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- INTRODUCCIÓN
Va
ya para 15 años que empecé a utilizar los bastones en mis
caminatas. Desde aquellos primeros pasos vacilantes, hasta hoy, ha
transcurrido un largo camino en el que he ido ajustando (no me atrevo
a decir “perfeccionando”) técnica e ideas a las necesidades y
conveniencias de mi ejercicio físico, siempre con el objetivo de
obtener el máximo beneficio de esa “simbiosis” entre hombre y
bastones.
En
todos estos años, he ido evolucionando en técnica y convicción,
aprendiendo de otros más experimentados que yo pero, sobre todo,
realizando un permanente y concienzudo esfuerzo de observación,
propiocepción, reflexión y extrapolación, basado en mi experiencia
como deportista y mis conocimientos de educación física y anatomía,
tratando de ser en todo momento lo más racional posible.
Experiencia
y racionalidad son, en mi modesta opinión, las luminarias que deben
alumbrar cualquier avance de humana evolución para que ésta sea
positiva, es decir, que suponga una mejora para nuestra especie, para
las condiciones en las que nos movemos por este mundo.
Nunca
me he considerado un ser especial. Siempre he creído
que lo que yo pienso, siento y experimento no es exclusivamente mío,
y que la mayoría, o al menos parte de mis congéneres, es posible
que piensen, sientan y experimenten algo parecido. Consecuentemente,
siempre he creído que las
conclusiones a las que he llegado, basadas en mi experiencia y
racionalidad, puedan ser extrapolables a otras personas que, así, se
puedan beneficiar de alguna forma de mi esfuerzo o, en el peor de los
casos, que al menos puedan tener un punto de vista diferente al suyo,
lo que siempre resultará
enriquecedor.
Con
este trabajo que hoy comienzo me propongo volcar mi punto de vista
sobre el (para mí) confuso y controvertido mundo de la marcha
nórdica en España,
en la esperanza de que sirva al
lector interesado por este tema para progresar en él, bien por
concurrencia o por disensión con
mis ideas.
No
parto para ello de un bien formado esquema. Aunque tengo cierto
esquema en mi mente, no quiero
que una idea preconcebida limite mis posibilidades. Quiero dejar que
mis pensamientos fluyan (me encanta esta palabra) y de alguna manera
reflejen esa evolución que al
principio mencionaba. Me he planteado este trabajo como una
reflexión personal sobre un tema que me apasiona, dentro de la más
pura técnica “folletinesca” de siglos anteriores, “por
entregas”, de las que hoy recibís la primera, mientras que ando
trabajando en la tercera. Tampoco tengo previsto un “ritmo” de
publicación. Simplemente,
procuraré que sea medido
y suficientemente espaciado,
para no agobiar al lector.
La
mayor parte de lo que aquí voy a escribir ya ha sido publicado en
este blog, pero siento la necesidad de revisitar todos esos retazos
de reflexión sobre este deporte que tanto me ha dado y, sobre todo,
que tanto me permite dar. Por eso, a
lo largo del trabajo incluiré
numerosas referencias a entradas anteriores de este blog, siempre que
crea que pueden contribuir a explicar mejor lo que trato de
comunicar, o que de alguna manera complementa lo que aquí y ahora
escribo.
Gracias
a todos por vuestra paciencia conmigo
y por
vuestra devoción por este
deporte, que espero que os de
tanta salud y satisfacción como me da a mí.
1
- ORÍGENES
Y SÍNTESIS
HISTÓRICA DE LA MARCHA
NÓRDICA
La
mal denominada marcha nórdica (volveré sobre esto) tiene unos
claros orígenes en la necesidad del hombre de mejorar su capacidad
de desplazamiento por todo tipo de terreno, apoyando el esfuerzo de
sus piernas (principales medios de locomoción) con las extremidades
superiores, sin perder su postura erecta, a la que tantos milenios
le costó llegar. Naturalmente, esta necesidad se va haciendo más
perentoria con la edad, cuando las piernas van perdiendo vigor y
el equilibrio se torna más inestable.
Desde
esta perspectiva, es fácil suponer que el hombre ha estado
utilizando bastones para ayudar
su desplazamiento desde que bajó de los árboles. Sin embargo, de
las tres formas de ayuda que
proporciona el bastón (apoyo,
equilibrio y
propulsión),
históricamente la utilización
de los bastones ha buscado
principalmente las dos primeras, y
para eso sólo tenemos que ver la definición que nuestra Real
Academia de la Lengua da de la voz “bastón” , como
vara … que sirve para
apoyarse al andar.
Entre
gente sin merma física, e incluyendo la
ayuda de
los bastones como elementos
propulsores, éstos se
han utilizado desde hace siglos
en los países nórdicos para desplazarse sobre esquíes. Hay
historiadores que dicen que el pueblo Sami
ya se movía así sobre la
nieve hace 6000 años. Pero
parece ser a mediados del siglo XIX cuando se empieza a practicar el
esquí de fondo como deporte, de forma parecida a la actualidad,
aunque la primera descripción
de un esquiador con dos bastones se
remonta
a mediados del siglo XVIII, en
Laponia, coincidiendo con el registro de las primeras unidades de
esquiadores en los ejércitos de los países nórdicos.
A
lo largo de
todo el siglo pasado abundan
los documentos gráficos que muestran finlandeses andando con
bastones de esquí, y hay
diversos nombres de profesionales de las ciencias del deporte y la
salud ligados al estudio de esta práctica, reivindicados por
diferentes federaciones y escuelas de marcha nórdica. De todo esto,
lo único claro es que una empresa finlandesa de material de esquí,
EXEL, fabrica en 1997 los primeros bastones de “nordic walking”,
nombre con el que se conocerá esta actividad física en todo el
mundo, un término inglés que se tradujo a nuestro idioma como
“marcha nórdica”, denominación que ha llegado hasta
nuestros días.
El
nordic walking cruza el báltico hasta Alemania con el cambio
de siglo, y es en este país
dónde se extiende como la pólvora, pasando de cero a cinco millones
de practicantes habituales en los cinco primeros años de nuestro
siglo, asombrados por la
potencialidad saludable de este completo y equilibrado ejercicio. Y
es también en Alemania dónde parece surgir el primer intento serio
por estructurar y desarrollar normas para el desarrollo de esa
potencialidad, definiendo y estructurando su técnica y metodología,
en pos de obtener los máximos beneficios de su práctica habitual.
Curiosamente,
y aparentemente sin conexión alguna, también en Estados Unidos
tiene lugar un nacimiento de nordic walking, de la mano de antiguos
competidores de esquí de fondo, que acaba cuajando en un denominado
FITTREK (de fitness y trekking), con técnica y metodología muy
similares a las definidas en nuestro continente.
El
nórdic walking llega a España inmediatamente de la mano de los
alemanes afincados en nuestro país, por lo que se empieza a expandir
a partir de sus principales centros de residencia (Alicante y
Baleares), formándose diversas federaciones y escuelas que
reivindican su “autenticidad” y conexión con diferentes
asociaciones internacionales y con los antecedentes finlandeses
citados anteriormente, en un afán a veces exclusivista y
desprestigiador del resto, que deja un pobre “tufillo
crematístico”.
Con
la segunda década de este siglo se organizan los primeros
“campeonatos” oficiosos de
nordic walking en España, de
la mano de iniciativas privadas por parte de practicantes
de este nuevo deporte, pensando
en su posible expansión entre una población más joven, mientras
que las principales escuelas defienden el carácter “no
competitivo” de esta práctica deportiva.
Ignorada
por la Federación Española de Atletismo, la marcha nórdica es
reconocida como modalidad deportiva por la Federación Española de
Deportes de Montaña y Escalada en el 2015, organizándose los
primeros campeonatos oficiales de España dos años más tarde.
2 - DESAMBIAGUACIÓN
TERMINOLÓGICA
Como
mencioné anteriormente, la traducción de “nordic walking” como
“marcha nórdica” no ha sido muy afortunada, por lo que explico a
continuación.
En
inglés, el término
“walking” incluye tanto el caminar como el marchar; de hecho, la
marcha atlética, en aquél idioma se denomina race walking. Sin
embargo, en español, todos diferenciamos entre caminar y marchar, a
pesar de que nuestro diccionario los trate genéricamente
como sinónimos y de que ambas
modalidades se diferencien de correr
en que en
aquellas siempre hay al menos
un pie en contacto con el suelo.
Así,
el propio diccionario de la RAE
recoge la acepción de marcha, en atletismo, como la carrera que
consiste en caminar rápido
con uno de los pies siempre en contacto con el suelo. Y ya que el
nordic walking no tiene mucho que ver con la rapidez, la traducción
más precisa parece que debería
haber sido la de caminata
nórdica.
Este
pequeño fallo en la traducción ha llevado, por ejemplo, a la
paradoja de que el reglamento de competiciones de “marcha”
nórdica, haya incluido durante años la marcha atlética como una
falta sancionable, y aún hoy, después de haber corregido esta
incongruencia, los árbitros siguen sancionando al competidor que
marcha en lugar de andar, sin que se haya variado la denominación de
“marcha” nórdica.
En
fin, aclarado este punto, y mientras la FEDME no corrija el entuerto,
seguiremos denominando genéricamente a este deporte como marcha
nórdica, a pesar de que en la mayoría de las ocasiones, nos estemos
refiriendo más bien a caminata nórdica. En
el enlace
http://nordicartagena.blogspot.com/2019/11/ejercicio-nordico-nordic-fitness.html
trato más en profundidad la
desambiguación del término, así como la diferencia entre andar y
marchar, y una clasificación
de los distintos deportes que se derivan del esquí de fondo en lo
que, genéricamente, podríamos denominar “ejercicio nórdico”
(nordic fitness).
En
los apartados siguientes nos referiremos especialmente a la caminata
nórdica, por ser la aproximación más sencilla a la iniciación en
esta familia de deportes. Siendo la técnica similar para todos
ellos, su introducción y aprendizaje resulta más fácil de
comprender y asimilar realizados sobre un ejercicio tan común y
sencillo como es el caminar.
Próxima
entrega MI VISIÓN DE LA MARCHA NÓRDICA (II). DEFINICIÓN Y TÉCNICA