En mi última entrada de este blog hablaba de lecciones que se puede extraer de las competiciones de marcha atlética para mejorar algo el pobre estado actual de las competiciones de marcha nórdica. ¡Ojo, que no quiere decir que yo defienda las competiciones de ninguna de las dos modalidades!, sobre todo a partir de ciertas edades.
Concretamente, la regla de no flexionar la rodilla desde que la pierna entra en contacto con el suelo hasta que pasa de la posición vertical tiene efectos negativos sobre la velocidad y, sobre todo, para la salud a medio/largo plazo de los marchadores atléticos.
En lo que se refiere a la velocidad, la entrada de talón, con la pierna “bloqueada” presenta una resistencia inicial (C en las figuras) a la progresión que, sin duda, se vería “suavizada” si la pierna presenta una cierta flexión en el momento de la toma de contacto inicial con el asfalto. La disminución de la amplitud del paso se compensa con el incremento de la energía cinética al adelantar el centro de gravedad.
En cuanto a las repercusiones para la salud, el impacto con el suelo del talón de la pierna bloqueada se transmite a todas las articulaciones de la misma, y sigue por la cadera a toda la columna del marchador. Estos microtraumatismos, aumentados por la energía cinética del competidor, repetidos millones de veces a los largo de años de entrenamientos y competiciones, han de tener, forzosamente, unas consecuencias negativas para la salud de los que los sufren.
La prevalencia de lesiones de cadera y columna entre marchadores, particularmente los que practican la marcha atlética (race walking), es un tema de interés debido a la mecánica específica y las demandas físicas del deporte. La marcha atlética requiere un movimiento controlado y continuo con una técnica que puede poner estrés en estas áreas del cuerpo.
La regla comentada, junto con el entrenamiento continuado sobre superficies duras, puede aumentar el riesgo de lesiones en cadera y columna debido al impacto repetitivo y a la necesidad de estabilización adicional.
El volumen e Intensidad del Entrenamiento, ante la exigencia en intensidad y duración de las pruebas de las competiciones en este deporte, sin un descanso adecuado, pueden contribuir a la aparición de lesiones por sobreuso (estrés físico).
Problemas biomecánicos o desalineaciones, como la dismetría de las piernas, problemas en la alineación de la cadera o angulaciones anormales de la columna vertebral (v.g. escoliosis) también pueden predisponer a los marchadores a lesiones musculares, óseas o de ligamentos, dolorosas y persistentes, que puedan precisar de corrección quirúrgica a medio o largo plazo, sin mucha garantía de recuperación.
La técnica correcta de marcha, con un entrenador más preocupado por la salud del atleta que por los resultados en las competiciones (algo difícil de encontrar), puede reducir el riesgo de lesiones, aunque será más bien el aumento progresivo y racional de la intensidad y el volumen del entrenamiento, junto con el adecuado fortalecimiento de los músculos alrededor de la cadera para mejorar la estabilidad y reducir la carga en las articulaciones, buenas rutinas de calentamiento previo, estiramientos, masajes y la incorporación de períodos de descanso y recuperación en el programa de entrenamiento lo que más puede contribuir a disminuir este peligro.
En mi humilde opinión, el entrenamiento cruzado con sesiones de marcha nórdica y la práctica constante de esta especialidad al final de la vida competitiva (que nunca debe prolongarse mucho) del marchador, pueden servir de alivio y, en el mejor de casos, de prevención de estas lesiones. El efecto benéfico de la dulcificación del impacto sobre el tren inferior, la corrección de desalineaciones y el equilibrio proporcionado por el uso coordinado de los bastones mediante la práctica de las técnicas alternativa y simultánea de la marcha nórdica, la musculación y trabajo articular en general a consecuencia de un buen trabajo sostenido de contra-rotación, pueden disminuir el riesgo de lesión de cadera y columna de los marchadores. Y además. Podréis seguir practicando algo parecido a vuestro deporte muchos años y por entornos en los que antes nunca pudísteis soñar. De manera que, si tenéis los bastones en el paragüero, sacadlos y dadles marcha … y si aún no los tenéis, ya estáis tardando.
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