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martes, 10 de junio de 2025

¿Eso es realmente marcha nórdica?

 

A menudo nos cruzamos con gente andando con bastones y haciendo algo con ellos que no nos parece que sea exactamente “marcha nórdica”. ¿Hasta qué punto podemos juzgar que eso sea o no “marcha nórdica”? ¿Podemos establecer unos estándares para emitir un juicio más o menos justo?

Vaya por delante que cualquier persona que salga de su esfera de confort para hacer ejercicio, merece todo mi respeto y consideración. Levantarse del sillón, sacar los bastones del paragüero y abandonar la protección del aire acondicionado para salir a sudar un rato por esos andurriales, con un par de bastones, con lo que está cayendo, requiere echarle al asunto un par de … bastones.

Dicho esto, a la hora de juzgar si el ejercicio realizado por la persona en cuestión es, o no, “marcha nórdica” precisa, a mi juicio, establecer unos estándares que definan el término y nos permitan su confrontación con la “técnica” observada en el deportista (que sin duda lo es) en cuestión.

Habida cuenta de que parece existir un acuerdo generalizado en localizar el origen de nuestro deporte en el esquí nórdico (de ahí su nombre), creo que deberíamos establecer los estándares buscados en los básicos de la técnica alternativa del esquí de fondo y más concretamente en la coordinación de brazos y piernas, en la amplitud de movimientos y en el impulso completo que se puede observar en los esquiadores de fondo que utilizan dicha técnica al progresar por terreno más o menos llano.

En lo que toca al primero de los aspectos citados, la coordinación de brazos y piernas, capa bastón debe seguir exactamente las vicisitudes del pie contrario, cuya acción apoya en todo momento: cae al suelo con él, apoya su impulso hasta el final y sale del suelo al mismo tiempo que él.

En lo que se refiere al impulso amplio y completo, a una persona que no realice una oscilación total de los brazos desde los hombros, por delante y por detrás de la vertical, podemos juzgarla como practicante de un ejercicio que poco o nada tiene que ver con la marcha nórdica. La tan común oscilación de los brazos tan sólo desde el codo aparta al practicante completamente de un movimiento amplio de toda la extremidad superior (que implique la participación activa de los grandes grupos musculares del torso) impidiendo un impulso completo (que sume al de las piernas la acción del brazo en toda su capacidad como palanca).

Para el practicante, a menudo resulta difícil apreciar su técnica (o la falta de la misma), por lo que daré un par de pistas que yo utilizo para autoconvencernos de que vamos por el buen camino. 1. Si a cada paso que damos nos vemos el codo del brazo adelantado, significa que no se ha quedad “pegado” al cuerpo, es decir, que estamos braceando desde el hombro, con toda la extremidad. 2. Si a cada paso que damos vemos desaparecer la mano, antes que el codo, por detrás de la cadera, significa que estamos empujando con toda la palanca del brazo (no “serrucheando”), y al desaparecer también el codo, estaremos haciendo un impulso completo.

Creo que observando los tres aspectos citados seremos capaces de juzgar, sin miedo a emitir un juicio temerario, si lo que estamos observando es marcha nórdica u otra cosa que, sin dejar de ser un buen ejercicio, nunca procurará a quién la practica todos los beneficios de la marcha nórdica.

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