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jueves, 5 de noviembre de 2015

La transición a la marcha nórdica de competición

El mundo de la competición de marcha nórdica es todavía, al menos en España, una criatura en pañales.  No existen en nuestro país todavía muchos marchadores experimentados en estas lides de la competición y es natural que los que sienten curiosidad por este campoo, se encuentren perdidos, sin tener muy claro a dónde acudir para informarse sobre el asunto.

A mí me han consultado varias personas, ya iniciadas en la marcha nórdica, ssobre la transición de practicante de marcha nórdica a competidor.  A ellos, a mis alumnos interesados en el tema y a cuantos lo estén en el futuro, va dirigida esta entrada, compendio de pensamientos y experiencias en su mayoría ya reflejadas en otras partes de este blog.

La incursión del marchador en el mundo de la competición, inquietud natural en cualquier deportista, antes o después, no debe hacerse de forma apresurada.  Me explico.  La marcha nórdica, a diferencia de otros deportes, tiene una técnica que, si bien no es complicada, sí que es difícil de mantener cuando lo que prima es ir más rápido que los demás, o al menos, tan rápido como sea posible, como sucede en cualquier competición.  Cumple, por tanto, tener un buen dominio de la técnica antes de incursionar en el mundo de las competiciones.

Todo marchador tiene un ritmo, o mejor dicho, un rango de ritmos, en su esfera de confort.  Me explico.  Cuando andamos por la calle, a todos nos ha parecido alguna vez que íbamos a gran velocidad, cuando de pronto, alguien que aparentemente no se estaba esforzando mucho, nos a dado una buena "pasada".  La explicación está en las diferentes esferas de confort de ambos marchadores. Hay gente que anda sin problema a 150 pasos por minuto (ppm), mientras que la mayoría de los mortales irían con la lengua fuera para andar a ese ritmo.  El paso ordinario, en el Ejército, está en torno a los 120 ppm, mientrs que la Legión marcha entre 150 y 160 ppm, por darnos una idea.

Un prácticante de marcha nórdica, con una buena técnica, puede alcanzar velocidades por encima de los 6,5 km/h, pero difícilmente llegará más allá de no ser uno de esos privilegiados que tienen un alto ritmo dentro de su esfera de confort.  ¿Podría aquel marchador participar en una competición de marcha nórdica?  La respuesta es Sí, pero... se desmoralizará cuando vea que la mayoría de los competidores van a marchar por encima de los 8 km/h.  ¿Qué hacer para pasar la barrera psicológica (y física) de los 7 km/h?  Esta es la pregunta que normalmente me hacen los interesados.

Mi respuesta es que lo primero que tienen que hacer es "romper su ritmo", es decir, salir de su esfera de confort.  ´Si queremos competir tenemos que dejar la monotonía de los 120-130 ppm.  ¡Fácil de decir!, pero ¿cómo hacerlo?  Yo he utilizado dos métodos (seguro que hay más).  Uno consiste en "andar con el que me ha adelantado"; es decir, mover los pies al ritmo de esa persona que va más rápido que nosotros (mi pie izquierdo tiene que pisar al mismo tiempo que su pie izquierdo, por ejemplo).  No es fácil, pero nadie ha dicho que competir sea fácil ¿verdad?

El segundo método que he utilizado para romper mi ritmo ha sido la música.  Siempre salgo con mis bastones y con mi música (radio, mp3), y procuro seguir el ritmo de las distintas canciones, que normalmente varía entre los 110 y los 180 ppm.  El margen inferior me permite perfeccionar mi técnica, mientras que el superior me va acostumbrando a un ritmo más rápido en el que, sin abandonar la técnica, me preocupo más por la velocidad.  El tiempo limitado de las canciones (normalmente entre 2 y 4 minutos) me permite mantener estos esfuerzos, al tiempo que me sirve como sistema de entrenamiento (que yo llamo fartlek musical).  Al principio, resulta siempre más fácil coger inicialmente el ritmo con los pies, seguirlo después con el apoyo de los bastones, para, finalmente, concentrarnos en la aplicación completa y correcta de la técnica completa de la marcha nórdica.  Cuando ya nos acostumbramos a estos cambios de ritmo, todo esto sucede de forma automática y simultánea.

Una vez hechos a diferentes ritmos, hay que acostumbrarse a mantener una velocidad media durante el tiempo de la prueba.  Para eso, nos planteamos el ritmo que vamos a intentar durante la prueba que estamos preparando, y vamos incluyendo en nuestro entrenamiento intervalado tiempos cada vez mayores a ese ritmo, seguidos de tiempos a ritmo más lento, para recuperar.  Hasta que consigo al menos 3/4 de la distancia al ritmo planteado (ritmo competición) para la prueba.

En todo esto, ya prolijamente tratado en otras entradas de este blog, interesa aprender de aquellos que saben andar rápido, es decir, de los marchadores atléticos.  El estudio de su técnica, los ejercicios de asimilación y perfeccionamiento de la misma, y la movilidad articular de las cinturas pélvica y escapular, va a ser fundamental para poder aumentar nuestra velocidad.  Para ello existen en la web muchos y buenos vídeos que podemos utilizar.  Tendremos que poner especial cuidado en que la técnica de marcha nórdica apoye a esta técnica de marcha atlética, de manera que obtengamos el mejor de los resultados: la velocidad de ésta, con todos los beneficios de aquella.  Una situación ideal, no fácil, pero perfectamente posible.

Resumiendo, el paso de la marcha nórdica de paseo a la de competición, no es fácil.  Exige esfuerzo, constancia y, como toda práctica competitiva, sacrificio de beneficios y posibilidad de lesiones.  A pesar de todo, somos animales competitivos y la competición nos da otras cosas que pueden, hasta cierto punto, compensar esos problemas.  La principal es que la competición es un estímulo importante para la practica cotidiana que, de otra manera, puede llegar a resultar monótona y poco atractiva, al menos para un amplio sector de la población.  Cumple, por tanto, ser consciente de lo que la competición implica de positivo y negativo, y procurar que la relación entre competición y práctica "normal" sea lo suficientemente equilibrada para que la resultante sea atractiva y saludable.  Y sobre todo, es necesario que siempre prestemos atención a las señales que nuestro cuerpo nos manda (dolor y agotamiento) para corregir excesos a tiempo.  ¡Ojo con la ingesta regular de fármacos para anular o disimular esas señales! En pocas ocasiones he oído comentarios como "yo me tomo un par de ibuprofenos antes de salir a correr y no me duele nada".  Si a tu coche se le enciende la luz del aceite, a nadie se le ocurriría aflojar la bombilla para "solucionar" el problema. ¡Señor...!

...y ya sabes, compitas o no, saca los bastones del paragüero.  Tu cuerpo te lo agradecerá.

1 comentario:

  1. Muchas gracias Piri!!! Muy buen articulo!!!
    Yo llevo unos días fastidiado de rodillas y gemelos...me he acelerado en esa transición. Así q de momento a sacar los bastones y poco a poco.

    Un abrazo

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