martes, 5 de julio de 2016

DE NORDIMARCHADOR A NORDICOMPETIDOR

DE NORDIMARCHADOR A NORDICOMPETIDOR
 (Ensayo para una ponencia en el Seminario de Instructores NORDICARTAGENA 2016)

Hace ya más de 9 años que  tuve mi primera experiencia nordi-didáctica, tratando de enseñar a una veintena de colegas de mi querido Andarines.com cómo sacar el máximo provecho a la utilización de un par de bastones para nuestras excursiones por la sierra madrileña.

Sin conocer de la marcha nórdica más que el nombre, y lo poco que en aquella época se podía conseguir en Internet, la racionalidad con que yo había adaptado los bastones a mis necesidades montaraces me había llevado a desarrollar una técnica que, con el paso de los años pude comprobar que, en nada (bueno, casi en nada) difería de la técnica Alfa o de la Fittrek.

Hasta hace un par de años, para mí el mundo de la marcha nórdica se limitaba a un ejercicio racional, muy completo, super-saludable, apto para todos, económico y que se puede practicar en cualquier lugar y circunstancias (que no es poco).  Hace un par de años comencé a oír hablar y a interesarme por la marcha nórdica competitiva, algo que, viniendo del mundo de la técnica Alfa, parecía un imposible.

Hoy, tras participar en múltiples competiciones y organizar algunas, me descubro dando consejos a otros nordimarchadores para que prueben esta nueva faceta de la marcha nórdica que le ha conferido definitivamente el marchamo de DEPORTE, así, con mayúsculas.

Es de esta evolución de nordimarchador a nordicompetidor, desde el punto de vista del instructor responsable de la formación de ambos, de lo que me propongo hablar en los párrafos siguientes.

Fundamentos técnicos

Estoy convencido de que la evolución ha de ser la indicada, y en ese sentido.  No se puede hacer un nordicompetidor si no se ha formado antes un buen nordimarchador.

La competición, en todos los deportes, exige un acondicionamiento de base mínimo en un triple aspecto: técnico, físico y mental.  En un deporte como el nuestro, en el que la técnica es objeto de enjuiciamiento durante la competición y puede dar lugar a la descalificación del participante, es indudable que el desarrollo de una buena técnica, más allá de ser aconsejable, es absolutamente necesaria.  La práctica requerida para la adquisición de dicha técnica, además, proporcionará al nordimarchador el acondicionamiento físico y mental de base requeridos para su salto al mundo de la competición.

El nordimarchador que quiera dar este salto, deberá poner especial énfasis en su perfeccionamiento técnico.  No le vale con hacer una técnica básica de disfrute y aprovechamiento de los bastones.  Tiene que ir más allá, hasta el dominio del empuje sobre los bastones hasta la completa extensión del brazo; hasta un rodaje perfecto del pie, desde el talón hasta los dedos, con máxima impulsión; hasta una contra-rotación relajada y completa de las cinturas escapulares y pélvica; y completar todo eso con la guinda de un acompasamiento perfecto de la máxima impulsión brazo-bastón con la del pie contrario, y del momento del clavado del bastón con el de la toma de contacto del talón del pie contrario con el suelo.

Cuando el nordimarchador haya asimilado y automatizado todos estos gestos y los realice de forma natural en su práctica habitual, una vez clavados los bastones cerca de la vertical del hombro del lado correspondiente, firmemente empuñados, ya estará en condiciones de iniciar su transición al mundo de la nordicompetición.

No es una tarea fácil, ni rápida.  La mayoría de los defectos (por no decir todos) que se observan en los nordicompetidores, se deben a una incursión prematura en el mundo de la competición, antes de consolidar una buena técnica.  En la competición, nos pongamos como nos pongamos, es la velocidad la que prima, y la técnica pasa a un segundo plano.  Cumple pues tener interiorizada una muy buena técnica para que, durante las competiciones, la merma de la misma no la rebaje a niveles inaceptables y a prácticas susceptibles de una posible descalificación.

La transición de nordimarchador a nordicompetidor

Ya tenemos a un nordimarchador con una buena técnica.  Veamos ahora cómo podemos iniciar su transición para convertirlo  en un aceptable competidor.

Ya hemos dicho que lo que prima en la competición, el fundamento de la misma, es la velocidad.  En la marcha nórdica, la velocidad viene determinada por la amplitud del paso y la frecuencia del mismo.  Trataré, pues, a continuación, de analizar cada uno de estos factores por separado.

La amplitud del paso en la marcha nórdica depende directamente de la longitud del bastón, de la fuerza que se ejerza en el apoyo sobre el mismo y del tiempo que se mantenga dicho apoyo.

En este sentido, el nordimarchador debería ir alargando sus bastones poco a poco, asegurando en cada nueva longitud la perfecta ejecución de la técnica adquirida en la medida anterior.  La morfología de cada practicante limitará la longitud máxima de los bastones, compatible con una amplitud de paso sostenible.

La fuerza ejercida en el apoyo dependerá de la potencia de los músculos extensores de los brazos y de una correcta sincronización de los movimientos de sujeción-clavado, tracción-relajación y empuje-extensión de brazos y manos, sincronización que debe conseguirse de forma progresiva, no avanzando a la siguiente fase de movimiento hasta no tener un buen dominio de la anterior.

Será una vez completada esta progresión, cuando se consiga la extensión completa del brazo, manteniendo el empuje dominante sobre la dragonera del bastón, cuando consigamos el máximo tiempo de apoyo sobre el bastón, coincidente con la culminación de la impulsión del pie contrario y la mayor amplitud del paso del pie del mismo lado que, perdiendo en ese instante todo el impulso hacia delante, tomará contacto con el suelo por el talón.

La frecuencia del paso, el ritmo, es el número de pasos que somos capaces de dar por unidad de tiempo (normalmente, se mide en pasos por minuto). 

Cada practicante tiene un ritmo de confort, del que le cuesta trabajo salir.  Para un practicante medio, ese ritmo está en torno a los 120 pasos por minuto.  Lo primero que tendrá que hacer un nordimarchador que quiere evolucionar a competidor, es romper su ritmo de confort.

Yo utilizo dos métodos, que aconsejo, para este fin.  Uno consiste en “coger” el paso de un nordimarchador que tenga un ritmo de confort más rápido que el nuestro, y mantenerlo durante un tiempo cada vez mayor.  El segundo método consiste en adecuar tu frecuencia al ritmo cambiante de una selección musical determinada, o simplemente, de una emisora de radio que emita música.

Finalmente, si el objetivo en una competición es marchar más rápido que los demás, yo aconsejo a mis alumnos beber en las fuentes de aquellos que marchan más rápido en el panorama deportivo actual:  los marchadores atléticos.  La asimilación de su técnica, adaptada a la técnica diagonal de la marcha nórdica, proporcionará, sin duda, una base excelente para poner al nordimarchador en disposición de convertirse en un excelente nordicompetidor.

¿Entrenamiento?

El término competición parece indefectiblemente ligado a entrenamiento.  Lógicamente, en un entorno de profesionalismo o de alta competición, esto es así.  Sin embargo, en el emergente mundo de las competiciones actuales de marcha nórdica en España, aún estamos muy lejos de tal entorno.

El entrenamiento lleva implícita una idea de formación adecuada, por parte del “entrenador”, y de suficiente dedicación, por parte del “entrenado”, que normalmente no se da en las competiciones de las que estamos hablando, ni yo pienso que sea necesario, ni tan siquiera deseable o conveniente.

Las competiciones, que como ya hemos apuntado conllevan un cierto grado de “falseamiento” técnico en pro de la velocidad, son sin embargo, para el deportista aficionado, un excelente medio de mantener vivo, e incluso incrementar, su interés por la práctica deportiva habitual.  Son también un innegable atractivo para los practicantes más jóvenes, que no acuden a la marcha nórdica por sus excelentes dividendos en salud y mantenimiento.
Así pues yo, que animo a mis alumnos a que experimenten las sensaciones de la competición una vez adquirida una técnica suficiente, les aconsejo un “entrenamiento” basado en la práctica habitual de una marcha nórdica en la que combinen adecuadamente el perfeccionamiento técnico con el disfrute de ese “plus” que un buen uso de nuestros bastones aporta a nuestra marcha, y todo ello, “jugando” continuamente con cambios de ritmo que amenicen nuestra sesión de sano ejercicio.

Personalmente practico, y aconsejo, lo que yo llamo fartlek nórdico musical.  Mis diez a quince kilómetros diarios, por terreno mixto y de ligeras pendientes, con diversas selecciones musicales, con ritmos que varían entre los 110 y los 180 pasos por minuto, a los que voy adecuando mi cadencia y empuje sobre los bastones, es la base de mi “entrenamiento”, práctica habitual o cómo queramos llamarlo (de ahí las interrogantes en el título de este apartado).

Esta práctica, complementada con alguna contada sesión de ritmo competición adecuado a la distancia y progresión de la próxima competición, debe ser más que suficiente para asegurar una gratificante participación en la prueba, al tiempo que seguimos perfeccionando nuestra técnica y obteniendo los resultados psicofísicos que esperamos de la marcha nórdica.

En el ENTRENAMIENTO, con mayúsculas, lo principal es el éxito en la prueba, sea a nivel absoluto, ganándola, o relativo, superando nuestra marca personal.  En cualquier caso, esto exige, como ya he dicho, un profesional cualificado y una preparación física y mental que nos aliste para el sacrificio y la alta posibilidad de fracaso que normalmente conlleva esta aventura.  No es lo que yo aconsejo, ni estoy preparado para hablar en más profundidad sobre ello.  En todo caso, si que debo hace un inciso aquí para recordar, a todo el que se acerque al mundo de la competición, la necesidad de mantenerse alerta ante las señales que nos manda nuestro organismo durante la práctica deportiva, tanto más cuanto más exigente la hagamos.  El cansancio y el dolor son las dos luces principales de aviso que tenemos que vigilar.  En la marcha nórdica, dada la racionalidad y equilibrio de la actividad practicada, estas luces nos avisan con tiempo.  No las ignoremos ni las disfracemos con sustancias y artilugios que nos impidan reaccionar oportunamente ante ellas.  Si nos duele o nos cansamos, posiblemente es que nos hemos pasado en intensidad o prolongación del esfuerzo.  Retrocedamos a niveles más seguros.  No todo el mundo puede correr una maratón en menos de tres horas.

Reglamentación

La marcha nórdica competitiva está en sus inicios.  Ni siquiera en Francia e Italia, países que nos llevan algunos años de ventaja en este campo, tienen todavía clara una reglamentación definitiva, ni un sistema equitativo de enjuiciamiento técnico.

En tanto estos aspectos no se aclaran, desarrollan y unifican, es necesario advertir al nuevo nordicompetidor sobre la necesidad de leer con atención el reglamento de la prueba en la que vayan a participar.  Que desconfíen y no comprometan su participación en aquellas en las que no figure desde el inicio de la inscripción un reglamento claro, con el que estén conformes.

Son reglas básicamente admitidas, como fundamento de la marcha nórdica diagonal, la necesidad de tener siempre al menos un pie y un bastón en contacto con el suelo, y que el codo y la mano pasen en cada paso por delante y por detrás de la vertical media de las caderas, vistas de perfil.  Son ambas, reglas que aseguran una técnica correcta de marcha nórdica que, si el nuevo competidor la practica habitualmente, y se preocupa de su perfeccionamiento técnico, no deben suponer un peligro para completar su participación sin mayores sobresaltos…suponiendo que los jueces tengan suficiente formación y criterio, algo no siempre posible dada la bisoñez imperante en este oficio.

…y la necesidad de que todas las apreciaciones deban hacerse a “simple vista”, algo que cualquiera que haya realizado labores de arbitraje, y tenga suficiente curiosidad o interés para estudiar los videos de las competiciones, reconocerá como “altamente difícil”, por decir algo.

Si los organizadores de una competición son suficientemente sensatos y respetuosos con los participantes, incluirán en su reglamento, a modo de reglas o advertencias, aspectos que los jueces observarán y utilizarán para asegurar el cumplimiento de las dos reglas básicas ya expuestas.  Son prevenciones sobre el agarre del bastón en el momento de clavar, el apoyo centrado de los bastones entre ambos pies, no bajar excesivamente el centro de gravedad, no inclinar el torso demasiado adelantado, evitar el paso deslizante, etc.  Si no estamos de acuerdo con alguna de ellas, no nos apuntemos a la competición.  Si lo hacemos, corrijamos previamente en lo posible nuestra técnica para asegurar la mayor observancia del reglamento de la prueba.

En los reglamentos actuales, dada su poca vigencia y aplicación real, existen con frecuencia inconsistencias y normas de difícil justificación, poca lógica e imposible cumplimiento, resultado en la mayoría de los casos de copiar y pegar desde fuentes distintas, sin pararnos a analizar el contenido.  En algunos reglamentos incluso se limita la velocidad máxima a la que se puede hacer marcha nórdica, o se prohíbe la práctica de la marcha atlética.  De nuevo, cumple leer atentamente el reglamento de cada competición y pedir a los autores la explicación de lo que no se entienda o, simplemente, no participar en pruebas en las que su reglamento sea incomprensible o ilógico.

Hemos de ser conscientes de que, a la hora de marchar rápido en una competición, hay dos estilos diferentes, ambos igualmente válidos a la luz de las dos normas básicas citadas, que podríamos denominar como “caminata nórdica” y “marcha nórdica”, diferenciándose el segundo del primero en que la marcha se realiza con un mayor impulso, acompasado, de manera que se logre la máxima amplitud de paso, al mayor ritmo sostenible para cada persona.  La marcha consigue velocidades mayores que la caminata, y cada practicante debe encontrar su combinación ideal de amplitud y ritmo para conseguir la máxima velocidad sostenible durante la duración de cada prueba.  El mayor impulso acompasado, la consiguiente mayor amplitud de paso, el ritmo cadenciado del “marchador”, llevan frecuentemente al “caminador” y a algunos jueces, a pensar que aquél corre o trota (es decir, que tiene un tiempo en el que los dos pies están en el aire), algo que los videos de las competiciones desmienten continua y rotundamente.

Quisiera concluir estas reflexiones llamando a la cordura de todos, jueces y competidores, sobre este último aspecto reseñado.  No inventemos reglas que limiten el potencial desarrollo de nuestro deporte.  La marcha nórdica es, antes que nada, “marcha”.  Si no, deberíamos pensar en cambiarle el nombre.

Pero en cualquier caso, caminemos o marchemos, compitamos o no, no dejemos nunca de disfrutar de nuestros bastones.  Este es un deporte especialmente gratificante, en muchos aspectos.  No consintamos que nada ni nadie nos lo estropee.

3 comentarios:

  1. Hola José Antonio.
    Como sabes el sábado nos presentamos Alfredo y yo a la cross de Portman de 5 Km. Todo perfecto, un poco corta, perfecta para empezar a poner en practica tus lecciones y consejos.
    Pegaría la foto de la llegada pero no se como adjuntarla.
    Saludos.
    Pepe Campillo

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  2. Muy buena entrada, yo sigo a la espera de encontrar una prueba en la que empezar esa "transición" pero aquí en Galicia está la cosa muy parada.

    Saludos

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    1. Cripín, essto etá empezando. Lo único que puedo hacer es invitarte a la Nordicartagena 2016, el 9 de octubre, aunque ya sé que estamos en las antípodas. Por el país vasco, que te pilla más cerca, también hay competiciones previstas a corto plazo. Saludos.

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