En
todos los deportes de desplazamiento nos podemos caer. Sólo hay una
forma de evitar las caídas, y consiste en quedarnos en casa,
sentados en el sofá. Pero como sucede con la única forma que
conozco de evitar la muerte, que consistiría en no vivir,
evidentemente no se trata de una alternativa válida, al menos para
los que consideramos imprescindible la practica deportiva habitual.
El
desplazamiento nórdico, en sus tres variantes de paseo, marcha o
carrera, es una actividad que minimiza el riesgo de caídas, al tener
siempre el deportista, al menos, un pie y un bastón en contacto con
el suelo. Los bastones proporcionan a quién los usa correctamente
apoyo, equilibrio e impulso, dotándole de una seguridad extra, que
no disfrutan los practicantes de otros deportes.
Pero
a pesar de ser una actividad deportiva tan segura que no veo la
necesidad de contar con una licencia federativa que nos proporcione
un seguro de accidentes, a veces nos caemos, y lo que trato de hacer
en la entrada de hoy es analizar las causas de estas caídas, en la
esperanza de que, conociéndolas, podamos prevenirlas y minimizar así
el riesgo.
A
primera vista, distingo seis posibles faltas que pueden
desencadenar una caída:
Concentración.
Pasear, marchar o correr no son actividades que exijan concentración
exclusiva para su ejecución. Todas ellas son cotidianas y
repetitivas, y las podemos combinar con otras distracciones. Sin
embargo, he observado que mis tropiezos siempre se producen cuando no
practico en solitario, durante competiciones o quedadas, o yendo yo
solo, cuando alguien o algo distrae mi atención de lo que estoy
haciendo, o del itinerario por dónde me desplazo. Y es que, hasta
la tarea más sencilla, requiere cierto grado de concentración. Las
conversaciones con los amigos son más seguras sentados, frente a un
buen café, o una buena cerveza.
Técnica.
El bastón debe tomar contacto con el suelo firmemente sujeto,
para asegurarnos de que lo colocamos en el lugar adecuado, sin
estorbar el camino de nuestros pies (ni de los pies de otros),
limitando vibraciones que retarden su fijación al terreno para el
posterior empuje sobre el fiador. La punta del bastón tiene que
entrar en contacto con el suelo al mismo tiempo que el pie
contrario, y permanecer allí hasta su recuperación, cuando el
pie contrario abandona el terreno para iniciar un nuevo paso. Con
esto nos aseguramos un apoyo seguro y, como mínimo, doble durante
toda la progresión, de manera que ante cualquier tropiezo, siempre
habrá al menos otro punto de contacto con el terreno para intentar
recuperar el equilibrio perdido.
Velocidad.
La rapidez en el desplazamiento favorecen un adelantamiento del
centro de gravedad que casi siempre va a caer por delante de la
base de sustentación delimitada por nuestros dos pies, de tal manera
que un tropiezo o retención por rozamiento con el suelo de uno de
ellos nos puede provocar una caída. Esto sucede, por ejemplo, en
las competiciones, dónde la velocidad, unida a la falta de
concentración (vamos más pendientes del que va delante, del que
viene detrás, y de los árbitros, que de dónde o cómo pisamos) y a
la indefectible relajación de la técnica, se traduce en un
incremento extraordinario de la posibilidad de caída.
Terreno.
La regularidad y grado de pendiente del terreno en el que
practicamos también tiene su incidencia en la posibilidad de caídas.
Un terreno llano y homogéneo, sin obstáculos, debe, en principio,
favorecer la estabilidad del practicante. Y digo en principio
porque, curiosamente, se suelen producir más caídas en las zonas
menos difíciles de los recorridos, al disminuir en éstas el grado
de concentración del deportista.
En
este punto, no me canso de recomendar la utilización de bastones
con fiadores (dragoneras) de senderismo, tipo bucle de cinta,
que, correctamente empuñados, nos permiten realizar un técnica
perfecta, sin el peligro que representa la estrecha unión de la mano
a la empuñadura de las dragoneras “de marcha nórdica” que, en
caso de caída, puede producir serias lesiones carpianas o, lo que
puede ser peor, reprimir por miedo a la citada lesión el instinto
básico de proteger nuestra caída con manos y brazos, golpeando el
suelo directamente con la parte superior del tronco o la cabeza.
Material.
La necesaria economía nos lleva a veces a prolongar excesivamente
la vida de nuestras zapatillas, más allá de lo que el desgaste
de las suelas nos aconsejan. Esto puede provocar caídas por
deslizamiento en terrenos inclinados, o superficies lisas o húmedas.
El ahorro que nos puede producir una lesión no trae cuenta.
Reflejos.
La buena técnica, como hemos visto, nos ayuda en nuestro deporte a
evitar caídas, incluso cuando ya se ha producido el problema
(tropiezo, resbalón) que las origina. Sin embargo, la reacción
oportuna depende en último extremo de la rapidez con que
reaccionemos, es decir de nuestros reflejos.
Los
reflejos disminuyen con la edad y, viendo la media de los
practicantes de nuestro deporte, claramente por encima de los 50
años, debemos convenir que los reflejos de la mayoría de los
nordimarchadores no están en su mejor forma. Tenemos, pues, que
apoyarnos en una mejor técnica para prevenir caídas, y dar gracias
a Dios de que disponemos de este recurso. En mi caso, en concreto,
esta fue una de las razones que me trajeron a este bendito deporte,
después de practicar la carrera continua durante más de 45 años
seguidos.
Los
reflejos también disminuyen con el cansancio. Debemos
prestar buena atención a las señales que nos manda nuestro
organismo y, concretamente, a una de ellas, el cansancio, para
limitar el tiempo de práctica o disminuir la intensidad hacia el
final de cada sesión, de manera que no añadamos el problema de la
velocidad al de la disminución de nuestros reflejos.
En
fin, ni siquiera nuestro deporte está exento de accidentes, con todo
lo seguro que es. Pero siendo conscientes de las causas que los
originan, debemos confiar en una buena técnica y un material
adecuado, concentrados en lo que hacemos, prescindiendo en lo posible
de grupos y competiciones, para sacar los bastones del paragüero y
disfrutar con la mayor seguridad posible de una práctica lúdica,
sana y deportiva (LSD).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si estás registrado en este blog, tus comentarios son más que bienvenidos. La moderación de comentarios, por mi parte, se limita a evitar los que falten al respeto mínimo debido a otras personas, y nunca a censurar opiniones contrarias a las mías.