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miércoles, 31 de enero de 2018

LSD y Marcha Nórdica

Antes de que pienses que se me ha ido la olla, te advierto que no intento hablar aquí de una anormal combinación de ácido lisérgico y marcha nórdica, aunque vistas las extrañas parejas con las que nos la venden por ahí (tai-chi, naturaleza y vida, meditación trascendental, …), tampoco sería tan raro: una forma más de comercializar el producto.


Tampoco trato de animar a la gente a marchar al ritmo de la, en su día, controvertida Lucy in the Sky with Diamonds, de los Cuatro de Liverpool, aunque no sería mala idea y, en todo caso, mucho mejor que la del párrafo anterior.

Lo que intento, una vez más (perdón por la insistencia) es aclarar lo que la marcha nórdica significa para mí o, mejor dicho, cuales son las cualidades que busco en la marcha nórdica, para poderla calificar de tal.

Independientemente de las calificaciones y clasificaciones de los distintos tipos de ejercicio, podemos convenir, de forma general, que siempre que hacemos ejercicio (según la 3ª acepción de nuestro diccionario “conjunto de movimientos corporales que se realizan para mantener o mejorar la forma física”) buscamos, además de esta finalidad “saludable”, una forma de entretenimiento “lúdico” o una finalidad de entrenamiento “deportivo”.

Bien, yo busco en todas mis sesiones prácticas de marcha nórdica que concurran estos tres aspectos: Lúdico, Saludable y Deportivo (LSD). No me conformo con menos.

El día que en una de mis sesiones de marcha nórdica no me divierta, me haga daño o no acabe con mi cuerpo bien trabajado, ya sea en una salida cotidiana, una quedada con amigos o una competición, consideraré que he hecho cualquier cosa, menos marcha nórdica.

Es por esta razón que no aconsejo a mis alumnos que entrenen para las competiciones, para no perder el componente básico lúdico de la marcha nórdica. “Sal a disfrutar de tus bastones”, les digo. Es la única manera de crear un hábito positivo y, al mismo tiempo, sacar el máximo provecho a nuestra vida. El entrenamiento es sacrificio, y la vida ya impone suficientes sacrificios para que nosotros añadamos otros, gratuitamente.

Y por lo mismo, les propongo que salgan a hacer marcha nórdica siempre con música, para hacer más divertida su práctica y dulcificar el esfuerzo que, a la postre, les ha de proporcionar la salud y la preparación deportiva suficiente para poder hacer lo que quieran, incluida la participación en competiciones.

Y también les prevengo contra las salidas en grupo, para que su hábito no dependa de la voluntad de otros, ni se tenga que acomodar a ritmos y esfuerzos que le puedan dañar o no le permitan ejercitarse suficientemente. Quedar de vez en cuando con los amigos, está bien. Depender de otros para hacer tu ejercicio habitual, creo que es un error.

Resumiendo, compitas o no, en grupo o a tu bola, que tu marcha nórdica te permita siempre disfrutar, no hacerte daño y mejorar tu forma física. Si falta alguna de estas siglas (LSD), en mi modesta opinión, creo que estás haciendo algo mal, o no sacando de la marcha nórdica todo lo que te puede dar.

Pues ¡ala! saca tus bastones del paragüero y a darles marcha y alegría, cada día.


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