lunes, 22 de mayo de 2023

LA FASE DE RECUPERACIÓN DEL BASTÓN

 He hablado en varias ocasiones (y no me canso) de la importancia de agarrar firmemente el bastón para “clavar”. Aparte de asegurar una inmediata fijación del bastón, con la consiguiente seguridad para el marchador y los que van a su lado, esta acción decidida garantiza la pronta iniciación del impulso y una rápida transición de la acción sobre la empuñadura a la tracción sobre la dragonera que permitirá la prolongación del impulso por detrás de la cadera.

Esta insistencia en la fase de impulso sobre el bastón parece haber relegado a la fase que le sigue, la de recuperación del bastón, a una especie de olvido, como si se tratase de algo menos importante, ya que no proporciona al marchador impulso alguno adelante.

Sin embargo, la correcta recuperación del bastón es fundamental para mí por diversos e importantes motivos.

Para comenzar, es en esta fase dónde se fragua y comienza un buen agarre que nos permita la firme implantación del bastón en la fase siguiente, con todas las consecuencias que cito en el párrafo primero anterior.

Por otro lado, una recogida “tardía” del bastón, una vez que nuestra mano ya a pasado por delante de la cadera, supone llevar suelto el bastón durante gran parte de la recuperación, con el consiguiente peligro de que el tropiezo con algún obstáculo, o un viento lateral relativamente fuerte, pueda llevar el bastón hacia nuestras piernas (o hacia las de un marchador próximo) con el consiguiente peligro de tropiezo, caída y lesión.

Así mismo, la recogida del bastón antes de que la mano adelante a la cadera hará que podamos completar la recuperación con el bastón firmemente empuñado, de manera que la toma de contacto con el suelo del bastón y el talón del pie contrario, puedan estar perfectamente coordinadas. De esta manera evitamos el frecuente espectáculo de una recuperación de bastón muy horizontal, que lo mantiene en el aire mientras que el tacón de la zapatilla ya ha entrado en contacto con el suelo, algo fácilmente observable en cualquier competición, que lógicamente se puede interpretar como una descoordinación en la técnica alternativa de la marcha nórdica.

Resumiendo, interesa dar a la fase de recuperación la atención e importancia que requiere, si queremos que nuestra técnica sea suficientemente buena para que consigamos los beneficios físicos y de eficiencia que esperamos obtener de la marcha nórdica.

Pero, para todo eso, hay que sacar los bastones del paragüero. No lo olvidéis.




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