Las redes sociales y los “comerciantes deportivos”, probablemente favorecidos por la actual proliferación de técnicos titulados y “entrenadores personales” (esto viste mucho) nos bombardean a diario con los “beneficios” de trabajar la fuerza en estos lugares, con una dieta rica en proteínas, a cualquier edad, intentando cambiar nuestro añejo convencimiento de que lo mejor para nuestra salud era un ejercicio físico frecuente, moderado y variado, sobre una base de trabajo de la resistencia, mayormente aeróbica, y una dieta equilibrada, que no nos descompense nuestros niveles de grasas y azúcares, tan críticos a medida que cumplimos años.
Desde este blog, llevo años predicando la necesidad de practicar asiduamente un deporte lúdico, sano y deportivo, y siempre ha recomendado la marcha nórdica (MN) como deporte habitual, ideal por sus muchas virtudes. Hoy voy a hacerlo de nuevo, comparándola con esta nueva moda de los gimnasios, desde varios puntos de vista diferentes.
Facilidad de práctica.
El gimnasio exige un desplazamiento previo y posterior al ejercicio que, a pesar de la proliferación actual de estos centros, nos lleva un tiempo añadido a la actividad física, propiamente dicha. La MN se practica desde el mismo lugar de residencia.
El gimnasio implica un gasto económico inicial y periódico, que aumenta con la frecuencia de la práctica, mientras que en la MN la inversión inicial es mínima y el gasto no depende de las horas que le dediquemos.
Con la MN tenemos la ducha en casa, nada más terminar nuestra actividad física.
Control de la actividad.
En el gimnasio necesitamos alguien que controle/dirija nuestra actividad, la utilización de los aparatos, cómo usarlos, turnos, etc. En la MN somos nosotros mismos los que controlamos nuestra actividad, que no depende de nadie, lo que desarrolla, además, un trabajo de autocontrol que nos reporta importantes beneficios psíquicos. Por eso siempre defino la MN como un ejercicio psico-físico.
Rango de características.
El gimnasio trabaja principalmente la fuerza y, dependiendo del número de repeticiones o de los aparatos disponibles que se usen, la resistencia. La MN trabaja principalmente la resistencia, pero también la potencia, como forma de fuerza ejercida de forma dinámica, el equilibrio y la coordinación, dos características éstas que se degradan rápidamente con la edad.
Entorno.
El gimnasio es un entorno cerrado que puede producir sensación de agobio y facilitar la transmisión de enfermedades contagiosas debido a la proximidad y respiración forzada de posibles afectados. La MN se practica normalmente al aire libre, tanto en calles y parques como en plena naturaleza, procurando un relax mental añadido.
Trabajo de áreas específicas.
En el gimnasio hay áreas específicas, tales como columna, pies y manos, que no se suelen trabajar, o se trabajan poco, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de afecciones articulares y dolorosas que se suelen desarrollar en ellas con el paso de los años. No es fácil, ni común, trabajar en el gimnasio las 23 articulaciones que conforman la complicada anatomía de cada mano o pie, con sus correspondientes músculos, tendones y ligamentos. La MN, practicada con una buena técnica, al alcance de cualquier persona normal, trabaja de forma progresiva, completa y coordinada, todos los músculos y articulaciones de nuestro cuerpo, incluidos manos, pies y, lo que es aún más importante, todos los de la columna vertebral, gracias a la contra-rotación constante de las cinturas pélvica y escapular, algo que pocos deportes consiguen, o no de forma tan completa y eficaz.
Bueno, conociéndome, ya podíais suponer que esta comparativa la iba a ganar la MN por goleada. Pero vosotros mismos podéis hacer la vuestra y, luego, os vais a paragüero, cogéis vuestros bastones, os dejáis de tonterías, os ponéis vuestra música y salís de marcha … nórdica.
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