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jueves, 12 de septiembre de 2019

Nordicartagena 2019 – 1. Material de Marcha Nórdica en Montaña


En la entrada anterior de este blog nordicartagena-2019-taller-de-marcha-nórdica-en-montaña explicaba la organización de una serie de actividades relacionadas con este tema, y encuadradas bajo el nombre genérico de Nordicartagena 2019. Hoy comenzamos con la primera entrada dedicada al material aconsejable (yo diría que exigible) para la práctica de esta actividad en tan demandante entorno.

Siempre que mis alumnos me preguntan si se puede hacer marcha nórdica en el monte, mi respuesta es clara y automática: ¡SÍ! Tampoco tengo dudas con la pregunta siguiente: ¿Cuándo se puede hacer marcha nórdica en el monte? Respuesta: Siempre que el monte nos lo permita. Esto, que parece una perogrullada, no lo es tanto cuando explico la respuesta: Si la amplitud del camino, el suelo, el equipo que tenemos que transportar y la inclinación del terreno, nos lo permite, siempre que podamos utilizar la técnica de la marcha nórdica, será mejor para nuestra progresión y para nuestro cuerpo.

Naturalmente, la técnica de la marcha nórdica, aprendida y practicada en terreno llano y superficie regular, tendrá que adaptarse adecuadamente a las características del terreno; pero ésto será motivo y tema para otras reflexiones por venir. Sin embargo, un asunto que conviene tener muy presente en todas estas reflexiones es la mayor probabilidad de tropiezos, resbalones y caídas, como consecuencia de los obstáculos, iregularidades e inclinación del terreno por el que nos movemos, que afectará, no sólo a la técnica usada, sino también al material que utilicemos. Hoy, como dije al principio, toca hablar del equipo aconsejable en la práctica de la marcha nórdica en montaña, y dentro de éste, empezaré por el más específico de nuestra actividad: los bastones.

Los que me conocen saben que siempre he argumentado (y demostrado prácticamente en cuantas ocasiones he tenido) que se puede hacer una perfecta técnica de marcha nórdica con bastones de senderismo. Esto me ha costado no pocas miradas y comentarios, entre escépticos y recelosos, de puristas y vendedores de bastones… pero eso es una constante de mi vida, y mis espaldas son anchas … Yo sigo dando mis clases de iniciación con un bastón de “marcha nórdica” en una mano, y otro de senderismo en la otra, y desafiando a mis alumnos a que detecten alguna diferencia en mi técnica.


Si la práctica se va a realizar por pistas y caminos sin dificultades, la utilización de un tipo u otro de bastones puede ser más o menos aleatoria, o a capricho del usuario. Sin embargo, un aspecto que habrá que tener en consideración es el peso de los bastones en el más que probable caso de que tengamos viento racheado en nuestro recorrido por la montaña. Los bastones de marcha nórdica suelen ser más ligeros que los de senderismo, y esto, con viento, no es una ventaja, que digamos.

Al aumentar a posibilidad de tropiezo y caída con la dificultad del terreno, debemos teneer en cuenta que una caída, con unos bastones estrechamente unidos a la mano por un fiador de marcha nórdica, supone un riesgo añadido de lesión si la mano cae sobre el bastón en el acto reflejo de ir a apoyarla en el suelo, o es retorcida en forma alguna por esta ligadura. El fiador de bucle de cinta de los bastones de senderismo permiten, en caso de caída, una separación mano-empuñadura que puede reducir este peligro.

Si la caída es por deslizamiento y “sentada”, lo más normal en bajadas por pendientes pronunciadas, la unión rígida a la mano por medio del fiador de los bastones de marcha nórdica puede llevar, en caso de que uno de los bastones quede fijado en el terreno, a una peligrosa distensión de alguna articulación (hombro, codo o muñeca) de la extremidad fijada, o a la rotura del bastón, siempre de más fácil reposición que la articulación … y menos dolorosa.

Si la práctica por montaña transcurre por parajes en los que tenemos que recurrir a las manos para alguna trepadita, los bastones de marcha nórdica se convertirán en un engorro, y tendremos que meterlos en la mochila. Pero normalmente, estos bastones no suelen ser de tres tramos, por lo que su alojamiento en espacios reducidos se ve, normalmente, dificultado. El fiador de bucle de cinta de los bastones de senderismo nos permite dejar los bastones colgando de las muñecas para utilizar las manos en pequeñas trepadas, y su normal estructura en tres tramos facilita la adaptación al interior o exterior de las mochilas, si esta situación se prolonga en el tiempo.

También en descensos por pendientes inclinadas o escalonadas, los fiadores de bucle de cinta de los bastones de senderismo, así como el engrosamiento final de su empuñadura, nos permiten una mayor versatilidad de movimientos y apoyos y, en suma, una mayor seguridad en la bajada. La mayoría de los nordimarchadores que van a la montaña con bastones dotados de dragoneras de marcha nórdica, lo que suelen hacer en las bajadas es soltar dichas ataduras, con lo que soslayan el peligro citado, pero dejan de tener los beneficios de un fiador (eventual apoyo y seguridad de que no perdemos el bastón).

Si la practica en montaña se realiza en tiempo invernal, en el que necesitamos utilizar unos guantes gruesos, la elección de bastones de senderismo resulta forzosa. Además, estos bastones nos permitirán la colocación de rosetas especiales para nieve, en caso necesario, algo que los bastones de marcha nórdica normalmente no admiten.

Resumiendo, gracias a que podemos hacer marcha nórdica con bastones de senderismo, podemos escoger este tipo de bastones para ir al monte sin sacrificar las ventajas que la técnica de la marcha nórdica proporcionan a quien la practica. Sólo en caso de recorridos conocidos por pistas y caminos con buen firme y sin grandes desniveles, se podrían utilizar bastones de marcha nórdica sin peligro para la integridad física y la comodidad del andarín. En otras circunstancias, y en cualquier caso de duda, mejor utilizar los bastones de senderismo… eso sí, sujetos de manera que podamos aplicar la técnica de la marcha nórdica. Yo utilizo los Forclaz 500 Light Antishock de Decathlon (14,99€), con una excelente relación calidad/precio.

El siguiente material, en orden de importancia para el nordimarchador en la montaña, son las zapatillas. Tanto por motivos de seguridad, como de tracción, no debemos utilizar unas zapatillas normales de running para esta actividad. En montaña, son imprescindibles unas buenas zapatillas de trail, que aseguren la adecuada protección del pie (suela y puntera), estabilidad (planta y talón), al tiempo que nos proporcionen un buen agarre todo-terreno y la necesaria flexibilidad que permita el movimiento de las 23 articulaciones de cada pie. Todas estas características, que suelen chocar entre sí, convierten la elección de unas buenas zapatillas para la práctica de la marcha nórdica en montaña en un desafío que sólo podremos superar a base de ensayo y error, atemperado, si acaso, por el buen consejo de los que llevan más tiempo utilizándolas. Por si el mío os vale, yo utilizo actualmente dos modelos: las Saucony Xodus ISO 2, muy cómodas incluso para asfalto, y las Asics Fujitrabuco GTX, un poco más duras, para terrenos con más piedra suelta o lluvia. Los dos modelos están en torno a los 150€, aunque se pueden encontrar on line a mitad de precio.

Aparte de bastones y zapatillas, es recomendable en montaña, siempre que no haya que llevar demasiado equipo, la utilización de riñoneras o mochilas de hidratación, en lugar de mochilas normales, que dificultan la buena ejecución de la técnica diagonal. Mallas largas o piratas, y manguitos, de compresión que, además de proporcionar sujeción para rodillas y codos, suponen una cierta protección contra espinas y otros matorrales. Guantes, braga de cuello, gorro, protección solar, cortavientos, y todo aquello que en buena lógica convenga para el terreno, época del año y meteorología del día de la práctica.

Aunque no forma parte del equipo en puridad, tanto la elección de cada uno de sus componentes, como la decisión final sobre la salida al monte, deben hacerse siempre a la luz de un material altamente sensible y, desgraciadamente, no siempre disponible: el sentido común. La montaña, aunque cómo decía el abuelo de Víctor Manuel, sea “tu amiga más fiel, nunca te engaña”, hay que conocerla, respetarla e interpretarla siempre desde la seriedad y el sentido común, porque tampoco suele perdonar si nos equivocamos con ella.

Y ya sabes, con unos u otros, en el monte o dando la vuelta a tu manzana, lo más importante es que tus bastones no duerman el sueño de los justos en el paragüero.

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