Nordicartagena
ha tenido dos lemas oficiales desde su concepción: Marcha Nórdica,
Salud con Bastones, y Marcha Nórdica, Para Todos y Para Todo.
Haciendo honor a estos títulos, y en mi interés por hacerme útil a
los demás, he realizado diversos cursos de iniciación a la marcha
nórdica para colectivos cuya deambulación viene afectada por
razones de edad avanzada o alguna enfermedad incapacitante.
El
uso apropiado de bastones, para estos grupos de población, supone un
valor añadido sobre la utilización de los mismos por parte quienes
no tienen problemas en sus desplazamientos, ya que puede suponer para
aquellos una terapia recuperadora, posibilitadora o retardadora de la
progresión de la incapacidad, y una importante ayuda o alternativa a
la medicación permanente … en definitiva, un respiro, un rayo de
luz, una nueva esperanza, para un colectivo muy necesitado de todo
ello.
La
marcha nórdica, en su modalidad menos “agresiva” de paseo
nórdico, apta para todos, consiste en andar de forma natural y
completa, ayudados por dos bastones utilizados con una técnica que
nos permita sacarles el mejor partido.
La Esclerosis Múltiple es una enfermedad degenerativa y crónica del sistema nervioso deorigen autoinmune, que afecta al cerebro y la médula espinal. En ella, el sistema inmunológico ataca a la mielina, que es la sustancia que envuelve las fibras nerviosas o neuronas. La mielina se deteriora y presenta cicatrices, conocidas como esclerosis, y los impulsos nerviosos que circulan por las neuronas se ven entonces entorpecidos o directamente interrumpidos, con los consiguientes efectos negativos para el organismo que, dependiendo de la localización, la extensión, la gravedad y el número de las lesiones, son diferentes para cada persona, siendo los síntomas más habituales de tipo motor, sensorial, fatiga y dolor.
Estoy
muy lejos de ser un experto en esta enfermedad, sin conocimientos
médicos de ningún tipo y sólo con las nociones básicas de anatomía y
motricidad
de mi ya
muy
antigua
formación como profesor de educación física,
sólo mantenidas por mi afición y mi preocupación por este asunto.
Lo que sigue, por tanto, no es más que fruto de mi experiencia en la
enseñanza de la marcha nórdica y, más concretamente, de mi
gratificante, aunque insatisfactorio (siempre me quedo con la
sensación de que no les he ayudado lo suficiente) trabajo con
afectados por
estas alteraciones funcionales.
De
la definición de
paseo nórdico dada
tres párrafos más arriba, nos surge una meta,
la de andar
de forma natural y completa,
que no siempre está al alcance de estos alumnos, pero que debe ser
el faro que alumbre todo nuestro esfuerzo. Lo
que para una persona en pleno uso de sus facultades psicofísicas es
un punto de partida para la práctica de la marcha nórdica, para una
persona con esas facultades afectadas, se convierte en un preciado
objetivo,
accesible gracias a una racional utilización de los bastones
mediante la técnica adecuada.
De
la somera descripción de la enfermedad, se deduce la gran
diferencia de capacidades
de los asistentes a estos cursos, lo que obligará a una
personalización de la enseñanza, nada fácil en una sesión
colectiva, por lo que, más que a conseguir un determinado nivel, el
esfuerzo del instructor debe dirigirse a buscar y mostrar pautas que
permitan la
progresión individual posterior, en función de las posibilidades y
el esfuerzo de cada alumno, en pos de la meta final señalada en el
párrafo anterior.
Así
pues, suelo comenzar el
curso
con una demostración rápida del “andar de forma natural y
completa”, diferenciando las cuatro
fases del paso (lanzamiento-toma
de contacto con el suelo, carga, equilibrio e impulso), para que
puedan ver,
posteriormente,
cómo los bastones nos pueden ayudar en cada una de ellas.
De
los tres
efectos
que suelo diferenciar en la utilización correcta de los bastones:
soporte,
equilibrio y propulsión,
una persona que tenga disminuidas
sus capacidades motoras o sensoriales, dependiendo del grado de
afectación, dependerá normalmente más de los dos primeros (soporte
y equilibrio), en tanto que un alumno sano o poco afectado buscará y
valorará más los efectos de propulsión que proporciona al
practicante una buena técnica de marcha nórdica.
En
el caso que nos ocupa, lo perfecto es enemigo de lo bueno. Lo
primero que debe
percibir cada
alumno
es la
utilidad de los bastones.
Para algunos esa utilidad vendrá dada por la simple capacidad para
mantenerse en pie (soporte). Para la mayoría, será la seguridad
que proporciona el aumento
la base de sustentación (equilibrio). Y para otros, los menos
afectados, los bastones supondrán una invitación al incremento de
su ejercicio diario al mejorar su propulsión, algo que en la
práctica supone una mayor producción de endorfinas, esa droga que
generamos con el ejercicio y que puede suplementar, o incluso,
sustituir, la utilización de fármacos que, casi siempre, tienen
efectos colaterales no deseados.
Por
tanto, tras una demostración
de cómo los bastones,
utilizados correctamente, tanto en la técnica diagonal como en la de
doble bastón, ayudan
en cada fase del paso,
en nuestro objetivo de andar de forma natural y completa, el resto de
la sesión de
iniciación será
una personalización de la técnica para adecuar el uso de los
bastones a cada necesidad, siempre manteniendo ese objetivo como
meta.
En
esta adecuación práctica para cada alumno, la cooperación
de los más capacitados
es fundamental: ellos, como afectados, conocen de primera mano las
necesidades y problemas de los demás y, estando más cerca del
objetivo final, suelen ser capaces de aconsejar y animar a los que
más lo necesitan. Por otro lado, la normal
integración
de
todos ellos en
un colectivo de afectados es un seguro de continuidad en el tiempo de
esta ayuda para progresión de los alumnos tras el curso.
La
explicación
de los beneficios psico-físicos de la marcha nórdica
a lo largo de la sesión, aunque parezcan lejanos para las
posibilidades de algunos
de los
alumnos, es también un buen acicate para
animar a la constancia a los más
afectados,
así como para motivar a amigos o familiares, que son muy bienvenidos
al curso, a la práctica conjunta con ellos, en un objetivo común
de mejora de
la salud.
Pero
la
principal labor del instructor debe ser la de proporcionar a
cada alumno, amigos y familiares, durante la práctica individual,
los consejos
y
las pautas
que han de permitirles progresar en la dirección apuntada,
subrayando la utilidad y la necesidad de la perseverancia en su
esfuerzo físico y en
su
concentración
para alcanzar
sus objetivos.
La
marcha nórdica nos ofrece unas posibilidades extraordinarias de
mejorar nuestra forma física y nuestra salud, sean cuales sean
nuestras condiciones de partida. Pero la
marcha nórdica es práctica.
La teoría, el conocimiento de la técnica, las enseñanzas de un
buen instructor, los efectos de los bastones, no son más de
elementos potencialmente positivos, que sólo se materializan con
nuestro esfuerzo diario por practicar, por intentarlo, una y otra
vez. Toda la ayuda del mundo es inútil si no nos
arremangamos
y nos
ponemos
a trabajar, o como yo suelo decir, si no sacamos
los bastones del paragüero todos
los días.
Espero
que estas
palabras
sirvan
de ánimo y ayuda a afectados de esta y otras enfermedades con
efectos similares, así como a instructores de marcha nórdica que no
se hayan atrevido todavía a incursionar en este campo. La marcha
nórdica es una herramienta increíble para ayudar a los demás,
adecuándola a las necesidades de cada uno, y utilizándola de forma
racional. El
instructor no es más que un elemento posibilitador,
que enseña y ayuda. El
alumno es el que sabe lo que necesita y hasta dónde puede y quiere
llegar.
Interesante artículo, Piri. Como afectada de Esclerosis Múltiple he podido comprobar en persona los efectos tan beneficiosos de la práctica de la Marcha Nórdica en la progresión de la Enfermedad. En mi caso, el equilibrio, la resistencia (más distancia con menos esfuerzo) y la disminución de la fatiga, es donde más lo he notado. Por eso recomiendo a todas las personas que tienen una enfermedad neurodegenerativa que aprendan a caminar con bastones y que saquen todos los días los mismos del paragüero. Nos vemos el 31 de marzo y desde EMACC te seguimos agradeciendo que todos los años nos ayudes a seguir caminando.
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