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viernes, 12 de junio de 2015

Reflexiones sobre técnica y competición (Continuación)


Los numerosos y sabrosos comentarios, secuela de mi anterior reflexión sobre este tema, pusieron sobre la mesa un importante asunto pendiente, de los muchos que esta joven actividad deportiva aún tiene por resolver, a saber, el de las normas de competición.

El reciente artículo del Maestro Mariano Moreno sobre el caso Bernabé en El Contrapunto de Diario Nordic http://www.diarionordic.com/texto-diario/mostrar/289383/el-caso-bernabe-la-caida-de-un-mito , me ha animado a adelantar esta segunda reflexión, en lugar de limitarme a comentar su valiosa y valiente aportación, pues pienso que la importancia del asunto merece una reflexión más profunda que un mero comentario, como tal necesariamente limitado en espacio y profundidad.

Vaya por delante que entiendo perfectamente los sentimientos encontrados de D. Mariano.  El Sr. Bernabé es, sin duda, un gran atleta que ha hecho una importante aportación a la difusión de la marcha nórdica en España.  Cuando no había normas de competición (y no es que ahora las tengamos, pero de eso hablaré más tarde), el fue el más rápido, con un estilo que puede gustar más o menos, pero con un mérito innegable.

Tengo que decir que, tras la prueba de Elburgo (Álava) de este año, recibí un video sobre D. Bernabé, en el que me pedían mi opinión sobre su técnica.  Lo examiné cuidadosamente, visionando fotograma a fotograma una y otra vez y, a pesar de que considero erróneo tratar de diseccionar la técnica de un marchador en las proximidades de un punto de avituallamiento, en ningún momento pude detectar un tiempo de “vuelo” en el que los dos pies del marchador estuviesen simultáneamente en el aire.  Es decir, a la vista de ese video, la “técnica de marcha” de D. Bernabé, es correcta: no corre.

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, marchar equivale a una de las acepciones de andar que, “dicho de un ser animado, es ir de un lugar a otro dando pasos”, siendo el paso el “movimiento sucesivo de ambos pies al andar” o, como explica en su acepción 6ª, “movimiento regular con que camina un animal con patas, levantando sus extremidades una a una y sin dar lugar a salto o suspensión alguna”.

La cuestión es que la marcha nórdica es algo más que la marcha.  Entre las múltiples y variopintas definiciones de marcha nórdica a las que he tenido acceso, buceando, entre otros, en los reglamentos de competición de las federaciones polaca, francesa, campeonato alemán, Pórtland, INWA y los de las dos federaciones autonómicas españolas que de momento contemplan esta actividad, entre todas esas definiciones, digo, me parece la más completa, a la par que la más sencilla, la que da el reglamento de atletismo francés:  La marcha nórdica consiste en propulsar el cuerpo con la ayuda de los cuatro miembros, utilizando dos bastones específicos, manteniendo en todo momento un pie y un bastón en contacto con el suelo.

Curiosamente, nadie más establece en su definición este requisito referente al hecho diferencial de la marcha nórdica sobre el simple andar: la necesidad de mantener constantemente al menos un bastón en el suelo.  Los dos reglamentos autonómicos existentes en España mencionan de pasada, entre las múltiples obligaciones del marchador, (y sólo para apuntar que en las inmediaciones de las zonas de avituallamiento y rehidratación no es necesario observarla) que “la regla fundamental de la Marcha Nórdica Competitiva requiere el contacto permanente con el suelo de los bastones alternativamente”.

Se podría argumentar que esta referencia a la técnica diagonal, excluye la posibilidad del doble bastón.  A los efecto de esta reflexión, me centro en la técnica diagonal por dos razones: hablando de competición, en la que gana el más rápido (observando, naturalmente, la normativa vigente), el doble bastón sería un handicap para quien lo practicase; por otro lado, resulta obvia la conveniencia de realizar la competición sobre terreno más o menos llano.  El uso de doble bastón queda relegado, en los reglamentos que lo contemplan, a terreno muy abrupto que, en cualquier caso, no parece adecuado para competiciones de marcha nórdica, por las naturales dificultades que éste presenta para mantener una técnica “correcta” de marcha nórdica.

Volviendo a lo que yo denomino la regla diferencial de la marcha nórdica, esto es, la necesidad de mantener en todo momento un pie y un bastón en contacto con el suelo, se podría argumentar, como dice D. Mariano en su artículo, que un “picoteo” breve puede producir más impulso que otro con un mayor contacto de la puntera con el terreno.  Siendo éste, en verdad, un asunto difícil de cuantificar, resulta cuando menos defendible que siempre será más fácil teatralizar un gesto de “picoteo” con el bastón que uno de constante apoyo.  También resulta difícil comprender cómo en un apoyo puntual y limitado en el tiempo, el bastón puede ayudar debida y eficazmente el paso del pie contrario en todas sus fases (toma de contacto con el suelo, carga, equilibrio e impulso).

Precisa, y curiosamente, todo lo que no se fijan los reglamentos en la necesidad de mantener un bastón (al menos) siempre en contacto con el suelo, hacen luego hincapié en asegurar algo mucho más difícil de comprobar, a saber, que se ejerza presión sobre ese bastón para apoyar efectivamente el trabajo del pie contrario.  Este esfuerzo efectivo, que sólo sería mesurable mediante la instalación de un dinamómetro en cada bastón, con algún sistema de aviso que pusiera de manifiesto la falta o insuficiencia de dicha presión, se deja a criterio de los jueces mediante la apreciación de un movimiento más o menos amplio de los brazos, de manera que codo y mano pasen por delante del torso, en el momento de la toma de contacto de la puntera del bastón con el suelo, y por detrás del torso, al finalizar la fase de impulsión, antes de que la puntera del bastón abandone el suelo para iniciar la recuperación del mismo.

Volviendo al video que examiné de D. Bernabé, atendiendo a la regla de “siempre un bastón en contacto con el suelo”, es evidente que éste no la aplica.  Incluso en las fotografías que acompañan el artículo de D. Mariano, se aprecia claramente que ambos bastones están en el aire en el momento de la instantánea.  Sin embargo, en el vídeo es difícil apreciar si las manos pasan por delante y por detrás del torso con cada paso (para mí que sí).  Con esta sola regla, sería difícil cuestionar la validez de su técnica.  En este sentido, entiendo que D. Mariano se oponga a la “lapidación técnica” de D. Bernabé y a la descalificación en pruebas cuyo reglamento no vaya más allá de la mera observancia de pies y manos (y no de puntas de bastones). 

Finalmente, con esta sola regla de manos para apreciar la bondad de la técnica empleada sobre los bastones, se fomenta el arrastre de los mismos, un hecho demasiado frecuente, que ya observé y comenté en mi anterior reflexión.  Si el bastón tiene que realizar un trabajo eficaz de apoyo a todas las fases del paso, parece necesario que el apoyo de la puntera se produzca entre el pie adelantado y el retrasado, próximo a la vertical del centro de gravedad del cuerpo.  Un apoyo a la altura (o por delante) del pie adelantado sería un freno inicial y no permitiría pasar la mano por detrás del torso.  Al contrario, un apoyo por detrás del pie retrasado llevaría a una pérdida rápida de nuestra capacidad de apoyo sobre el bastón, incluso antes de completar la fase de impulsión del pie contrario.  

Los reglamentos actuales de competiciones de marcha nórdica, se pierden, a mi humilde entender, en disquisiciones enrevesadas, confundiendo cadencia y velocidad o estableciendo complicadas fórmulas que pretenden limitar la velocidad de los competidores (!?) y que, a la postre, dejan al futuro parti­cipante con una idea poco clara de qué puede o no puede hacer, o cuál será el coste de una posible infracción.  Hasta ahora, sólo la buena fe de los marchadores que participan en estos eventos (Dios los bendiga) hace que no acaben como el Rosario de la Aurora.  Un reglamento de 25 páginas, cuando todo lo que hay que decir se puede condensar en una, sólo contribuye a dificultar su comprensión.  El “corta y pega” de otras competiciones o reglamentos, no garantiza que se esté haciendo bien.  Al contrario, he observado alguna malísima traducción repetida hasta la saciedad en una y otra ocasión (v.g.- Original Nordic Pole Walking – pag 68.- Technique Check List. 4. Try to finish the pole thrust behind the pelvic line. Traducido como: El bastón se debe clavar siempre por detrás de la línea de la pélvis (!?).

Como D. Mariano, soy reacio a perder participantes en nuestras escasas y poco concurridas competiciones por una reglamentación excesivamente exigente o exigentemente aplicada por jueces que, todo sea dicho, hacen lo que pueden dentro del panorama descrito (mi sincero reconocimiento al Sr. Tolo Vert por su dedicación y esfuerzo en este campo).  Mucho menos quisiera que se perdieran participantes por críticas e impresentables descalificaciones de quienes ni siquiera se dignan a participar, defendiendo como principio sacrosanto la “no competitividad de la marcha nórdica”, a pesar de que unas páginas más allá se permitan publicar un reglamento para competiciones (!?).  De momento, creo que es en interés de todos, incluso de los que no participan, que crezca la afluencia a estas pruebas, dentro de la buena predisposición que he podido constatar en las pocas en las que he tenido la suerte de participar, aceptando la imperfección de la reglamentación actual, la falta de jueces calificados y su comprensible poca disposición a una severa aplicación de las normas.

Mientras tanto, animo desde aquí a participar en estos eventos, siempre festivos y gratificantes para los amantes de la marcha nórdica, con mente abierta, comprensiva y agradecida hacia los organizadores que, en las actuales circunstancias de indefinición normativa y escasa participación, acometen la ingente tarea de prepararlas.  ¡Que Dios les ilumine!

Como corolario de las anteriores reflexiones, expongo el siguiente reglamento, abierto a comentarios (constructivos, por favor) y susceptible, por su simplicidad, de ser complementado en pruebas específicas con todo aquello que los organizadores estimen conveniente, pero siempre manteniendo en mente la bondad de la simplicidad.

Los marchadores que participen en esta prueba deberán observar en todo momento las siguientes normas:
  1. La marcha nórdica consiste en andar con bastones utilizando una técnica tal que, aprovechando la acción del braceo natural del cuerpo sobre dichos bastones, se optimice la progresión.
  2. No se puede correr. Se debe mantener en todo momento al menos un pie y un bastón en contacto con el suelo. Sólo dentro de las zonas de reavituallamiento, o puntual y limitadamente fuera de ellas, pueden los marcha­dores romper la cadencia de los bastones mientras se rehidratan, enjugan el sudor, miran su cronómetro, etc.
  3. Se deben utilizar los bastones activamente.  La punta del bastón se debe plantar en el suelo por detrás del pie contrario y por delante del otro.  En cada paso, el codo y  la mano contrarios al pie adelantado deben seguir el movimiento de dicho pie, rebasando el torso del marchador por delante y por detrás del mismo.
  4. No se debe dificultar la progresión de los demás participantes.
  5. Se deben seguir fielmente, en todo momento, las instrucciones de los miembros de la organización y/o jueces designados para la prueba.
  6. Los miembros de la organización y/o jueces designados para la prueba podrán advertir y, en caso de inobservancia de la advertencia, descalificar al marchador que incumpla las normas anteriores.
El sufrido y avieso lector observará que no digo nada sobre bastones “exclusivos” de marcha nórdica, tacos de asfalto, auriculares para musica, y otras menudencias que provocan ríos de tinta en los distintos reglamentos, sin ir a lo fundamental.  Lo hago adrede.  Y que cada cual piense lo que quiera y, en su prueba, “pontifique” lo que estime conveniente, teniendo en cuenta que cuantas más cortapisas pongamos, más limitaremos la participación.

Finalmente, quisiera aprovechar esta oportunidad para pedir desde aquí a los organizadores de pruebas de marcha nórdica un esfuerzo extraordinario en la grabación del evento, con tomas más o menos prolongadas que permitan la observación de la técnica de los distintos participantes.  El acceder a material grabado permitirá, más allá de la siempre imperfecta y subjetiva “propio­cepción”,  el posterior análisis, discusión, corrección y mejora de técnicas y eliminación de vicios que, seguramente, muchos participantes agradeceremos.

Y un frente abierto.  Un aspecto común e injustamente (creo) denostado en los reglamentos actuales de marcha nórdica es todo lo relacionado con la marcha atlética, a pesar de que es el antecedente más inmediato con el que podemos contar en términos de reglamentación de competiciones.  Sin embargo, nos empeñamos en copiar innecesariamente (creo) sus limitaciones.  La marcha atlética, antigua como es, está condenada a tener que apreciar las faltas cometidas por los marchadores “a simple vista”.  Cambiar esto, a estas alturas, supondría una larga sequía de records (en tomas de video, todos los marchadores vuelan en un momento u otro) que el mundillo de la marcha atlética no parece dispuesto a enfrentar.  Sin embargo, la marcha nórdica, dónde todo está por escribir, records incluidos, podría diferenciarse aquí de la marcha atlética y beneficiarse de elementos tan accesibles y fiables como cámaras de video que permitan la observación, ralentización y análisis de técnicas empleadas en carreras, casi en tiempo real, eliminando prácticamente la posibilidad de error a la hora de juzgar y descalificar.  Dejo este tema de “juzgar a simple vista o aprovechar tecnología disponible” para una futura discusión, e invito a otros “ponentes” a iniciarla.

Saludos para todos.


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