Hace
tiempo que acuñé una definición de marcha nórdica (MN) que dice
que ésta “consiste en marchar de forma natural y dedicada,
utilizando dos bastones con una técnica que nos permita obtener el
máximo beneficio de su uso”. Sobre esta definición baso todos
mis cursos de iniciación a la MN y ahora voy a explicarla con un
poco más de detalle.
El
“andar de forma natural” indica que en la MN no se hace nada que
no esté incluido en la biodinámica normal de la marcha humana, sin
cambiar ni exagerar ninguno de sus gestos. Lo de “dedicada”
indica que se trata de un ejercicio psico-físico, que exige cierta
concentración en lo que se está haciendo, no siempre compatible con
otros menesteres (tales como ir de escaparates, fotografiar las
plantas, departir don los colegas, whatsapear o echar carreras), si
realmente queremos hacer MN.
La
segunda parte de la definición, la que se refiere a los beneficios
que ha de proporcionarnos la técnica necesaria para la práctica de
la MN, incluye dos vertientes. Por un lado, están los beneficios
psico-físicos que se siguen de la práctica habitual de un deporte
saludable y completo (el que más), bien ejecutado, en el que ponemos
en movimiento la práctica totalidad de los músculos y
articulaciones de nuestro cuerpo, y por otro, los que comporta una
excelencia en el desplazamiento, como consecuencia del incremento de
puntos de apoyo, equilibrio e impulsión (o retención) de dos a
cuatro, utilizados con racional eficiencia.
Tal
como reza en la página web de la Federación de Montañismo de la
Región de Murcia, “La
técnica de la MN es una herramienta de gran utilidad para el
practicante de senderismo, montañismo y carreras de montaña. Sin
embargo, el valor principal de la MN reside en su potencialidad como
deporte específico, completo, saludable, apto para todos, económico
y practicable en cualquier entorno y condición.”
La
práctica habitual de este deporte, varias veces por semana, es la
que va a redundar en la obtención de todos esos beneficios
psico-físicos que tanto alabamos (con razón) en la MN.
Mis
alumnos suelen preguntar en mis cursos de iniciación si se puede
hacer MN en “el monte”. Mi respuesta es SÍ,... en todos
aquellos lugares en los que el monte nos lo permita.
La
práctica esporádica, sólo en los tramos de nuestras sesiones de
senderismo, montañismo o carreras por montaña que nos permitan
aplicar la técnica de uso de los bastones de la MN, siempre será de
gran provecho, pero nunca se podrá comparar, en cuanto a resultados
beneficiosos, con la práctica habitual de la MN como deporte.
La
teoría general del entrenamiento deportivo, base de la mejora o
mantenimiento de la capacidad psico-física del individuo, se
fundamenta en la estimulación regular del organismo del deportista
a intervalos de tiempo más o menos constantes, algo que se puede
lograr en la práctica habitual, pero más difícilmente en
actividades desprovistas de una regulación temporal establecida,
tales como el senderismo o el montañismo.
Resumiendo,
utiliza los bastones, con la técnica correcta, siempre que puedas,
disfruta con ellos, pero no esperes resultados espectaculares para tu
organismo si no los sacas regularmente del paragüero para hacer MN.