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lunes, 2 de enero de 2023

MARCHA NÓRDICA Y PASO DESLIZANTE

 

En la entrada Utilización Activa de los Bastones de julio del recién concluído año, cuya lectura recomiendo encarecidamente, hablaba sobre el "paso deslizante" o la "andadura a lo Groucho", insuficientemente definida, aunque extensamente vituperada, por nuestro pobre reglamento de competición de Marcha Nórdica (MN), cuya nueva versión "actualizada" acaba de ver la luz, con las mismas deficiencias del anterior, aunque añadiendo más confusión en el texto.  Francamente, parece como si quisieran poner a prueba la paciencia de los sufridos árbitros y competidores.

Pero no trato en esta entrada de corregir las faltas e incongruencias de este reglamento, algo que, por otro lado, doy por imposible a la luz de tanto "intento" (?) fallido por parte de sus responsables.  Lo que pretendo aquí y ahora es profundizar un poco más en la eficiencia de la marcha nórdica, tal como la prácticamos, comparada con la del paso deslizante o "a lo Groucho".  Debo advertir que no se trata, ni mucho menos, de un estudio sesudo, científico y profundo que, por cierto, no estaría de más que acometiera (o comisionara) el Comité de Marcha Nórdica de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escadada.  Lo que expongo a continuación se basa simplemente en la observación y experimentación personal del humilde nordimarchador que suscribe.

Nuesttro Diccionario define Eficiencia como la capacidad de lograr los resultados deseados con el mínimo posible de recursos.  En este caso, los resultados deseados se centran en la velocidad en el desplazamiento, mientras que los recursos empleados se traducen en el esfuerzo realizado.

Al marchar con el centro de gravedad unos centímetros más bajo, las piernas ligéramente flexionadas llevan a una toma de contacto del pie con el suelo por delante del talón, entre el tarso y el metatarso. En ese momento, la vertical de la rodilla del píe que toma contacto con el suelo se encuentra por delante del talón, y esta debería ser la referencia que tomasen los árbitros para decidir que se produce el paso deslizante (así lo hace el reglamento francés). En esta posición, si lo probamos, observaremos que aumenta sensiblemente la velocidad del desplazamiento, lo que parece una paradoja, ya que se disminuye la longitud de la zancada.  Para intentar comprender lo que pasa, recurriré a una comparación entre el paso de la marcha nórdica regular (MNR) y el de una marcha nórdica con paso deslizante (MND).

En la figura anterior, el marchador de la izquierda lo hace de forma ortodoxa, y al entrar de talón, el impacto sobre el suelo se traduce en una fuerza de reacción ascendente en la dirección de la pierna (A), con una componente vertical (B) que proporciona equilibrio y apoyo, y una componente horizontal (C), que se opone al avance del marchador.

El marchador de la derecha, con paso deslizante, experimenta también una fuerza de reacción ascendente en la dirección de la pierna (A), menor que el la del otro marchador, ya que el impacto tiene menor energía potencial (centro de gravedad más bajo) y viene amortiguado por las flexiones en pie, rodilla y cadera.  Son menorres, por tanto, las componentes B y C de la descomposición de la fuerza A, pero observamos que la componente horizontal (C) ya no se opone al avance del marchador, sino que apoya su progresión.

Esta pequeña diferencia hace que la progresión en el paso deslizante sea más homogénea, con el centro de gravedad del marchador siempre por delante de los puntos de apoyo de las piernas, mientras que en la marcha nórdica ortodoxa hay un tiempo en cada paso en el que el centro de gravedad está por detrás del pie adelantado, no pudiendo ser impulsado por esa pierna hasta que lo rebasa.

Si nos fijamos en el punto de apoyo del bastón que acompaña al pie adelantado en la MND, observaremos que se apoya mucho más cerca del pie que en el caso de la MNR.  Esto, aunque supone un menor impulso inicial sobre el bastón, proporciona una reconfortante sensación de seguridad (mayor apoyo y equilibrio), sobre todo cuando marchamos por terreno difícil (pedregoso o con desniveles), y acaba proporcionándonos una mayor impulsión en la fase final.

En la MND, el cuerpo del marchador adopta una posición menos erguida que en la MNR.  Esta posición, más de "corredor", con el centro de gravedad más adelantado, también favorece la rápida transición entre pasos que, a pesar de ser de menor longitud, consiguen una mayor velocidad gracias a que permite mayores ritmos.

La velocidad se muestra andando, reza el dicho.  Yo he hecho un recorrido de media montaña de 15 km, que suelo repetir con frecuencia, hoy por primera vez con paso deslizante en su totalidad, y he bajado casi 10' mi mejor marca con MNR.  

Cierto que la postura no resulta demasiado natural.  Todo depende del grado de flexión de las piernas.  No sé las repercusiones negativas que esa postura, mantenida en el tiempo, pueda tener para los practicantes de esta modalidad.  Yo, de momento, no noto nada raro.  Y tampoco Bernabé Rodriguez, gran representante de la MND, que yo sepa, ha tenido mayores problemas como consecuencia de su práctica mantenidda en el tiempo y en pruebas de muy largo aliento.

Yo, por ahora, sigo practicando mi MNR, totalmente ortodoxa, pero la experiencia de hoy es todo un descubrimiento de cara a las carreras por montaña y pruebas populares a las que a veces me apunto, en las que ya tengo una opción más que conbinar con la andadura, marcha y carrera nórdicas, según el terreno y el cuerpo me aconseje.

Y ya sabéis, con una u otra modalidad (os animo a que experimentéis todo), lo más importante es que saquéis los bastones del paragúero, todo lo que podáis .. y que disfrutéis con ellos.

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