestra forma física y nuestra salud, sean cuales sean nuestras condiciones de partida. Pero la marcha nórdica es práctica. La teoría, el conocimiento de la técnica, las enseñanzas de un buen instructor, los efectos de los bastones, no son más de elementos potencialmente positivos, que sólo se materializan con nuestro esfuerzo diario por practicar, por intentarlo, una y otra vez. Toda la ayuda del mundo es inútil si no nos arremangamos y nos ponemos a trabajar, o como yo suelo decir, si no sacamos los bastones del paragüero todos los días.

Espero que estas palabras sirvan de ánimo y ayuda a afectados de esta y otras enfermedades con efectos similares, así como a instructores de marcha nórdica que no se hayan atrevido todavía a incursionar en este campo. La marcha nórdica es una herramienta increíble para ayudar a los demás, adecuándola a las necesidades de cada uno, y utilizándola de forma racional. El instructor no es más que un elemento posibilitador, que enseña y ayuda. El alumno es el que sabe lo que necesita y hasta dónde puede y quiere llegar.


1 comentario:

  1. Interesante artículo, Piri. Como afectada de Esclerosis Múltiple he podido comprobar en persona los efectos tan beneficiosos de la práctica de la Marcha Nórdica en la progresión de la Enfermedad. En mi caso, el equilibrio, la resistencia (más distancia con menos esfuerzo) y la disminución de la fatiga, es donde más lo he notado. Por eso recomiendo a todas las personas que tienen una enfermedad neurodegenerativa que aprendan a caminar con bastones y que saquen todos los días los mismos del paragüero. Nos vemos el 31 de marzo y desde EMACC te seguimos agradeciendo que todos los años nos ayudes a seguir caminando.

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