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jueves, 7 de marzo de 2019

Las competiciones no hacen la marcha nórdica


A cualquier practicante de marcha nórdica se le plantea un verdadero problema hoy en día con la cantidad de competiciones que últimamente proliferan como hongos.  Parece como si estuviéramos obligados a correr desquiciados de una competición a otra, y a veces podemos llegar a tener la sensación de que si no competimos, no estamos haciendo marcha nórdica.  Mi entrada de hoy es una reflexión sobre este asunto que, como siempre, espero que ayude a algunos, y que fije las ideas en contra de otros.  Al fin y al cabo, esto no refleja más que mi punto de vista, que no debe coincidir con el de muchos otros, a la vista de lo visto.

Cuando, hace ya siete años, hice mi primer curso de instructor de marcha nórdica, recuerdo que me llamó fuertemente la atención el hecho de que mi formador, Bernd Goldschmidt, dijera que este “nuevo concepto de movimiento”, como él la llamaba, era una actividad no competitiva.

Yo llevaba por aquel entonces otros siete años utilizando asiduamente los bastones para mis deplazamientos por el monte, y un par de años usándolos para mi práctica autodidacta de la marcha nórdica, como deporte cotidiano.

La afirmación taxativa de mis mentores de la FENWA me pareció entonces un tanto exagerada. ¿Por qué había de ser la marcha nórdica una actividad no competitiva, cuando algo tan parecido a ella como la marcha atlética llevaba casi un siglo de competiciones? ¿Qué era tan diferente en esta nueva actividad para llevar aparejada semejante afirmación?

Ya hacía tiempo que yo había descubierto el valor diferencial de este deporte, porque deporte es este “nuevo concepto de movimiento”, se compita o no, como actividad física al aire libre, divertida, “cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas”, tal como dice la Real Academia Española de la Lengua. Y es que lo que nos aporta este deporte, haciéndolo único y diferente, por tanto, de todos los demás es que es:

  • Completo – ejercitando la práctica totalidad de músculos y articulaciones de nuestro cuerpo
  • Equilibrado – trabajando por igual todas las extremidades y todos los segmentos de cada una de ellas
  • Adaptable – a cualquier estado de forma y edad del practicante
  • Racional – sólo se precisa sentido común y capacidad de observación para su práctica correcta y segura.

Y todo ello hace que la marcha nórdica sea esencialmente SALUDABLE, y esta es la síntesis de su valor diferencial.

Alguien podría aducir que todos los deportes son saludables, y no seré yo quién diga que, practicados con cabeza, no lo sean. Sin embargo, y sin entrar en interminables discusiones de detalles, reto a quién así piense a comparar la marcha nórdica con cualquier otro deporte a la luz de los cuatro puntos anteriores. Pero es que nuestro deporte tiene además una cualidad añadida: FACILIDAD DE PRÁCTICA. En cualquier momento del día, en cualquier época del año, en cualquier entorno, sin necesidad de instalaciones especiales, y con una inversión mínima (no hay por qué gastarse más de 20 o 30 € en unos bastones, para toda la vida).

(DEFINICIÓN:) Para mí, la marcha nórdica consiste en andar de forma natural y completa (algo que cualquier ser humano con una condición física mínima puede hacer sin complicaciones), con la ayuda de dos bastones utilizados con una técnica que nos permita obtener el máximo beneficio de su uso (en el doble sentido de beneficio físico y de apoyo a la progresión).

La TÉCNICA de utilización de los bastones va a ser el agente posibilitador para obtener el valor diferencial de la marcha nórdica, es decir, para que sea todo lo saludable que este deporte puede ser.

Y la técnica de la marcha nórdica es bien sencilla y racional (recordad, sentido común y capacidad de observación). Consiste, como dicen los franceses, en progresar utilizando los cuatro miembros, solo que, para mantener una postura erguida, natural en los humanos, utilizamos dos bastones para que los miembros superiores se puedan impulsar sobre el suelo, utilizando el braceo natural, de manera que cada mano apoya y replica la acción del pie contrario en cada paso (se asienta, impulsa y recupera, al mismo tiempo que él).

Así pues, vista la condición de “deporte saludable” como valor diferencial de la marcha nórdica, y la “importancia de la técnica” para poder alcanzar esa esencia diferenciadora, ¿es posible competir sin perder lo esencial de la marcha nórdica?, y por otro lado, y antes incluso de plantearnos lo anterior ¿para qué necesitamos la competición?

Competir, según nuestro diccionario, es sinónimo de contender, batallar, pelear, … nada que realmente resulte medianamente atractivo, al menos para mí, y desde luego, algo que parece poco saludable, incluso para el que gana. Sin embargo, la competición es un instinto consustancial a todo el reino animal: si pones dos caballos juntos, y uno de ellos empieza a correr, el otro tratará de adelantarlo, de llegar antes que él, no se sabe bien a dónde ni por qué. Al ser humano, como animal, le gusta competir, así, de forma irracional, a veces por ganar un trozo de metal, un puesto más elevado en un podio, y a veces, ni siquiera por eso, tratando de superar una marca realizada en otro tiempo, cuando era más joven. Quizá lo único que subyace en todo esto es el deseo irracional de humillar al otro, de demostrar que somos el macho, o la hembra, alfa del grupo, el único que hace miles de años tenía derecho a aparearse y perpetuar su especie, … o el vano intento de demostrarnos a nosotros mismos que seguimos teniendo una juventud que nuestro DNI y nuestras articulaciones nos desmienten, aunque nuestra mente, y a veces nuestro corazón, se hayan quedado anclados en los veinte años.

Todos los deportes utilizan este instinto competitivo para promocionar su práctica habitual entre la población más joven, menos dada a meditar sobre los motivos y, sobre todo, las consecuencias de sus acciones. Aunque los resultados de las competiciones, para la muchos competidores, tenga consecuencias negativas (frustración, lesiones, e incluso abandono definitivo de la práctica deportiva), la justificación de su influencia sobre la práctica habitual deportiva de los más jóvenes, es una buena excusa para su proliferación.

Si bien la mayoría de los practicantes de marcha nórdica somos “gente mayor”, suficientemente concienciados con la necesidad de una práctica deportiva habitual y bastante preocupados por la salud, algo que hemos visto que es consustancial con la marcha nórdica, y no necesitamos, por tanto, un estímulo competitivo para “animar” esa práctica, la gente joven (para el asunto que nos ocupa, y a la vista de la media de edad de los practicantes de nuestro deporte, menores de 50 años), tiene menos preocupaciones por la salud (las cosas sólo se suelen valorar cuando se pierden), es pensando en el sector más joven, al que una práctica “temprana” de la marcha nórdica posiblemente le ahorrará problemas de salud posteriores, por lo que la competición podría tener una justificación en este deporte, como estímulo y atracción para practicarlo de forma habitual.

Por la razón anterior, pensando en su posible atractivo para deportistas más jóvenes, me atreví a contradecir la opinión de los más expertos y me decidí, hace unos años, entre el 2014 y el 2017, a probar en mis propias carnes la experiencia competitiva y a organizar yo mismo varias competiciones. Tras participar en varias carreras, organizadas con mucho interés y esfuerzo, poca o nula experiencia, y dudosa eficacia, organicé entre el 2015 y el 2017 cuatro competiciones, en la última de las cuales llegamos a poner un centenar y medio de pares de bastones en la linea de salida.

A la vista de los resultados (soy tan enemigo de las encuestas como forofo de las estadísticas), he llegado a la conclusión de que las competiciones no atraen más menores de 50 años a este deporte. Comparando las inscripciones de la última competición celebrada en España (2ª Prueba de Marcha Nórdica de la Comunidad Valenciana, Callosa de Sarriá, 2 de marzo de 2019) con la Nordicartagena que yo organicé en el 2016, antes de que la FEDME se hiciera con el control de las competiciones, simplemente por el único y práctico motivo de que para las dos se inscribió el mismo número de participantes (78 en ambas), observamos que incluso el número de menores de 50 años ha disminuido de 35 (2016) a 27 (2019). Aunque no he hecho un estudio exhaustivo de las competiciones, suelo echar un vistazo a las clasificaciones y puedo afirmar sin mucho miedo a errar que, con mayor o menor número de competidores, ésta es la norma.

Así pues, si las competiciones no atraen gente joven a nuestro deporte, y a los que hemos pasado el medio siglo nos aportan más lesiones que estímulos positivos para la práctica de este deporte … que cada cual saque sus conclusiones.

Por otra parte, hemos dicho que la técnica es el elemento posibilitador de la marcha nórdica saludable, esencial por tanto para que lo que hacemos pueda recibir ese nombre. No hay marcha nórdica sin una técnica correcta, si atendemos a la definición anterior. Pero ¿qué pasa con la técnica en competición?

Todos los que hemos participado en competiciones de marcha nórdica hemos visto como se falsea la técnica en aras de la velocidad. En competición lo que prima es llegar antes que los demás, o batir una marca, y la técnica, por decir algo, se finge para apaciguar las mínimas expectativas de los árbitros que, dicho sea de paso, no suelen ser muy expertos en lo que a técnica se refiere, ni actuar en número suficiente para garantizar un eficaz escrutinio. La técnica de la marcha nórdica, comparada con la de la marcha atlética, es muy complicada de observar y juzgar a simple vista, y nosotros nos empeñamos en hacerlo con un par de árbitros montados bici. ¡País! Así, no es difícil asistir a espectáculos bochornosos en los que vemos en los podios cada vez más gente rebotada del mundo de las competiciones y carreras populares que, no siendo capaces de brillar medianamente en ese abarrotado y competitivo mundo, se han venido a cazar en este más despejado y virgen terreno de la marcha nórdica. Es gente de una indudable condición física, pero que simplemente mueven (no utilizan) los bastones el mínimo necesario para contentar a unos árbitros inexpertos, insuficientes, carentes de una herramienta reglamentaria clara y útil, desvirtuando por completo la esencia de este deporte.

Y el caso es que la técnica correcta nos debería llevar a una excelencia en la progresión. Pero en la práctica, está visto que andar rápido, aunque no utilicemos los bastones, es lo que conforma las cabeceras de las clasificaciones de nuestras competiciones. Y creo que es un mal ejemplo para los que quieran practicar el completo, equilibrado y, en definitiva, sano deporte de la marcha nórdica. Las competiciones no dan una imagen real de cómo se debe practicar este deporte, y por tanto, debo concluir, como decían mis instructores de la FENWA, que esta es una disciplina no competitiva … al menos hasta que se articule un reglamento adecuado, se forme a los árbitros completa y correctamente, y se dote a las competiciones del número adecuado de los mismos, así como de los medios electrónicos necesarios para asegurar que no se desvirtúa la técnica consustancial a la marcha nórdica. Algo muy difícil, farragoso y caro de conseguir. Un esfuerzo, en definitiva, que no sé si merece la pena, a la vista de los nulos logros de los últimos años.

Hemos llegado a un punto en el que parece que las competiciones son vitales para la marcha nórdica, y que si no competimos no estamos practicando este deporte. En Alemania pasaron de cero a cinco millones de practicantes habituales en los primeros cinco años de este siglo, sin competiciones. Las competiciones no hacen la marcha nórdica, ni tenemos nada que esperar de ellas, gracias a Dios. La marcha nórdica la hacemos tú y yo, cada día, sacando los bastones del paragüero y disfrutando con ellos, sudando con ellos y cuidando con ellos nuestra salud. De manera, que “sus y a ellos”, como decía el Guerrero del Antifaz, y el que quiera, pues que compita, que procure no hacerse daño y que disfrute tanto como nosotros. Así sea.

PD.-  Y para facilitar la tarea a los que quieran competir, a pesar de todo, en este enlace hay una trabajada entrada de nuestro compañero Antonio Lois en su blog Marcha Nórdica SAD con un resumen de todas las competiciones de marcha nórdica previstas para este año, que acabo de ver hace sólo unos minutos https://marchanordicasad.com/2019/03/08/temporada-mn-espana-2019/

3 comentarios:

  1. Cada vez te veo más desencantado con las competiciones. Yo era de la misma opinión que tú, pensaba que la competición era la manera de acercar a los más jóvenes a la marcha nórdica pero cuando los más jóvenes se acercan y ven que allí están solos que la gente que hay no es de su edad, o incluso les dicen que ellos no deberían estar allí... Pues pasa lo que cuentas. Este año mis dos hijas mayores han decidido darse de baja del club de marcha nórdica al que pertenecían desde su fundación y mis sobrinos han hecho lo mismo... Algo debemos estar haciendo mal. Sin embargo me dicen que este año si van a venir conmigo con los bastones porque luego les gusta picarse conmigo, correr con los bastones y pasárselo bien en definitiva. Abrazos desde Aranjuez

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  2. Piri, agradezco enormemente tu nota y la difundiré. caminatanordica.com facebook Caminata Nórdica Uruguay.

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  3. Hola, soy instructor de Nordic Walking N2 por la ENWA, practicante habitual y entrenador ocasional.
    He leído con atención tu artículo y se me ocurren algunas reflexiones al respecto.
    La primera de todas y creo que la más importante es que, cuando hablamos de Nordic Walking, creo que no se debe dogmatizar demasiado. Es cierto que en los últimos años se ha avanzado mucho, se han escrito artículos por expertos, por médicos, cada vez hay más practicantes en todo el mundo, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Hay temas que todavía no conocemos bien, ni siquiera desde el punto de vista científico o médico. El camino se está haciendo ahora. Esto nos debe hacer cautelosos a la hora de afirmar o juzgar determinadas cuestiones alrededor del Nordic Walking.
    Estoy de acuerdo en que la marcha nórdica es por encima de todo una actividad física saludable, si se practica adecuadamente y con una técnica determinada, por ejemplo, la técnica ALFA, que bien conozco y practico. Pero hay muchas técnicas y también pueden ser válidas y saludables. Los movimientos en el Nordic Walking tienen que ser por encima de todo funcionales: “no existe eso de “incorrecto”. Todo lo que funcione y no cause perjuicios es bueno. Los movimientos antifuncionales conducen a medio o largo plazo al médico de cabecera o al abandono del deporte.” (Dr. Ronald Burger, La técnica del Nordic Walking en la ciencia). Por tanto, considero que el Nordic Walking se caracteriza por una ampliación del caminar natural de la persona con la ayuda de dos bastones que nos permiten impulsar el movimiento hacia adelante, realizando movimientos funcionales de todo nuestro cuerpo.
    Y esta es la riqueza precisamente del Nordic Walking, que, partiendo de esta base muy sencilla, puede adaptarse perfectamente a las distintas necesidades y objetivos de cada persona.
    Y para clasificar de forma sencilla estas necesidades y objetivos, viene muy bien la descripción que hace Mariano Moreno en su libro Fittrek Sport (Caminar con bastones II, la modalidad deportiva):
    - “Actividad física: Cualquier movimiento corporal que implique activación muscular, que implique un incremento de gasto calórico, etc. Asearse, subir las escaleras de casa, ir a la compra, levantarse del sofá, son ejemplos de actividad física.”
    En este sentido, hay personas que puede utilizar el Nordic Walking sencillamente para dejar su vida sedentaria y moverse de una manera diferente, aprovechando los beneficios de la marcha nórdica.
    - “Ejercicio físico: es la actividad física encaminada a la mejora de la salud o cualidades físicas. Y debe reunir una serie de características:
    o Planificado
    o Regular
    o De duración y/o intensidad suficiente
    o Resultados medibles”
    Esto supone un paso más, poniéndonos unos objetivos más concretos que queremos conseguir con la marcha nórdica: mejora del bienestar físico y/o psíquico, ayuda o terapia para distintos tipos de enfermedades, perder peso, mejorar la coordinación, mejorar la postura corporal, mejorar la flexibilidad, etc.
    - “Deporte: La práctica del ejercicio físico institucionalizado, de forma individual o grupal, tanto de ocio como de competición, sujeta a una serie de normas o reglamentos.”
    Pero como bien indica Mariano, el deporte no es un fin en sí mismo, sino un medio para lograr el bienestar social y la mejora de la calidad de vida. Recomiendo la lectura del libro para ver también otros puntos de vista relacionados con la modalidad deportiva de la marcha nórdica.
    Por lo tanto y para concluir, creo que no hay un Nordic bueno y otro malo, o un Nordic correcto y otro incorrecto. Lo que sí es importante es practicarlo con una técnica bien aprendida, que nos ayude a realizar movimientos funcionales para evitar lesiones tanto en el ámbito deportivo como no deportivo. Y haciéndolo de esta manera, cada uno podrá aplicarlo en los distintos ámbitos posibles, todos ellos válidos y respetables.

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