Todos
los animales que se desplazan sobre pies sufren caídas alguna que
otra vez. Si a veces no encontramos un escarabajo, u otro bichejo de
seis o más patas, panza arriba, como no nos vamos a caer los que
sólo tenemos dos … o cuatro, si les añadimos un par de bastones,
utilizados con una buena técnica.
Yo
he corrido toda mi vida, y de vez en cuando, una vez cada dos o tres
años, me he caído corriendo. Y con el paso de los años, la merma
de equilibrio y de reflejos me llevó a aumentar el número de caídas
paulatinamente, hasta que, hace ocho años, cuando ya me caía dos
veces al mes, decidí pasarme a la marcha nórdica, en exclusividad,
tratando de prevenir lesiones, cada vez más difíciles de recuperar.
Desde entonces (toco madera), no me he vuelto a caer.
Una
de las cosas buenas que tiene la marcha nórdica (¡otra!) es el
aumento de la estabilidad gracias a la correcta utilización de los
bastones. Las caídas son normalmente consecuencia de un tropezón
que nos hace perder el equilibrio y, si no lo recuperamos a tiempo,
por medio de unos buenos reflejos o de unos bastones bien utilizados,
acabamos en el suelo.
El
tropiezo se puede producir con un obstáculo del terreno (piedra,
tronco, raíz, losa mal nivelada, etc), o incluso con nuestros
propios bastones. Tanto en un caso como en el otro, la mayoría de
las caídas son debidas a falta de atención en lo que vamos
haciendo. Las distracciones producidas por la falta de concentración
o la dispersión mental propia de las competiciones y de las salidas
en grupo, están entre las principales causas de estos accidentes.
También
la elección de un material poco apropiado puede facilitar el no
deseado desenlace. Los bastones demasiado livianos y con fiadores
que facilitan su manejo sin necesidad de agarrarlos son un peligro
cierto (aparte de más caros), sobre todo en entornos de montaña y
con viento.
Pero
también una buena técnica nos puede ayudar a minimizar la
posibilidad de una caída fortuita. Fundamentalmente, la regla
básica de la técnica alternativa (diagonal) de “tener
siempre apoyados, al menos un pie y un bastón”
es un seguro anti-caídas, ya que al tropezar y perder el equilibrio,
el bastón que está en el suelo se convertirá en el soporte reflejo
que nos ayudará a recuperarlo.
A mi
parecer, estas pueden ser los principales errores técnicos que
pueden acabar dando con nuestro cuerpo por tierra:
- Apoyo demasiado atrasado del bastón, a la altura o por detrás del pie retrasado. Si se produce el tropiezo en ese momento, difícilmente vamos a encontrar en ese bastón, tan retrasado, un apoyo útil para recuperar el equilibrio.
- No agarrar con firmeza la empuñadura para recuperar y clavar el bastón. En este caso, la mano va a la altura del pie contrario, pero el bastón, suelto, se recupera muy horizontal, y se clavará bastante después de que el pie contrario tome contacto con el suelo. Si ese contacto es un tropiezo, el bastón, suelto y prácticamente horizontal, difícilmente nos va a servir de ayuda para recuperar el equilibrio perdido.
- Elevación excesiva de la mano que recupera el bastón. Normalmente acompañada de una flexión excesiva del codo de ese lado. Como en el error anterior, la punta del bastón caerá al suelo después que el pie contrario. Si éste tropieza, aquél no estará disponible para ayudar.
- Falta de coordinación entre cada bastón y el pie contrario. El bastón debe caer al suelo coincidiendo con la toma de contacto del talón del pie contrario, y permanece allí hasta que dicho pie complete su impulsión y abandone el suelo. Aparte del incremento de equilibrio que supone, este doblete es necesario para conseguir los mayores beneficios físicos y de eficacia en el desplazamiento que caracterizan a la marcha nórdica.
Normalmente
observo una concatenación de estos errores. Es decir, quien clava
demasiado atrás, no suele agarrar para recuperar, suele elevar la
mano que recupera por encima de la cadera y, por tanto, no coordina
los bastones con los pies, … en definitiva, no cumple la regla
básica citada anteriormente. A pesar de todo ¿sigue siendo marcha
nórdica?
En
fin, como decía mi madre, dónde está el cuerpo está el peligro.
Todos nos podemos caer, en cualquier momento, a pesar del cuidado que
pongamos. Si vamos pendientes de estos detalles técnicos, y de lo
que vamos haciendo, es posible que nos caigamos menos.
Sacad
los bastones del paragüero … y usadlos bien, y pendientes de lo
que hacéis. La marcha nórdica es sana … procuremos mantenerla
así.