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martes, 3 de febrero de 2015

Marcha nórdica de competición

      La técnica Alfa es, sin duda para mí, la más saludable de las utilizadas para la marcha nórdica.  Ninguna otra consigue la amplitud de movimientos y la corrección postural de esta técnica y esa es la razón por la que yo me centro en ella durante los cursos de iniciación.
      Sin embargo, siempre procuro dejar claro entre los alumnos que la pureza técnica muchas veces se opone a la facilidad de la práctica y, por ende, a crear afición entre los iniciados, al menos en las primeras etapas del nuevo marchador nórdico.  Lo mejor, a veces, es enemigo de lo bueno.  Lo importante es salir con nuestros bastones a disfrutar, aunque la técnica no sea la más perfecta.
      Es importante buscar sensaciones placenteras que nos animen a aumentar o, al menos, mantener una practica deportiva constante y beneficiosa para nuestra salud.  En este sentido ya he hablado del efecto positivo de la música tanto para amenizar la práctica como para introducir lúdicos cambios de ritmo en nuestras sesiones de marcha nórdica (fartlek musical, lo he llamado).  Hoy quiero incidir en otra variante de la marcha nórdica que a veces practico: la marcha nórdica de competición.
       La técnica para la misma difiere de la Alfa, básicamente, en la longitud de los bastones (10-15 cm más largos) y, por supuesto, el ritmo y amplitud del paso.  La mayor longitud de los bastones impide una extensión total del brazo tras la cadera, pero ayuda a aumentar el ritmo, al tiempo que se mantiene una amplitud del paso similar a la de la técnica Alfa, lo que resulta en un sensible incremento de la velocidad.
       Empecé a participar en carreras con cierto miedo a disminuir los beneficios probados de la técnica Alfa.  Sin embargo, tras mis tres primeras carreras (10 km en Córdoba, 10,9 en Cieza y 20,4 en La Aljorra) puedo constatar, no sin cierto asombro, que no sólo no he notado daños o lesiones sino que las sensaciones tras estos esfuerzos (a unos 9 km/h) han sido física y mentalmente más positivas que tras una sesión normal de entrenamiento Alfa (10-12 km a unos 6,5 km/h, con ritmo variado).
       Estoy casi seguro de que si no hiciera regularmente estas sesiones de entrenamiento no podría rendir en las carreras al nivel que lo he hecho pero, sinceramente, empiezo a cuestionarme esta seguridad.  De momento, seguiré alternando ambos tipos de sesiones, con una relación 70/30 entre Alfa y velocidad, y ya os iré contando.  Eso sí, os invito a que experimentéis y practiquéis con diferentes longitudes y ritmos...y que os animéis a participar conmigo en carreras populares y medias maratones, con vuestros bastones, haciendo marcha nórdica (siempre al menos un pie y un bastón en contacto con el suelo).  Os aseguro que llegaréis los últimos, pero en mejores condiciones que la mayoría de los corredores y, como para muestra sirve un botón, aquí os dejo esta imagen en la que podéis comparar con la mía las caras de sufrimiento de los corredores que acababa de rebasar en la subida del Pericón, en la carrera de La Aljorra del domingo pasado.
       En las próximas semanas convocaré alguna quedada para experimentar con esta técnica. Pero, mientras tanto, ya sabéis, sacad vuestros bastones del paragüero, porfa.

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