La
montaña es un entorno precioso, que a mí me enamora. Mi afición a
los bastones nació de mi encantamiento por la montaña. Pero la
montaña es un lugar duro, en el que la vida no es fácil. La
montaña, tiene sus reglas, y si quieres disfrutarla, tienes que
respetarlas.
No
hay recorridos fáciles en la montaña. Ir de un punto a otro tiene
un plus añadido de dificultad en el desnivel, el firme de los
caminos, las temperaturas extremas, los obstáculos a la progresión…
Siempre
decimos de la marcha nórdica, otro de mis amores, que entre sus
muchas ventajas está la de que se puede practicar en cualquier
entorno y condición. Bueno, en casi cualquier entorno y en casi
cualquier condición. Suelo decir a mis alumnos que en la montaña
se puede hacer marcha nórdica, siempre que ésta te lo permita.
Siempre que la anchura, el firme y el gradiente del sendero, y las
condiciones meteorológicas, te lo permitan.
Hoy
he participado en el V Trail de La Aljorra, una pedanía de
Cartagena, con un paisaje típico de esta comarca, lindando con las
estribaciones de la mazarronera Sierra del Algarrobo, que nos ha
llevado a un desnivel positivo acumulado de tan sólo unos 300 m en
los 22 km de su recorrido circular. Nada extraordinario, con
gradientes que en los lugares más álgidos no superaron rampas del
10%.
Hace
dos años ya participé en esta competición, una carrera pedestre en
la que yo intento hacer un ritmo competición de marcha nórdica,
saliendo con mis bastones tras todos los corredores, para completar
el recorrido dentro de las 3 horas que la organización impone como
límite. Bueno, más bien debería decir, intentando hacer un ritmo
competición de marcha nórdica, porque en algunas de sus rampas de
bajada, a pesar del bajo percentil, cuesta trabajo aplicar la técnica
diagonal, y los bastones se van por delante de los pies más
adelantados en un, a veces, vano intento de frenar la bajada para
poder mantener siempre, al menos un pie y un bastón, en contacto
con el suelo. Esto es lo que dice el Reglamento de Competiciones
de Marcha Nórdica de la Federación Española de Deportes de Montaña
y Escalada, FEDME (o, mejor dicho, debería decir, porque en realidad
la versión actual de este reglamento, queriendo decir esto, deja
bastante que desear en su redacción) al hablar de la técnica que
debe regir en estas competiciones.
Es
curioso que un reglamento que propugna la realización de
competiciones de marcha nórdica en este medio natural de la montaña,
no diga nada de las limitaciones que ese medio puede imponer a la
hora de elegir un itinerario para una competición en la que se exige
una técnica tan exacta.
En
el reglamento de competiciones de marcha nórdica de la Federación
de Montañismo de la Región de Murcia, el único de los existentes
que no se tuvo en cuenta al redactar el de la FEDME, se habla de un
gradiente máximo del 15% en los recorridos para competiciones, algo
que tras la experiencia de hace dos años y la de esta mañana, quizá
deberíamos rebajar al menos en un 5%. También trata este
reglamento, tristemente llamado a desaparecer por sus discrepancias
con el de la FEDME, técnicas alternativas a la básica diagonal
cuando, las características del recorrido impidan la realización de
esta técnica en alguno de sus tramos. Quiera Dios que su
desaparición deje algún legado que mejore la actual versión de la
federación nacional.
Pero,
dejando el mundo de las ensoñaciones y los deseos, y volviendo al
asunto que nos ocupa, no es el límite en las pendientes la única
enseñanza extraída de las dos experiencias vividas en el trail
aljorreño. En las dos ocasiones he podido “disfrutar” de un
meteoro que suele afectar a las zonas montañosas, incluso a las de
relieve tan suave como la de hoy. Me refiero al viento. Las rachas
cambiantes, en torno a los 40 km/hora, experimentadas durante todo el
recorrido, han sido una dificultad añadida a la correcta realización
de la técnica diagonal, dificultando enormemente el correcto manejo
de bastones que, con poco más de 100 gr, eran continuamente forzados
en direcciones caprichosa y peligrosas para la seguridad del propio
practicante, y de sus competidores. Estas circunstancias, sin duda,
habrían supuesto un verdadero problema para los árbitros que
hubiesen tenido que juzgar la actuación de hipotéticos
participantes en una competición de marcha nórdica en el recorrido
y las condiciones de hoy.
Realmente,
buscar un recorrido para una competición de marcha nórdica en un
entorno natural de montaña, en el que no haya rampas de bajada
superiores al 10%, con una superficie que permita el normal uso de
los bastones en competición, suficiente anchura para permitir la
circulación en paralelo de dos o tres competidores con sus bastones,
sin obstáculos naturales que dificulten dicha práctica, y en unas
condiciones atmosféricas que aseguren vientos por debajo de los
30/40 km/h, no parece tarea fácil.
Y es
que, pudiera ser, digo yo, que ese entorno natural de montaña, no
sea el ideal, ni siquiera lo suficientemente bueno, para montar una
competición de marcha nórdica. Los americanos tienen un dicho que
reza: “Si parece un pato, emite sonidos de pato y anda como un
pato, a lo mejor es que es un pato”.
Bueno,
esto es lo que parece deducirse de mis experiencias personales. Pero
somos muchos los que hacemos marcha nórdica (gracias a Dios) y
seguro que hay otros muchos que pueden haber llegado a conclusiones
distintas de las mías. ¡Ojo! No estoy diciendo que no se pueda
hacer marcha nórdica en montaña. Lo que me cuestiono es lo
adecuado del entorno para organizar competiciones de marcha
nórdica.
El 2
de abril tenemos el primer campeonato de España de marcha nórdica,
en un entorno precioso, de montaña, en plena Sierra de Aracena. Yo
me he apuntado y animo a todos los nordicompetidores de España a que
se hagan lo mismo. Hay un experimentado equipo de amantes de este
deporte que están haciendo lo imposible para que esta competición
colme todas nuestras expectativas y se desarrolle con éxito, un
éxito que yo les auguro y deseo con todo mi corazón. Cuentan con
todas mis simpatías y apoyo, porque no lo tienen nada fácil, ni
ellos ni los árbitros que asuman la responsabilidad del
enjuiciamiento técnico en ese entorno. Quiera Dios que las
condiciones meteorológicas no supongan una dificultad añadida.
Desde aquí uno mis jaculatorias a las de los queridos y admirados
organizadores.
Pero
vayáis o no, compitáis o no, estéis de acuerdo conmigo o no, no
tenéis escusa para no sacar los bastones del paragüero, cada día,
y darles marcha de la buena.
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