Durante
mis cursos de iniciación a la marcha nórdica pasamos un buen rato
reflexionando sobre lo que hacemos al andar, que es sobre lo que se
construye toda la técnica cuando, más tarde, cogemos los bastones.
De los cuatro tiempos en los que podemos dividir cada paso (impulso,
oscilación de la pierna retrasada, impacto del talón,
carga-equilibrio), observamos que solamente el primero es un tiempo
“eficiente” en cuanto al fin que nos marcamos al andar: avanzar
al frente. Hoy nos proponemos aquí analizar la fase de impacto
de talón, ya que ésta no sólo no es eficiente, sino que parece
oponerse al fin descrito, tal como se ve en la figura de la
izquierda.
Dice
el reglamento de competición de marcha nórdica de la FEDME “5.6
- El pie de avance debe contactar primero el suelo con el talón.”
Efectivamente,
en
una entrada de hace un par de meses, mueve-tus-caderas
en la que analizábamos someramente la biomecánica de la marcha,
decíamos que en “La
tercera
fase (de impacto del talón),
el miembro inferior oscilante toca el suelo por medio del talón,
recibiendo parte del peso del cuerpo. Durante esta fase el miembro
inferior ha de medir,
frenar y regular
la progresión hacia delante. Tras el primer contacto, se observa una
flexión plantar rápida (llevada a cabo por el músculo tríceps
sural), que toma control de frenado y sitúa toda la planta en
contacto con el suelo. En
la
rodilla,
que en el momento del impacto se encuentra prácticamente en
extensión completa, se produce una ligera flexión amortiguadora.”
Parece,
pues, que esta acción “contraria” a nuestro avance, convenga
reducirla al máximo, pasando lo antes posible al contacto de toda la
planta del pie con el suelo, y aquí es dónde nos encontramos a
veces con una interpretación “sui-generis” por parte de algunos
árbitros, que quieren ver una clara flexión dorsal del pie, en una
estresante contracción de tibiales anteriores, que suele desembocar
en sobrecargas de dichos músculos y tendinitis en sus inserciones,
al tiempo que, como hemos visto, alarga innecesaria y
antinaturalmente, un momento indeseable de frenado de la marcha.
En
el artículo siguiente al
citado anteriormente, el reglamento de la FEDME dice “5.7 - No está
permitido bajar el centro de gravedad del cuerpo flexionando ambas
piernas.” Interpretado
al pie de la letra, esto supondría andar manteniendo en todo momento
las dos piernas hiperextendidas, lo que nos llevaría a una
desplazamiento totalmente anormal, que no creo que sea lo que los
desafortunados
redactores
tenían en mente.
Más
bien, el reglamento debería decir algo parecido al francés (que
tampoco es un dechado de perfección), que previene contra el
lanzamiento de la rodilla por delante del talón (se entiende que “en
el momento de la toma de contacto del talón con el suelo”).
El
empeño de no flexionar las rodillas demasiado proviene de la marcha
atlética, dónde una de las dos faltas descalificantes (la otra es
correr) consiste en no tener la pierna de apoyo hiperextendida al
pasar el centro de gravedad del marchador sobre ella. Y todo ello se
deriva de la necesidad de mantener una marcha natural, huyendo de la
flexión excesiva de las piernas al andar, lo que los franceses
llaman “paso deslizante” y yo llamo “paso Groucho Marx”.
Este
paso, al minimizar, o incluso anular la entrada de talón, resulta en
una marcha mucho más eficiente y rápida, aunque se necesitan unos
cuádriceps extraordinarios, como los de Bernabé Rodriguez, que
ANDABA 10km en poco más de 40’. En la imagen de video la
izquierda, tomada durante una competición en 2016, podemos
apreciar la diferencia entre la pierna de carga bloqueada del
marchador naranja, y la suya, muy flexionada. Los dos competidores,
por cierto, tienen ambos bastones en el aire, una violación muy
frecuente, pero muy difícil de apreciar a simple vista, típica de
marchadores con gran potencia del tren inferior y poca técnica de
marcha nórdica. Para detectarla, normalmente se necesita un video
de alta calidad y pasarlo imagen a imagen.
Bernabé,
un extraordinario atleta que llegó a ostentar una decena de records
mundiales, fue cruelmente tratado por cometer el error de creer que
lo que hacía era marcha nórdica, cuando apenas utilizaba los
bastones. Toda su potencia al ANDAR estaba en sus portentosas
piernas. Obsérvese que digo ANDAR, con mayúsculas, porque doy fe
de que he examinado horas de vídeo de este atleta sin conseguir
verle en una sola toma los dos pies en el aire. En la imagen de
la derecha volvemos a ver a los dos competidores anteriores, y
podemos apreciar la diferente flexión de sus piernas de carga, y la
diferente posición de sus centros de gravedad. También aquí los
dos tienen los bastones en el aire.
De
todo esto podemos sacar dos conclusiones:
- Los que practicamos marcha nórdica no debemos hacer un esfuerzo extraordinario por mantener el metatarso elevado cuando entramos de talón. Cuanto antes se abata el pie sobre el suelo, menos resistencia experimentaremos al avance.
- Los responsables de la FEDME deberían revisar el reglamento de competiciones de marcha nórdica y aclarar los puntos tratado anteriormente, dando una referencia clara a los árbitros (por ejemplo, que en el momento de la toma de contacto del pie con el suelo, la vertical de la rodilla no puede estar por delante de la vertical del talón).
Y
mientras tanto, tu y yo a sacar los bastones del paragüero, todos
los días, para hacer una marcha nórdica lúdica, sana y deportiva
(LSD).
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