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viernes, 6 de marzo de 2020

MI VISIÓN DE LA MARCHA NÓRDICA (III). VALOR DIFERENCIAL Y OTRAS VENTAJAS DE LA MARCHA NÓRDICA.


5 - EL VALOR DIFERENCIAL DE LA MARCHA NÓRDICA

A medida que las necesidades básicas del ser humano se ven cada día más cubiertas por nuestra sociedad de bienestar, vamos teniendo más tiempo libre, mientras que el desarrollo y la tecnología minimizan la perentoriedad del trabajo físico para ganarse la vida y sobrevivir en el mundo actual.

Entramos así en una “cultura del ocio”, en la que es fácil caer en la molicie, antesala o prefacio de enfermedades y dolores, crecientes con la edad, que gran parte de nuestros coetáneos combaten por medio del ejercicio físico, definido por nuestro diccionario como el conjunto de movimientos corporales que se realizan para mantener o mejorar la forma física.

En la actualidad se practican cientos de actividades físicas desarrolladas con esta finalidad. Deportes de equipo, competición, individuales, de naturaleza, de interior, de temporada, … entonces, ¿que es lo que nos aporta la marcha nórdica para que merezca nuestra atención? ¿Merece realmente la pena intentar promocionar este nuevo deporte? ¿Por qué se ha hecho un hueco entre tantos otros? ¿Qué es lo que hace a la marcha nórdica diferente del resto de los deportes? ¿Cuál es su valor diferencial?

Todos los deportes son, en mayor o menor medida, saludables, siempre que se practiquen de forma racional, con sentido común. Unos son más completos y equilibrados que otros, o presentan riesgos de lesiones más o menos asumibles, o precisan de la concurrencia de otras personas para su práctica, o de instalaciones o equipo especial, o sólo se pueden practicar en determinados medios, estaciones del año o condiciones atmosféricas.


El valor diferencial de la marcha nórdica estriba en ser el deporte más saludable que existe. Es un deporte completo (se mueve todo), equilibrado (no se sobrecarga ninguna parte sobre otras), adaptable (apto tanto para personas con problemas de movilidad como para deportistas de élite) y racional (excluye todo tipo de acciones antinaturales, peligrosas o dañinas).

La medida de la salud que proporciona la marcha nórdica a quienes la practican de forma habitual depende fundamentalmente, además de la frecuencia de su práctica, de dos condiciones del practicante: su técnica y su sentido común.

El nordimarchador obtendrá más salud de su práctica habitual en tanto en cuanto mejore su técnica. Una técnica básica, que se consigue normalmente tras un buen curso de iniciación, es fuente inmediata de salud para el practicante. Pero la amplitud de movimientos que proporciona una técnica más completa se traduce en la activación de mayor número de músculos y articulaciones, incrementando sensiblemente los beneficios físicos resultantes de la práctica.

La técnica del manejo de los bastones de la marcha nórdica resulta de gran ayuda para el senderista, el montañero y el corredor por montaña, pero la mayor utilidad de esta técnica, dónde realmente se obtienen los beneficios que le dan su valor diferencial, es cuando se practica la marcha nórdica como deporte habitual.

La marcha nórdica es un ejercicio seguro para el practicante, con muy pocas o nulas lesiones (tal como veremos en el apartado correspondiente), siempre que el practicante utilice no sólo su cuerpo, sino también, y continuamente, su cabeza. Las lesiones que he experimentado personalmente, o que he podido observar en colegas nordimarchadores, no han sido producidas por la practica racional de la marcha nórdica, sino por la participación en competiciones, pruebas de largo aliento y salidas grupales, en las que el participante pierde su concentración en lo que está haciendo, distraído por el cansancio y otros “asuntos” que poco o nada tienen que ver con un ejercicio sano (podio, crono, marcas, distancias, resistencia, socialización).

No tengo nada en contra de todo esto. Cada uno puede hacer lo que quiera ¡faltaría más! Pero, por favor, llamemos a cada cosa por su nombre, y no nos confundamos, ni confundamos a los demás. La marcha nórdica tiene que ser LSD (lúdica, sana y deportiva). Si no me divierte, si me hago daño, y si no sudo un poco, lo que estoy haciendo puede ser una carrera, senderismo, una pachanga, cualquier cosa, pero no es marcha nórdica, tal como yo la entiendo.

6 - OTRAS VENTAJAS DE LA MARCHA NÓRDICA

Además de ser el deporte más saludable, la marcha nórdica tiene muchas otras ventajas:
  • Es individual. No necesito nadie más para practicarla. Puedo hacerla en grupo, pero no es ni necesario ni, si me apuráis, aconsejable. En un grupo haciendo marcha nórdica iremos al ritmo de alguien que rara vez irá como yo quiero y puedo, con lo que me puede agotar, o aburrir. El no depender de nadie me proporciona independencia para salir cuando puedo y quiero, y no me da excusas para quedarme en casa. Tu tiempo es oro y tu ejercicio habitual es algo demasiado importante para ti para dejar que dependa de otros.
  • No precisa de instalaciones específicas. Se puede practicar en plena naturaleza, en el monte (siempre que el terreno no impida la ejecución de una técnica básica), sobre nieve (con raquetas, por ejemplo), en la ciudad, en un parque, alrededor de tu manzana, en la pista de atletismo, en un gimnasio cubierto, ...
  • Se puede practicar en cualquier momento. En cualquier época de año y casi con cualquier condición meteorológica, de día o de noche, en  vías iluminadas o utilizando un frontal.
  • Es barata. El equipo necesario no es más que un par de bastones, en los que no debemos gastar más de 30€, que nos va a durar prácticamente toda la vida.
  • Es fácil de aprender. Un curso de iniciación, de una mañana, es suficiente para darnos todos los conocimientos necesarios para adquirir una técnica básica que nos permita empezar a practicar, así como las pautas necesarias para poder ir mejorando dicha técnica de forma autónoma, en base al interés y al tiempo que dediquemos a este extremo.
  • Crea hábitos saludables. No solo proporciona salud. La marcha nórdica, además, crea hábitos saludables. Mejora nuestra forma de andar. Corrige nuestra postura. Son hábitos que yo llamo “de ida y vuelta”: la marcha nórdica nos inicia en estas buenas rutinas que, luego, practicamos en nuestra vida diaria al desplazarnos a nuestro trabajo, de compras, etc, hasta que cambian realmente nuestra forma de estar y movernos, y consecuentemente, mejoran las condiciones de base con las que comenzamos nuestra siguiente sesión práctica de marcha nórdica.
  • Es oxigenante, antienvejecimiento y analgésica. Al ser tan completa, equilibrada, adaptable y racional, la marcha nórdica nos permite realizar un ejercicio más prolongado de lo habitual, en el que el trabajo activo de pies y manos bombea sangre y linfa de retorno de nuestras extremidades, mejorando la circulación y, con ella, la oxigenación de todo nuestro organismo, incluido nuestro cerebro, retardando su envejecimiento. Pero además, este ejercicio prolongado activa la producción de endorfinas, un analgésico natural, mejor que cualquier otra droga.
  • Trabaja los músculos y articulaciones de la columna. La columna vertebral es el mecano más complicado de nuestro ya complicado organismo, y el origen de la mayor parte de problemas y dolores que nos aquejan con los años. No hay un ejercicio que, como la marcha nórdica, movilice las 67 articulaciones que la componen. Su técnica tonificará todos los músculos de las partes anterior y posterior del tronco, tan difíciles e ingratos de trabajar, y que tanto sufren por las posturas laborales y de ocio de la vida actual. La amplitud de movimientos que viene unida al perfeccionamiento técnico, y la contra-rotación de hombros y caderas que se produce a cada paso, han sido un alivio casi inmediato para muchos que llevaban años sufriendo y buscando inútilmente soluciones para sus problemas de hombros y espalda.
En estos 15 años de practica y promoción de este deporte, he tenido la ocasión de observar y recibir de primera mano el testimonio de muchas personas que han llegado a la marcha nórdica con lesiones posturales, laborales o provocadas por la práctica irracional de otros deportes, o secuelas de graves enfermedades (cáncer, coronarias, esclerosis). Mientras que todavía no he recibido ningún testimonio de alguien a quién la marcha nórdica no le haya ido bien, son incontables los de las personas que han visto sus padecimientos aliviados por la práctica habitual de este deporte.

Sólo he oído (y poco, la verdad) hablar mal de la marcha nórdica a gente que no la ha probado. Los que la practican de forma habitual se convierten en “evangelistas” de este deporte: creen en él y lo predican … y esta es, hoy por hoy, la mejor vía de promoción y difusión de la marcha nórdica.

Próxima entrega MI VISIÓN DE LA MARCHA NÓRDICA (IV). EL APRENDIZAJE DE LA MARCHA NÓRDICA


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