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jueves, 9 de abril de 2020

MI VISIÓN DE LA MARCHA NÓRDICA (IX). EL PRACTICANTE DE MARCHA NÓRDICA


12 – EL PRACTICANTE DE MARCHA NÓRDICA

¿Es la marcha nórdica un deporte para gente mayor? La cuestión, tal como está planteada, sólo tiene una respuesta: SÍ. Sin embargo, lo que pretendo aquí es matizarla y examinar, aunque sea someramente, el porqué de este hecho.

Efectivamente, un deporte en el que la mayoría de los practicantes (compitan o no), y de los que cada año se inician en el mismo, está por encima del medio siglo, es sin duda un deporte apto para gente mayor, sin que eso quiera decir que no sea también adecuado para otros segmentos de población.

Tal como reza el lema de este blog, la marcha nórdica es un deporte “PARA TODOS Y PARA TODO”. 

Cómo he dicho en múltiples ocasiones y foros, no se me ocurre un deporte que por racional, equilibrado y completo, parezca más adecuado para el desarrollo físico de un cuerpo en formación, y sigo esperando, tras diversos intentos y decepciones personales, que aparezca en nuestro entorno alguien que dé con la clave para “vender” este precioso producto a niños y adolescentes.

Que la marcha nórdica es ideal como entrenamiento cruzado para ciclistas, tenistas, golfistas, y otros muchos deportistas, de todos los niveles, es algo que se va imponiendo día a día, dentro y fuera de nuestras fronteras. Lo completo de esta práctica deportiva, lo equilibrado de su técnica, y su adaptabilidad a muy distintos niveles de preparación física, lo convierten en un deporte ideal, no sólo para los esquiadores de fondo durante la etapa estival, sino también, para todos aquellos deportes que, como los citados en la frase anterior, adolecen de una excesiva lateralidad en su práctica, o de posturas forzadas de la columna vertebral, mantenidas en el tiempo.

También una buena técnica de marcha nórdica permite a quien la practica disfrutar mucho más de otros deportes, tales como el senderismo, el montañismo o las carreras por montaña. Los bastones, utilizados con la técnica adecuada, son ya insustituibles para corredores de ultrafondo y trail, y esta técnica está empezando a marcar una diferencia entre los practicantes de estos deportes que la han conseguido y el resto del pelotón. Y la técnica a que me refiero, no es otra que la de la marcha nórdica; naturalmente, adaptada al entorno en que se utilice.

Pero tampoco podemos olvidar en este apartado, el numeroso grupo de los que llegan a este deporte por “prescripción facultativa”, tras una intervención quirúrgica, una larga enfermedad, una lesión, o cualquier otro tipo de afección que requiera una recuperación cuidada y progresiva de algún miembro, o de una mejora orgánica general.

Pero, si la marcha nórdica es un deporte para todos, ¿por qué hay tanta gente mayor en nuestro deporte?

Yo encuadraría las razones en los cuatro apartados siguientes:

  1. Culturales. Como apuntaba en la primera entrada de esta serie, desde antiguo, el uso de bastones ha estado asociado a la edad avanzada. La pérdida de movilidad articular y equilibrio con la edad siempre se ha tratado de compensar con el uso de estos instrumentos. Esto sigue siendo cierto: la utilización de bastones, opcional en otros momentos de la vida, es una indudable ayuda/necesidad en la tercera edad, permitiendo a los miembros de este grupo alargar su tiempo de ejercicio, tanto en práctica diaria como en edad. No es de extrañar, por tanto, que mucha gente joven perciba la marcha nórdica como un deporte para mayores y, así, muchas veces me he encontrado con atletas jóvenes que, tras asistir a una sesión de iniciación, reconocen los indudables beneficios del correcto uso de los bastones, pero se resisten a utilizarlos, aduciendo que “todavía son jóvenes”, “aparcando” la práctica de la marcha nórdica para cuando las lesiones les obliguen a dejar su deporte actual.
  2. Preocupación por la salud. Este es un problema de baja prioridad para la gente joven: sólo valoramos las cosas cuando las perdemos. Sin embargo, con el paso de los años, la salud va escalando peldaños en nuestras preocupaciones y, si somos consecuentes, en nuestras prioridades. La marcha nórdica, con sus múltiples, reconocidos y bien documentados, beneficios para la salud, viene a ocupar un lugar cada vez más destacado entre las opciones que se nos presentan a las personas de edad, tanto más cuanto que la técnica es simple, el equipo barato, y se puede practicar en cualquier lugar y momento.
  3. Disponibilidad de tiempo. La marcha nórdica, con ser un ejercicio tan racional y equilibrado, permite realizar sesiones de práctica deportiva más largas que, por ejemplo, la carrera. Yo he estado corriendo durante 45 años: no hay otro deporte que me permita, en media hora, tres veces a la semana, conseguir la sensación (y el efecto) de haber trabajado físicamente lo suficiente para conseguir un aceptable mantenimiento. Y media hora, tres veces a la semana (más otra media de calentamiento, vuelta a la calma y ducha), es todo lo que yo podía detraer de mis obligaciones familiares, al margen de una vida profesional bastante exigente. Sin embargo, con los hijos emancipados, y menos exigencias profesionales (es decir, cumpliendo “añitos”), vamos disponiendo de más tiempo libre para hacer un deporte más racional, menos peligroso, … más adecuado a nuestra edad (siempre volvemos a lo mismo).
  4. Problemas para practicar otros deportes. Con la edad se nos van limitando las posibilidades de practicar diversos deportes. A lo largo de los años yo he practicado tenis, equitación, esgrima, baloncesto, carrera, natación, wind surfing, montañismo, … pero la dificultad del lugar, la pérdida de reflejos y otras limitaciones físicas, las lesiones, etc, han ido reduciendo la panoplia de posibilidades que se me ofrecían. Por ceñirme a dos de los más practicados por gente mayor, el tenis (o el pádel) tiene el problema añadido de que necesitas más gente para practicarlo, y el paso de los años te va reduciendo la lista de “colegas” disponibles; y el golf nunca ha sido una opción: ni siquiera ahora dispongo del tiempo que requiere. Y eso sin hablar de lugares de práctica, tiempos de desplazamiento, epicondilitis y epitrocleitis. En este entorno, la marcha nórdica se nos va destacando como una opción muy válida; para mí, la que más.
Tal como digo en mis anuncios de cursos de iniciación: “La marcha nórdica es un nuevo concepto de movimiento en el que los bastones, utilizando una técnica adecuada, no sólo minimizan lesiones y repercusiones negativas de la marcha sobre columna y articulaciones inferiores, sino que, además, movilizan los músculos del torso y extremidades superiores, convirtiendo este ejercicio, junto con el esquí de fondo, del que procede, en el más completo y equilibrado de los conocidos, trabajando activamente más del 90% de los músculos y articulaciones de nuestro cuerpo. La marcha nórdica proporciona salud: corrige la postura y ayuda a prevenir/corregir problemas de columna y articulares, aumenta la oxigenación general, mejora la circulación y la producción de endorfinas, quema grasas, aumenta la autoestima … apta para toda edad y condición física, desde niños y gente con movilidad limitada hasta deportistas de élite, que se puede practicar en cualquier lugar y momento.”

Pero tengas la edad que tengas, si tienes unos bastones en el paragüero, sácalos y dales marcha, aunque sólo sea para comprobar si lo que digo en el párrafo anterior es cierto... y que con 100 años sigamos viéndonos por ahí con nuestros bastones.

Próxima entrega MI VISIÓN DE LA MARCHA NÓRDICA (X). COROLARIO, A MODO DE ENVÍO

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