DE NORDIMARCHADOR A NORDICOMPETIDOR
(Ensayo para una ponencia en el Seminario de Instructores NORDICARTAGENA 2016)
Hace
ya más de 9 años que tuve mi primera
experiencia nordi-didáctica, tratando de enseñar a una veintena de colegas de
mi querido Andarines.com cómo sacar el máximo provecho a la utilización de un
par de bastones para nuestras excursiones por la sierra madrileña.
Sin conocer de la marcha nórdica más que el nombre, y lo poco que en aquella época
se podía conseguir en Internet, la racionalidad con que yo había adaptado los
bastones a mis necesidades montaraces me había llevado a desarrollar una
técnica que, con el paso de los años pude comprobar que, en nada (bueno, casi en
nada) difería de la técnica Alfa o de la Fittrek.
Hasta
hace un par de años, para mí el mundo de la marcha nórdica se limitaba a un
ejercicio racional, muy completo, super-saludable, apto para todos, económico y
que se puede practicar en cualquier lugar y circunstancias (que no es
poco). Hace un par de años comencé a oír
hablar y a interesarme por la marcha nórdica competitiva, algo que, viniendo
del mundo de la técnica Alfa, parecía un imposible.
Hoy,
tras participar en múltiples competiciones y organizar algunas, me descubro
dando consejos a otros nordimarchadores para que prueben esta nueva faceta de
la marcha nórdica que le ha conferido definitivamente el marchamo de DEPORTE,
así, con mayúsculas.
Es
de esta evolución de nordimarchador a nordicompetidor, desde el punto de vista
del instructor responsable de la formación de ambos, de lo que me propongo
hablar en los párrafos siguientes.
Fundamentos técnicos
Estoy
convencido de que la evolución ha de ser la indicada, y en ese sentido. No se puede hacer un nordicompetidor si no se
ha formado antes un buen nordimarchador.
La
competición, en todos los deportes, exige un acondicionamiento de base mínimo
en un triple aspecto: técnico, físico y mental.
En un deporte como el nuestro, en el que la técnica es objeto de
enjuiciamiento durante la competición y puede dar lugar a la descalificación
del participante, es indudable que el desarrollo de una buena técnica, más allá
de ser aconsejable, es absolutamente necesaria.
La práctica requerida para la adquisición de dicha técnica, además,
proporcionará al nordimarchador el acondicionamiento físico y mental de base
requeridos para su salto al mundo de la competición.
El
nordimarchador que quiera dar este salto, deberá poner especial énfasis en su
perfeccionamiento técnico. No le vale
con hacer una técnica básica de disfrute y aprovechamiento de los
bastones. Tiene que ir más allá, hasta
el dominio del empuje sobre los bastones hasta la completa extensión del brazo;
hasta un rodaje perfecto del pie, desde el talón hasta los dedos, con máxima
impulsión; hasta una contra-rotación relajada y completa de las cinturas
escapulares y pélvica; y completar todo eso con la guinda de un acompasamiento
perfecto de la máxima impulsión brazo-bastón con la del pie contrario, y del momento
del clavado del bastón con el de la toma de contacto del talón del pie
contrario con el suelo.
Cuando
el nordimarchador haya asimilado y automatizado todos estos gestos y los
realice de forma natural en su práctica habitual, una vez clavados los bastones
cerca de la vertical del hombro del lado correspondiente, firmemente empuñados,
ya estará en condiciones de iniciar su transición al mundo de la
nordicompetición.
No
es una tarea fácil, ni rápida. La
mayoría de los defectos (por no decir todos) que se observan en los
nordicompetidores, se deben a una incursión prematura en el mundo de la
competición, antes de consolidar una buena técnica. En la competición, nos pongamos como nos
pongamos, es la velocidad la que prima, y la técnica pasa a un segundo
plano. Cumple pues tener interiorizada
una muy buena técnica para que, durante las competiciones, la merma de la misma
no la rebaje a niveles inaceptables y a prácticas susceptibles de una posible
descalificación.
La transición de nordimarchador a nordicompetidor
Ya
tenemos a un nordimarchador con una buena técnica. Veamos ahora cómo podemos iniciar su transición
para convertirlo en un aceptable competidor.
Ya
hemos dicho que lo que prima en la competición, el fundamento de la misma, es
la velocidad. En la marcha nórdica, la
velocidad viene determinada por la amplitud del paso y la frecuencia del mismo. Trataré, pues, a continuación, de analizar
cada uno de estos factores por separado.
La
amplitud del paso en la marcha nórdica depende directamente de la longitud del
bastón, de la fuerza que se ejerza en el apoyo sobre el mismo y del tiempo que
se mantenga dicho apoyo.
En
este sentido, el nordimarchador debería ir alargando sus bastones poco a poco,
asegurando en cada nueva longitud la perfecta ejecución de la técnica adquirida
en la medida anterior. La morfología de
cada practicante limitará la longitud máxima de los bastones, compatible con
una amplitud de paso sostenible.
La
fuerza ejercida en el apoyo dependerá de la potencia de los músculos extensores
de los brazos y de una correcta sincronización de los movimientos de sujeción-clavado,
tracción-relajación y empuje-extensión de brazos y manos, sincronización que
debe conseguirse de forma progresiva, no avanzando a la siguiente fase de movimiento
hasta no tener un buen dominio de la anterior.
Será
una vez completada esta progresión, cuando se consiga la extensión completa del
brazo, manteniendo el empuje dominante sobre la dragonera del bastón, cuando
consigamos el máximo tiempo de apoyo sobre el bastón, coincidente con la
culminación de la impulsión del pie contrario y la mayor amplitud del paso del
pie del mismo lado que, perdiendo en ese instante todo el impulso hacia
delante, tomará contacto con el suelo por el talón.
La
frecuencia del paso, el ritmo, es el número de pasos que somos capaces de dar
por unidad de tiempo (normalmente, se mide en pasos por minuto).
Cada
practicante tiene un ritmo de confort, del que le cuesta trabajo salir. Para un practicante medio, ese ritmo está en torno
a los 120 pasos por minuto. Lo primero
que tendrá que hacer un nordimarchador que quiere evolucionar a competidor, es
romper su ritmo de confort.
Yo
utilizo dos métodos, que aconsejo, para este fin. Uno consiste en “coger” el paso de un
nordimarchador que tenga un ritmo de confort más rápido que el nuestro, y
mantenerlo durante un tiempo cada vez mayor.
El segundo método consiste en adecuar tu frecuencia al ritmo cambiante
de una selección musical determinada, o simplemente, de una emisora de radio
que emita música.
Finalmente,
si el objetivo en una competición es marchar más rápido que los demás, yo
aconsejo a mis alumnos beber en las fuentes de aquellos que marchan más rápido
en el panorama deportivo actual: los
marchadores atléticos. La asimilación de
su técnica, adaptada a la técnica diagonal de la marcha nórdica, proporcionará,
sin duda, una base excelente para poner al nordimarchador en disposición de
convertirse en un excelente nordicompetidor.
¿Entrenamiento?
El
término competición parece
indefectiblemente ligado a entrenamiento. Lógicamente, en un entorno de profesionalismo
o de alta competición, esto es así. Sin
embargo, en el emergente mundo de las competiciones actuales de marcha nórdica
en España, aún estamos muy lejos de tal entorno.
El
entrenamiento lleva implícita una idea de formación adecuada, por parte del
“entrenador”, y de suficiente dedicación, por parte del “entrenado”, que
normalmente no se da en las competiciones de las que estamos hablando, ni yo
pienso que sea necesario, ni tan siquiera deseable o conveniente.
Las
competiciones, que como ya hemos apuntado conllevan un cierto grado de
“falseamiento” técnico en pro de la velocidad, son sin embargo, para el
deportista aficionado, un excelente medio de mantener vivo, e incluso
incrementar, su interés por la práctica deportiva habitual. Son también un innegable atractivo para los
practicantes más jóvenes, que no acuden a la marcha nórdica por sus excelentes
dividendos en salud y mantenimiento.
Así
pues yo, que animo a mis alumnos a que experimenten las sensaciones de la
competición una vez adquirida una técnica suficiente, les aconsejo un “entrenamiento”
basado en la práctica habitual de una marcha nórdica en la que combinen
adecuadamente el perfeccionamiento técnico con el disfrute de ese “plus” que un
buen uso de nuestros bastones aporta a nuestra marcha, y todo ello, “jugando”
continuamente con cambios de ritmo que amenicen nuestra sesión de sano
ejercicio.
Personalmente
practico, y aconsejo, lo que yo llamo fartlek nórdico musical. Mis diez a quince kilómetros diarios, por
terreno mixto y de ligeras pendientes, con diversas selecciones musicales, con
ritmos que varían entre los 110 y los 180 pasos por minuto, a los que voy
adecuando mi cadencia y empuje sobre los bastones, es la base de mi
“entrenamiento”, práctica habitual o cómo queramos llamarlo (de ahí las
interrogantes en el título de este apartado).
Esta
práctica, complementada con alguna contada sesión de ritmo competición adecuado
a la distancia y progresión de la próxima competición, debe ser más que
suficiente para asegurar una gratificante participación en la prueba, al tiempo
que seguimos perfeccionando nuestra técnica y obteniendo los resultados
psicofísicos que esperamos de la marcha nórdica.
En
el ENTRENAMIENTO, con mayúsculas, lo principal es el éxito en la prueba, sea a
nivel absoluto, ganándola, o relativo, superando nuestra marca personal. En cualquier caso, esto exige, como ya he
dicho, un profesional cualificado y una preparación física y mental que nos aliste
para el sacrificio y la alta posibilidad de fracaso que normalmente conlleva
esta aventura. No es lo que yo aconsejo,
ni estoy preparado para hablar en más profundidad sobre ello. En todo caso, si que debo hace un inciso aquí
para recordar, a todo el que se acerque al mundo de la competición, la
necesidad de mantenerse alerta ante las señales que nos manda nuestro organismo
durante la práctica deportiva, tanto más cuanto más exigente la hagamos. El cansancio y el dolor son las dos luces
principales de aviso que tenemos que vigilar.
En la marcha nórdica, dada la racionalidad y equilibrio de la actividad
practicada, estas luces nos avisan con tiempo.
No las ignoremos ni las disfracemos con sustancias y artilugios que nos
impidan reaccionar oportunamente ante ellas.
Si nos duele o nos cansamos, posiblemente es que nos hemos pasado en
intensidad o prolongación del esfuerzo.
Retrocedamos a niveles más seguros.
No todo el mundo puede correr una maratón en menos de tres horas.
Reglamentación
La
marcha nórdica competitiva está en sus inicios.
Ni siquiera en Francia e Italia, países que nos llevan algunos años de
ventaja en este campo, tienen todavía clara una reglamentación definitiva, ni
un sistema equitativo de enjuiciamiento técnico.
En
tanto estos aspectos no se aclaran, desarrollan y unifican, es necesario
advertir al nuevo nordicompetidor sobre la necesidad de leer con atención el
reglamento de la prueba en la que vayan a participar. Que desconfíen y no comprometan su participación
en aquellas en las que no figure desde el inicio de la inscripción un
reglamento claro, con el que estén conformes.
Son
reglas básicamente admitidas, como fundamento de la marcha nórdica diagonal, la
necesidad de tener siempre al menos un pie y un bastón en contacto con el
suelo, y que el codo y la mano pasen en cada paso por delante y por detrás de
la vertical media de las caderas, vistas de perfil. Son ambas, reglas que aseguran una técnica
correcta de marcha nórdica que, si el nuevo competidor la practica
habitualmente, y se preocupa de su perfeccionamiento técnico, no deben suponer
un peligro para completar su participación sin mayores sobresaltos…suponiendo
que los jueces tengan suficiente formación y criterio, algo no siempre posible
dada la bisoñez imperante en este oficio.
…y
la necesidad de que todas las apreciaciones deban hacerse a “simple vista”,
algo que cualquiera que haya realizado labores de arbitraje, y tenga suficiente
curiosidad o interés para estudiar los videos de las competiciones, reconocerá
como “altamente difícil”, por decir algo.
Si
los organizadores de una competición son suficientemente sensatos y respetuosos
con los participantes, incluirán en su reglamento, a modo de reglas o
advertencias, aspectos que los jueces observarán y utilizarán para asegurar el
cumplimiento de las dos reglas básicas ya expuestas. Son prevenciones sobre el agarre del bastón
en el momento de clavar, el apoyo centrado de los bastones entre ambos pies, no
bajar excesivamente el centro de gravedad, no inclinar el torso demasiado
adelantado, evitar el paso deslizante, etc.
Si no estamos de acuerdo con alguna de ellas, no nos apuntemos a la
competición. Si lo hacemos, corrijamos previamente
en lo posible nuestra técnica para asegurar la mayor observancia del reglamento
de la prueba.
En
los reglamentos actuales, dada su poca vigencia y aplicación real, existen con
frecuencia inconsistencias y normas de difícil justificación, poca lógica e
imposible cumplimiento, resultado en la mayoría de los casos de copiar y pegar
desde fuentes distintas, sin pararnos a analizar el contenido. En algunos reglamentos incluso se limita la
velocidad máxima a la que se puede hacer marcha nórdica, o se prohíbe la
práctica de la marcha atlética. De
nuevo, cumple leer atentamente el reglamento de cada competición y pedir a los
autores la explicación de lo que no se entienda o, simplemente, no participar
en pruebas en las que su reglamento sea incomprensible o ilógico.
Hemos
de ser conscientes de que, a la hora de marchar rápido en una competición, hay
dos estilos diferentes, ambos igualmente válidos a la luz de las dos normas
básicas citadas, que podríamos denominar como “caminata nórdica” y “marcha
nórdica”, diferenciándose el segundo del primero en que la marcha se realiza
con un mayor impulso, acompasado, de manera que se logre la máxima amplitud de
paso, al mayor ritmo sostenible para cada persona. La marcha consigue velocidades mayores que la
caminata, y cada practicante debe encontrar su combinación ideal de amplitud y
ritmo para conseguir la máxima velocidad sostenible durante la duración de cada
prueba. El mayor impulso acompasado, la
consiguiente mayor amplitud de paso, el ritmo cadenciado del “marchador”,
llevan frecuentemente al “caminador” y a algunos jueces, a pensar que aquél
corre o trota (es decir, que tiene un tiempo en el que los dos pies están en el
aire), algo que los videos de las competiciones desmienten continua y
rotundamente.
Quisiera
concluir estas reflexiones llamando a la cordura de todos, jueces y
competidores, sobre este último aspecto reseñado. No inventemos reglas que limiten el potencial
desarrollo de nuestro deporte. La marcha
nórdica es, antes que nada, “marcha”. Si
no, deberíamos pensar en cambiarle el nombre.
Hola José Antonio.
ResponderEliminarComo sabes el sábado nos presentamos Alfredo y yo a la cross de Portman de 5 Km. Todo perfecto, un poco corta, perfecta para empezar a poner en practica tus lecciones y consejos.
Pegaría la foto de la llegada pero no se como adjuntarla.
Saludos.
Pepe Campillo
Muy buena entrada, yo sigo a la espera de encontrar una prueba en la que empezar esa "transición" pero aquí en Galicia está la cosa muy parada.
ResponderEliminarSaludos
Cripín, essto etá empezando. Lo único que puedo hacer es invitarte a la Nordicartagena 2016, el 9 de octubre, aunque ya sé que estamos en las antípodas. Por el país vasco, que te pilla más cerca, también hay competiciones previstas a corto plazo. Saludos.
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